El Salvador y las maras

Fue en El Salvador donde estalló el primer grito de independencia centroamericana el 5 de noviembre de 1811.

09 DE DICIEMBRE DE 2018 · 16:00

Bandera sobre el mapa de El Salvador, Kirshe J / Pixabay,Bandera, El Salvador
Bandera sobre el mapa de El Salvador, Kirshe J / Pixabay

Uno de los problemas que viene enfrentando El Salvador desde finales del siglo XX es el de los Maras, grupo guerrillero que surge en el país a raíz de la guerra civil y del despliegue de los llamados Escuadrones de la Muerte.

El Salvador padeció una violenta guerra civil que duró doce años, entre 1980 y 1992. Los enfrentamientos tuvieron lugar entre las fuerzas guerrilleras denominadas Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), formado por cinco agrupaciones de izquierda y el ejército de la nación bajo gobiernos de derecha.

En este contexto bélico intervienen los Escuadrones de la Muerte. Grupos paramilitares de extrema derecha formados por civiles y militares. La presencia de estos grupos se detecta en el país desde 1970, pero sus actuaciones se generalizan durante los años de la guerra civil. A estos Escuadrones se les atribuye el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero en la catedral de San Salvador el 24 de marzo 1980.

Es en este clima de violencia cuando hacen su aparición los Maras. Constituyen un grupo de exterminio, pandilleros violentos que hasta el día de hoy siembran el terror entre la población pacífica. Están especializados en extorsiones. Acuden a comercios previamente elegidos y exigen a sus propietarios una suma mensual de dinero, dicen, a cambio de protección. Algunos de los que se niegan al chantaje son asesinados.

Fuentes de la policía aseguran que entre los años 2014 y 2016 han matado a 36 comerciantes. También suelen asaltar bancos y cajeros automáticos. Suman centenares los propietarios de pequeños negocios que han liquidado sus actividades y salido del país. Un pastor amigo mío, cuyo nombre silencio, dueño de una pequeña tienda de alimentación ha sido amenazado de muerte varias veces porque se niega a pagar la cantidad exigida. A otro amigo, dueño de un taller mecánico, lo encontré en Bogotá, Colombia, adonde había huido con su familia, también amenazado de muerte.

Como cooperantes de los Maras las autoridades han detectado a importantes empresarios, policías y militares.

Los Maras de El Salvador han extendido sus acciones delictivas por otros países de Centroamérica tales como Guatemala, Nicaragua, Panamá, Costa Rica y Honduras. En Guatemala y Honduras son muy fuertes. Se ha dicho que el jefe máximo de la organización internacional reside en Estados Unidos.

 

GEOGRAFÍA E HISTORIA

El Salvador está situado en el corazón de la América Central. Tiene fronteras con Honduras, Nicaragua y Guatemala. Su territorio es pequeño, 21.393 kilómetros. La población estimada en 2018 es de siete millones y medio de habitantes. Se calcula en tres millones el número de salvadoreños que residen fuera del país, en su mayoría en Estados Unidos, con preferencia en Nueva York.

Conquistador de El Salvador fue Pedro de Alvarado a mediados del siglo XVI. Pedro nació en Badajoz, España, en 1485 y murió en Guadalajara, México, en 1541. El extremeño partió de España con un reducido ejército con el que consiguió apoderarse de Guatemala y El Salvador.

En el último tercio del siglo XVIII la población de El Salvador ofrecía un alto grado de mestizaje y la máxima densidad de población en América Central. La colonia española estaba compuesta por blancos puros, cántabros, vizcaínos, gallegos, catalanes, andaluces. Estos dominaban a los indígenas y a los mestizos.

Según la Historia fue en El Salvador donde estalló el primer grito de independencia centroamericana el 5 de noviembre 1811. El pueblo mestizo pedía en las calles la independencia absoluta de España, el acceso a la propiedad de la tierra y la eliminación de cargas fiscales. La presión popular obligó a los gobernantes españoles a conceder la independencia en septiembre de1821.

La independencia, con mucha o poca fortuna es una suerte feliz y coloca a los pueblos a niveles de los poderosos. Es un derecho superior a todos los demás derechos. A los pueblos, tal como lo entendieron España, Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda y otras grandes naciones, les asiste el derecho a vivir en su independencia y su arrogancia.

 

RELIGIÓN

Los misioneros católicos que siempre iban de la mano de los conquistadores impusieron la religión vaticana a los mayas-quiches, pueblo de por sí muy religioso. Pese a la escasez del clero español, la Iglesia católica no quiso ordenar a nativos por considerarlos no aptos para el sacerdocio. En la segunda mitad del siglo XIX las relaciones entre el estado y la Iglesia católica entraron en conflicto. En uno de aquellos períodos el gobierno de turno llegó a expulsar a obispos y sacerdotes. La Constitución de 1886 aplicó medidas anticlericales y proscribió las órdenes religiosas.

La libertad religiosa establecida por la Constitución permitió la entrada de misioneros protestantes. El protestantismo ha crecido de forma espectacular. Una estadística de la Universidad Centroamericana José Simón Cañas da a la Iglesia católica cinco millones de fieles y cuatro millones a los evangélicos, sin contar mormones, adventistas ni Testigos de Jehová.

