El alma de América
Ponencia final del VII Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia. Estamos siendo instrumento de Dios en la curación del alma de las personas. Tenemos que completar nuestra misión trabajando en la curación del alma de los pueblos.
25 DE ABRIL DE 2023 · 08:00
¿Quién conocerá el alma del ser humano? ¿Y quién se atreverá a definir el alma de todo un continente? A veces no son los estudios, los discursos, los que mejor definen algo tan inmenso como el alma de América, a veces lo hace mejor una canción.
Un poco al norte de aquí, en los montes de Salta, una tarde Atahualpa Yupanqui vio pasar a un arriero que conducía las vacas de un lado a otro y compuso esta canción; la escuché por primera vez en mi adolescencia y me impresionó vivamente el estribillo: “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”, que describía todo un mundo de penas y desamparo.
Esa misma canción rebrotó en mi memoria cuando me puse a escribir esta conferencia de clausura sobre el alma de América, y el paisaje de Salta se me convirtió en el paisaje de toda Latinoamérica. “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Esta canción es una buena aproximación al alma de América, a su historia, a su presente y a su corazón colectivo.
Las penas son de nosotros. El alma de América está herida, está herida por penas como: La violencia, Violencia sexual, Migración, Pobreza, Corrupción, La usurpación de la soberanía y del futuro.
Violencia
América Latina alberga al 8% de la población, y, sin embargo, aquí se produce el 33 % de los homicidios del mundo. Es muy preocupante.
Y tenemos también que hablar de la violencia institucional ilegítima, como la que sufrimos en Nicaragua, Cuba o Venezuela, pero también en Bolivia.
En todos los problemas sociales hay una realidad espiritual debajo, y en este caso más. ¿Cuál es el fundamento espiritual que explica esta prevalencia desmesurada de violencia en nuestros países? Los pastores habrán pensado en esto, seguro, y les toca a ustedes analizarlo y dar respuestas, porque nos va en ello el futuro de nuestras naciones.
Y cuando digo esto, no pienso sólo en las consecuencias sociales, políticas y económicas de la violencia, es que necesitamos la bendición de Dios y Dios no bendice a una tierra si está permanentemente manchada de sangre.
Las penas son de nosotros. El alma de América necesita ser curada de la lacra de la violencia y de sus cicatrices.
Abuso sexual
Una de las más duras formas de violencia es el abuso sexual. Lo encontramos en todas partes del mundo, porque es una consecuencia directa del pecado, pero en Latinoamérica este problema es especialmente serio.
Según la UNICEF casi uno de cada 6 niños ha sido violado en nuestros países[1].
Cada 2h se produce la violación de una niña en Perú.[2]
Un hermano que trabaja restaurando a niños abusados, un trabajo durísimo, me contaba experiencias muy fuertes, como la de la niña que le pedía a Dios perder el conocimiento mientras estaba siendo violada para no tener memoria de eso.
Dos de los momentos más dramáticos en nuestros congresos de CIVF: Milagros la niña que tenía miedo a ser tocada, y Dámares Alves: cómo quedó marcada por la violación reiterada de un pastor.
El abuso sexual en la familia.
El 90% de las violaciones contra niñas en México sucede en el entorno familiar.[3].
No me contesten en alto, pero permítanme preguntarles: ¿Cuántos de ustedes han sido abusados en su infancia? ¿Cuántos de ustedes han sido abusados en su familia? ¿Cuántos de ustedes guardan esto allá en el fondo tapado y no han querido nunca abrirlo para curarlo? ¿Cuántos de ustedes tienen un sentimiento de culpa por esto, un sentimiento absolutamente injusto, que reduplica la huella del abuso?
El abuso infantil deja otra huella perdurable: la homosexualidad. Casi la mitad de los homo o transexuales han pasado por abusos en la infancia. ¿Creen que no hay una relación causa-efecto?
No podemos clamar contra la promoción de la homosexualidad en América si no tenemos este drama en mente.
El alma de América sangra cada día por este drama. Dios mira a este continente y Su corazón se parte ante este dolor. Nuestro corazón también.
Esas penas también son de nosotros y no nos podemos desentender de ellas.
Pobreza
En Latinoamérica un 32.1% de la población vive en pobreza y un 13.1% en la extrema pobreza[4], que significa falta de recursos para cubrir siquiera las necesidades nutricionales.
Dios no ha sido escaso con América Latina. Nos ha dado recursos naturales suficientes para mantener a nuestra gente y para exportar al resto del mundo. Si hay pobreza no es por falta de recursos, sino por una mala distribución de la riqueza.
