El ‘coaching’ de Dios

Tener un coach, ya sea para los negocios o la vida misma, se ha convertido en una práctica de muchos en camino a la cima.

Alguien que te ayude en el camino sacando lo mejor de ti puede ser la diferencia entre llegar o quedarse como un número más en el promedio. Un profesional de profesionales; alguien fructífero que te lleva a producir frutos.

Dios ya había pensado en esto muchos siglos antes. Uno que nos acompañara a todos lados sacando lo mejor de nosotros y llevándonos a nuevos niveles. Jesús lo llamó: “El Consolador”, el Espíritu Santo. Quien habría de estar con nosotros para siempre. Él es nuestro Coach de Vida.

Nadie forma como Él. Prepara campeones en toda disciplina.

Y no olvides que ese mismo Espíritu Santo te dice que si Jesús es tu Señor, tú no eres de este mundo. Naciste de nuevo y tu ciudadanía es celestial.

Conserva respetuosamente las reglas de la nación a la que perteneces en la tierra, pero recuerda que las leyes de tu reino son superiores a las leyes del país que giró tu pasaporte.

Tienes una vida superior con demandas mayores.

Representas al cielo y debes vivir como ciudadano celestial.

Estás de paso por este mundo, como extranjero y como peregrino. Tú te diriges a la patria Celestial.

Haz lo mejor posible en lo que pasas por esta vida, pero no te estaciones. Mantén tu estatus migratorio todo el peregrinaje. Eres del cielo y no de la tierra.

Si entiendes esta ciudadanía tienes paz, propósito y resultados positivos en tus obras. prueba vivir en la tierra como en el cielo, de eso se trata la vida.