 

ARTE Y LITERATURA

La literatura es el termómetro verdadero de la civilización de los pueblos. En El Salvador, después de tres siglos de influencia española casi exclusiva la clase culta se decanta por clásicos franceses e ingleses: Víctor Hugo, Alfonso Lamartine, Fraçois Chateaubriand, Lord Byron, Walter Scott.

En poesía, la primera figura del romanticismo en El Salvador fue Francisco Gavidia. Se dice que Gavidia fue el maestro de Rubén Darío y quien lo estimuló en su carrera hacia la cumbre de la poesía. A principios del siglo XX se afirma un grupo de poetas empeñados en la lucha política, capitaneados por Carlos Lovato, Pedro Geoffroy y, posteriormente, Oswaldo Escobar. A partir de los años 1920 aparece una importante generación de autores salvadoreños y más tarde el grupo denominado Generación comprometida. Este pequeño país cuenta hoy con un considerable número de selectos autores que, como escribió Bacon, hacen al hombre completo, la conversación ágil y el escribir preciso.

 

MI EXPERIENCIA PERSONAL

A excepción de Cuba, país al que he viajado 80 veces, el más visitado por mí en la América hispana ha sido El Salvador. He echado mano de mis viejos pasaportes y abundan en ellos los sellos de entrada al país estampados por la policía de frontera. No he faltado en llevar ayuda económica cada vez que se ha producido un terremoto o catástrofe natural de otra índole.

Mi primera contribución a estos desastres fue en 1986. El 10 de octubre se desencadenó en la capital un fuerte terremoto con una magnitud de 7,5 grados en la escala de Richter. Hubo 1.500 muertos y 200.000 heridos. El foco de la tragedia fue el edificio Rubén Darío. Allí estuve yo, ante las ruinas del Rubén Darío. Llevé dinero y durante cinco noches estuve hablando a una congregación afligida en la iglesia de la zona centro.

Tal como expliqué en el artículo sobre Honduras, en 1998 el huracán Mitch azotó cuatro países de Centroamérica: El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala. Las estadísticas hablaron de 25.000 muertos y cuatro millones entre heridos y personas afectadas directamente, de las cuales la mitad perdió completamente sus hogares. En El Salvador el Mitch ocasionó 240 muertos.

Allí estuve yo.

En España compré dólares a cambio de pesetas y entregué 10.000 dólares al Comité cristiano constituido para contribuir a las muchas necesidades de la población.

Para hacer corta la larga historia, como dicen que dicen ingleses y estadounidenses, diré yo que estuve ayudando con dinero y predicaciones a El Salvador en los huracanes de 2005 y 2009. Cuando la tormenta tropical de 2011 llevé dinero para construir doce casas prefabricadas con destino a familias cristianas que habían perdido las suyas.

El Cristianismo de Cristo es algo más que palabras. También es implicación en problemas humanos. Siempre he tenido en cuenta esta verdad. Acudí en ayuda a terremotos en México capital, en Chapas, inundaciones en Venezuela, en Cuba, en Nicaragua. Durante quince días estuve distribuyendo alimentos, ropa, material escolar, dinero por pueblos de Sri Lanka cuando el tsunami de 2004 azotó el país y otras zonas de Asia.

“En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Jesús el Cristo).

¡El Salvador!

El año 2001 asistí al cambio de su moneda. El dólar fue declarado oficial y sustituyó al antiguo colón.

Comí la típica pupusa en puestos instalados en la carretera a San Miguel donde he pronunciado conferencias en cuatro ocasiones. La pupusa, a base de maíz, tiene incluso un día nacional que se celebra el segundo domingo de noviembre.

¡El Salvador!

Cerro Verde. Ruta de las flores, conocida por sus pueblos coloridos. Tazumal, donde se encuentra la pirámide más grande de El Salvador, Joya de Cerén en Santa Ana, ciudad en la que también he impartido conferencias. Es sitio arqueológico declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Por la llamada Ruta de la Paz se llega al Museo de la Guerra, donde exguerrilleros locales explican cómo era la vida durante la época de la guerra. No es lo más interesante del pequeño país. “La guerra es un mal que deshonra al género humano”, dice Fénelon en “Diálogos de muertos”.

Como hago al escribir sobre otros países de la América hispana, también aquí quiero cerrar este trabajo recurriendo a un autor nacional. Alberto Masferrer (1868-1932), nacido y desnacido en San Salvador, hijo natural de un español y de una mestiza, fue un ardoroso socialista, escritor, periodista, político, a quien preocupaba la situación de pobreza en la que vivían los campesinos salvadoreños, trabajadores de una tierra que no les pertenecía.

Esto dijo: “¿Por qué los que siembran, cuidan y cosechan el pan han de carecer de él? ¿Por qué el campesino que soporta todas las fatigas del trabajo agrícola ha de vivir hambriento mientras el burgués que jamás ha trazado un surco ni abrió jamás un hoyo, vive en la abundancia? ¿Es esto lo que llaman orden social? ¿A esto es a lo que llaman república y civilización? Tan injusto desorden no tendrá remedio mientras no se alcance la liberación de la tierra: de la tierra que, lo mismo que el aire y el agua, no puede ser objeto de monopolio sin que se cometa el mayor de los crímenes contra Dios y los hombres”. Especialmente contra Dios.

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