Por poner sólo un ejemplo, más de la mitad de la tierra productiva está concentrada en el 1% de las explotaciones de mayor tamaño.[5]
Las penas son de nosotros, y además Las vaquitas son ajenas.
Migración
La emigración rasga el alma de América. En mi país, Galicia, sabemos lo que es la emigración. Uno de los poemas que más adentro llevamos es el de Rosalía de Castro que describe la despedida del emigrante:
Adiós ríos, adios fontes
Adiós regatos pequeños
Miña terra, miña terra
Terra dónde me eu criei
[Y termina:]
Non m’olvides, queridiña,
se morro de soidás,
tantas leguas mar adentro,
miña casiña, meu lar (“mi casa, mi hogar”).
Esas leguas mar adentro les trajo acá a la Argentina. (foto pai e neno emigración). Esta foto de un niño y su padre despidiendo a la madre forma parte de nuestra alma colectiva gallega.[6]

La foto del dolor del desgarro de la tierra y la familia forma parte también del alma de tantos pueblos latinoamericanos, especialmente hoy en Centroamérica, y muy especialmente en Venezuela, un país que se vacía.
Esa misma foto la encontramos en el Salmo 137:
“Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion”
El alma de América está desgarrada por la emigración, y eso forma parte también de nuestras penas.
Esa alma necesita ser curada primero con la acogida amorosa en los países de recepción, y en esto sé que los evangélicos estáis siendo ejemplares.
Pero necesita también ser curada con medidas políticas, sociales y económicas que hagan innecesaria la emigración.
Corrupción
En el Índice de Corrupción de Transparency International[7], 14 de los 19 países de Latinoamérica están por debajo de la mediana. La corrupción marca la diferencia en las perspectivas de desarrollo de un país.
Algo estamos haciendo mal cuando en nuestros países el porcentaje de evangélicos ha crecido enormemente, pero la corrupción en general no ha cambiado.
Apropiación de la soberanía
1.- Usurpación de la soberanía nacional por potencias extranjeras:
El alma de Latinoamérica está herida. Está herida por la historia. Desde hace siglos. No debemos tener una imagen idílica de la América precolombina, pero la conquista española dejó un rastro perdurable de opresión. Y después llegaron nuevos colonialismos que perpetuaron la situación de dependencia y falta de control del destino propio, que quedaba en manos de potencias extranjeras, primero los EEUU y ahora la R. P. China.
Organismos internacionales usurpan soberanía nacional cuando chantajean con la financiación para imponer la Ideología de Género.
Desde hace cinco siglos a Latinoamérica le ha venido siendo usurpado el control de su presente y su futuro por parte de potencias extranjeras y organismos internacionales.
Las vaquitas son ajenas
2.- Opresión interna:
Pero muchas veces esa usurpación y opresión no ha venido de fuera, ha nacido dentro.
Y ahí tuvimos las dictaduras militares: Los vuelos de la muerte en Argentina, las dictaduras en Chile, Paraguay, Bolivia, Nicaragua, R. Dominicana…
Dictaduras de izquierda: Cuba, Venezuela, Nicaragua.
Venden libertad y traen opresión. Usurpan la soberanía nacional.
Llorar sobre Iberoamérica
El alma de América está herida y su futuro ha venido siendo hipotecado.
Jesús se acercó a Jerusalén poco antes de morir, la vio desde el monte de los Olivos, con todas sus penas, todas sus miserias, todo su pecado colectivo, porque el pecado colectivo era una realidad y lo es hoy en América.
Dios mira el alma de América como miró un día el alma de Jerusalén: “Y al ver la ciudad, lloró sobre ella”.
¿Cómo nos acercamos al alma de América? ¿Con el juicio, la condenación y el dedo acusador?
En estos días hemos subido al monte para ver Iberoamérica. La hemos visto en múltiples perspectivas en nuestras mesas redondas, nuestras plenarias, nuestras oraciones, nuestros informes, la hemos visto desde el monte, en su integridad. Al final ¿Qué valoración hacemos? ¿Qué sentimientos brotan en nuestro corazón? Yo os invito a que amemos a Iberoamérica como Dios la ama, a que nos conmovamos como Jesús y lloremos sobre ella.
Si queréis curar el alma de América, tenéis que aprender a llorar sobre ella.
Pero esa alma mantiene rasgos de la imagen de Dios que identificamos con gozo.
1.- Solidaridad
He visto en Latinoamérica muestras de solidaridad que no he visto en Europa, y solidaridad de los que no tienen apenas para ellos mismos, generosidad inmensa.
