Mientras el mundo pone atención en Qatar, la iglesia autóctona permanece “oculta”

Según Puertas Abiertas - dedicada a monitorear la persecución del cristianismo en el planeta - las “comunidades cristianas registradas oficialmente continúan escondidas de la población general”.

Puertas Abiertas, Protestante Digital · DOHA · 20 DE NOVIEMBRE DE 2022 · 23:45

Imagen de referencia / Pixabay,
Imagen de referencia / Pixabay

Millones de personas alrededor del mundo tendrán los ojos puestos en Qatar para presenciar la Copa Mundial de Fútbol que el pequeño emirato acoge desde este domingo y hasta el próximo 18 de diciembre.

Desde la organización Puertas Abiertas recuerdan que, pese al ambiente festivo que vive el país en estas semanas, la realidad de la iglesia cristiana autóctona es preocupante. “Se anima a los turistas a visitar los museos de Catar, los lugares con patrimonio cultural y los centros comerciales, pero algo que no podrán hacer es visitar una iglesia”, señala Anastasia Hartman, portavoz de la entidad en Oriente Medio.

La organización dedicada a monitorear la persecución del cristianismo en todo el mundo subraya la anómala situación que afrontan los cristianos qataríes. “La vibrante comunidad cristiana del país ha quedado completamente oculta”. “El pequeño número de conversos cataríes no tiene permiso oficial para poder reunirse o celebrar cultos cristianos. Dejar la religión musulmana para convertirse a otra fe se considera apostasía y, según la sharía islámica, se castiga con la muerte. Además, estos creyentes se enfrentan a una presión extrema por parte de las familias y del resto de los miembros de su comunidad”, aseguran desde Puertas Abiertas.

 

Control estatal

Qatar ocupa el puesto 18 en la última edición de la Lista Mundial de Persecución de Puertas Abiertas. Según la organización, las iglesias cristianas que el Estado ha reconocido y registrado oficialmente se encuentran en el complejo de Mesaymeer, en Doha. “Se trata de un lugar abierto a los cristianos que forman parte de la importante comunidad de extranjeros en el país, y también se permite el acceso a los visitantes no musulmanes”, dicen.

La finalidad de Mesaymeer era la de promover el diálogo interreligioso. “Es un buen gesto. Sin embargo, ahora está demasiado saturado. Es momento de que los cristianos de Qatar puedan reunirse libremente: la expresión de la libertad religiosa es parte de un derecho fundamental y no algo que haya que esconder como si fuese algo vergonzoso”, reivindica Hartman.

 

Un antes y un después con la pandemia

Como ha ocurrido en muchos otros países, la pandemia también ha golpeado al derecho a la libertad religiosa en Qatar. “En 2020, con la pandemia de Covid-19, el gobierno envió una notificación a todas las iglesias indicando que quedaba prohibido celebrar reuniones fuera del complejo”, dice Hartman.

“Eso ha dejado a más de cien iglesias sin autorización para practicar su fe. Ahora que la pandemia ha remitido y el país vuelve a tener mayor apertura, las iglesias continúan sin recibir los permisos para poder reabrir. Hubo algunos indicios de que esto iba a cambiar, pero no ha sido así”, añade.

“Aunque apreciamos las medidas adoptadas para albergar las congregaciones de extranjeros en el complejo de Mesaymeer, desde Puertas Abiertas pedimos a las autoridades qataríes que permitan operar a cualquier organización religiosa pacífica libremente, sin vigilancia ni interferencias”, afirman desde Puertas Abiertas.

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