2.- Creatividad
Pocas culturas son tan creativas como las de Latinoamérica, pocas tan repletas de riqueza imaginativa. No es casualidad que haya habido tantos Premios Nobel de Literatura de aquí.
3.- Compromiso con la cultura propia
En Europa se prima el criterio de que uno es ciudadano del mundo. Quienes defendemos las identidades culturales nacionales somos considerados etnocentristas y se nos invita a que nos diluyamos en eso que le llaman “ciudadanos del mundo” que significa realmente “ciudadanos de ninguna parte”.
En Latinoamérica mantenemos el amor a nuestras identidades culturales, y eso es una riqueza inmensa.
4.- Estructura familiar:
Algunos niños de mi consulta allá en Europa tienen de todo, pero pasan mucho tiempo sin sus padres, percibo que están ciertamente desamparados.
Aquí persisten los lazos profundos que alcanzan a la familia extensa. Es una gran riqueza.
5.- Latinoamérica no le ha dado la espalda a Dios
En Europa es de mala educación hablar de Dios. Siento que algunos seguimos siendo muy maleducados, por la gracia de Dios.
En Latinoamérica todo el mundo está abierto a hablar de Dios. El corazón de las personas está más abierto a dejar entrar al Señor.
Persisten valores de la cosmovisión cristiana.
Dios ve todas las aristas del alma de América. Llora con ella. Se goza con ella. Dios ve el alma de América, un alma caída, un alma afectada por el pecado, un alma herida, pero un alma preciosa porque mantiene los rasgos de la imagen de Dios en la solidaridad, la creatividad, el compromiso con la cultura propia, la valorización de la familia extensa, y, sobre todo, Latinoamérica no le ha dado la espalda a Dios, como lo ha hecho Europa.
Por estas razones, Dios tampoco le ha dado la espalda a Latinoamérica. Y por eso estoy persuadido de que el futuro está aquí.
El papel del remanente
Los evangélicos formamos parte de esa alma de América. ¿Cuál es nuestra parte en ella?
Dios juzga a las personas, pero pocas veces recordamos que Dios juzga igualmente a los pueblos. Os quiero llevar a uno de los momentos más tremendos de la historia de los pueblos, al caso de Sodoma. Y allí vemos a dos hijos de Dios con dos formas muy diferentes de observar el alma de aquel pueblo:
Lot se encerraba con su familia asustado y paralizado en medio de aquel pueblo. Leemos en 2Pe 2.6 que Lot “moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos”
En Gén 18 vemos a otro justo, Abraham, también agobiado por la degradación de Sodoma, pero se plantó ante Dios para orar por ella, para regatear ante Dios por ella.
La misma ciudad, dos hombres justos, dos correctas disposiciones de rechazo a la degradación colectiva, pero ¡qué diferente actitud la de uno y la de otro! Lot se encierra y escapa. Abraham se para ante Dios e intercede por el pueblo.
¿Qué actitud tenemos nosotros ante el alma herida de Latinoamérica?
¿Nos asustamos de sus heridas de violencia, abuso sexual, corrupción…? ¿Huimos mentalmente de ella? ¿Miramos desde arriba para ella esperando a contemplar la justa condena de Dios?
¿O bajamos al suelo junto a ella, a orar por ella, a interceder hasta el extremo, con pleno compromiso por ella? Según sea nuestra actitud, así será la intervención de Dios en Latinoamérica
La respuesta de Dios nos da la clave de la mejor actitud:
Gén 18.26: “Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos”.
Dios ve a cada sociedad mirando a su alma colectiva, pero la ve de forma especial mirando al remanente de Sus hijos. “Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos … No la destruiré, respondió, por amor a los diez”.
¿Cómo será el futuro de Latinoamérica? La historia de Latinoamérica dependerá en buena parte de la presencia activa a todos los niveles de los hijos de Dios en medio de ella.
El reto de los evangélicos
Habéis extendido la Palabra de salvación por toda Latinoamérica; hoy el 20% de la población es evangélica.
Pero nuestra tarea se ha quedado a medio camino. Ha habido avances, pero seguimos con una sociedad herida y el desamparo, la falta de libertad, la falta de profundidad democrática, la falta de justicia social, siguen oprimiendo el alma de América.
Estamos siendo instrumento de Dios en la curación del alma de las personas. Tenemos que completar nuestra misión trabajando en la curación del alma de los pueblos. Tenemos que completar la obra comenzada; esa obra no estará completa hasta que la vida, la justicia y la libertad que entraron en la vida las personas no se traduzca en nuevas cotas de vida, justicia y libertad en la vida de los pueblos.
¿Recuerdan el episodio en el que el rey Joás se encontró con Eliseo y le mandó disparar una saeta en dirección a Siria?
2Re 13.18-19: “Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora solo tres veces derrotarás a Siria.”
En Latinoamérica hemos golpeado tres veces en la conversión de personas; nos falta golpear otras tres en el corazón colectivo, en el alma de América.
Hoy, en 2023, tenemos uno de los más grandes retos que los hijos de Dios han tenido ante sus ojos: Tenemos la masa crítica suficiente, la presencia social suficiente, el ascendiente social suficiente como para remover la historia de este continente y proyectar esa influencia hacia otras partes del mundo.
Para hacerlo, tenemos que trabajar dos áreas:
- La regeneración ética de nuestras sociedades
- La regeneración democrática de nuestros países
Para avanzar en la regeneración ética de nuestros países, ustedes los pastores tienen un papel fundamental: ¿Qué predicamos los domingos para que el lunes nuestros miembros de iglesia sean diferentes y generen cambios de conducta en su familia, su trabajo, su lugar de estudios, su comunidad?
Lo que ustedes predican el domingo no se debe quedar en la iglesia, tiene que transformar la vida integral de sus hermanos para que impacten la vida cultural, social, económica, política de sus ciudades, de sus naciones, de este continente.
Es hora de que en nuestras ciudades, en nuestras naciones se vuelva a escuchar “Estos que trastornan el mundo entero, también han venido acá” (Hch 17.6).
Latinoamérica lleva 500 años sin ocupar el lugar que le corresponde en el mundo. No es considerado un continente fuerte en el concierto de las naciones.
Pero estoy persuadido de que, si los evangélicos de este continente asumimos con convicción nuestro papel ante Dios y ante los hombres, en Latinoamérica se cumplirá igualmente la Palabra “Lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte”.
El alma herida de América necesita escuchar por nuestro medio estas palabras: El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; 3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. 4 Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.[8]
El alma de América acumula los escombros de muchas generaciones. Es nuestra misión limpiarlos y construir aquí, hoy, un nuevo proyecto integral liberador.
Ya está bien de que Latinoamérica sea el patio de atrás de las grandes potencias, ya está bien de que este continente sea el lugar que todos quieren controlar. Los evangélicos estamos decididos a que Latinoamérica tome las riendas de su destino y recupere su soberanía, a que este continente sea inundado por la influencia de la Palabra y de convierta en el nuevo referente de desarrollo humano para el mundo.
Jehová el Señor te envía a ti y a mí, a todos nosotros como Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, a todo Su pueblo en Iberoamérica a limpiar cada lágrima de los ojos de todos los rostros, del niño que fue violado en su propia familia, de la niña que fue vendida por su padre, de la madre que fue abandonada por su marido, del niño que vende mercancía en un semáforo, del padre que ha perdido a su hijo asesinado por la guerrilla, del migrante abandonado por las mafias en las selvas de Centroamérica, de la anciana que se muere de desnutrición en un banco del parque, de los hijos del disidente encarcelado por el tirano, del joven que ha sido torturado por gritar “¡Libertad!”, de los padres de la niña que se muere porque no pueden pagar su tratamiento, los que amanecen viendo el cielo cada día perpetuamente gris, las lágrimas todas de quienes no saben lo que es la esperanza.
Estos que trastornan el mundo han llegado en abril de 2023 a Córdoba. No pararemos. No callaremos porque no podemos contener en el pecho el mensaje de liberación para el alma de América: “No habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia […] pues al fin llenará de gloria el camino del mar […] Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. A Él sea la gloria para siempre. Amén.
[1] Violencia-contra-ninos-ninas-y-adolescentes-en-America-Latina-y-el-Caribe-2015-2021.pdf (unicef.org)
[3] https://elpais.com/mexico/2021-11-03/el-90-de-las-violaciones-contra-ninas-en-mexico-sucede-en-el-entorno-familiar.html
[4] https://www.cepal.org/es/comunicados/tasas-pobreza-america-latina-se-mantienen-2022-encima-niveles-prepandemia-alerta-la
[5] OXFAM: Desterrados: Tierra, poder y desigualdad en América Latina”. Nov. 2016. https://oi-files-d8-prod.s3.eu-west-2.amazonaws.com/s3fs-public/file_attachments/desterrados-full-es-29nov-web_0.pdf (consultado el 11/3/23)
[6] https://deandanzasyrelatos.wordpress.com/2020/11/04/manuel-ferrol-1923-2003-una-foto-para-la-historia/
[7] https://www.transparency.org/en/cpi/2022 (consultado el 5/3/2023)
[8] Is 61.1-4
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Ollada latina - El alma de América