Gobierno español canceló congreso evangélico y permitió marcha feminista días después

El ministro de Sanidad español pidió el 5 de marzo a las Asambleas de Dios que debido al coronavirus debían cancelar el congreso mundial que iban a celebrar en Madrid.

El Confidencial · 07 DE MAYO DE 2020 · 11:00

Salvador Illa y Fernando Simón el 5 de marzo, día en que se reunieron con los líderes evangélicos / EFE,Salvador Illa, Fernando Simón
Salvador Illa y Fernando Simón el 5 de marzo, día en que se reunieron con los líderes evangélicos / EFE

El ministro de Sanidad de España, Salvador Illa, y el director del Centro de Coordinación y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, reconocieron el 5 de marzo en una reunión de trabajo que no había trascendido hasta ahora, que la situación en ese momento ya era muy complicada y había que suspender un congreso evangélico mundial que iba a celebrarse en Madrid en dos semanas.

El motivo era que la cita suponía un enorme riesgo para la salud pública. A pesar de ese diagnóstico, ni Illa ni Simón se opusieron a que, solo tres días después, una multitud recorriera las calles de la capital para la manifestación feminista del 8-M, ni a que se desarrollaran otros actos masivos ese fin de semana, como partidos de fútbol y el congreso político de Vox en el Palacio de Vistalegre.

La reunión del 5 de marzo está en el foco de las diligencias policiales que ya ordenó el Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, tras dar trámite la querella de un particular contra el Gobierno por haber autorizado, en esos primeros días de marzo, en medio de la mayor crisis sanitaria que se haya producido en un siglo, más de medio centenar de protestas, concentraciones y otros actos con miles de participantes.

La instructora del caso, la jueza Carmen Rodríguez-Medel, imputa por lo pronto un delito de prevaricación al delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid, el socialista José Manuel Franco. Pero el ámbito de las pesquisas es más amplio.

 

Historia de la cancelación

La cita del 5 de marzo se produjo en el propio Ministerio de Sanidad, como han confirmado fuentes de este departamento. En concreto, el encuentro tuvo lugar tras la aparición de un foco de contagio en una iglesia evangélica del sur de Madrid. Representantes evangélicos fueron convocados para tratar ese episodio y establecer un canal de comunicación. Según fuentes conocedoras de la cita, Illa y Simón plantearon algunas recomendaciones para evitar que los contagios saltaran a otras iglesias y explicaron que España estaba entrando en una fase inquietante.

En un momento de la reunión, los líderes evangélicos trasladaron al ministro que tenían previsto realizar un congreso mundial (Unlimited 2020) en la Caja Mágica de Madrid, entre los días 19 y 21 de marzo. Contaron que llevaban dos años preparándolo y que esperaban unos 5.000 asistentes, en gran parte procedentes del extranjero.

La noticia preocupó a Illa y Simón, que rápidamente coincidieron en que, dado el ritmo de expansión de la pandemia, el congreso conllevaba un elevado riesgo de propagación del SARS-Cov-2 dado que incluía asistentes de numerosos países, y comunicaron a sus interlocutores que tenían que suspender el evento.

Al día siguiente, el 6 de marzo por la mañana, se produjo una nueva reunión en el ministerio para hablar exclusivamente sobre la cancelación del congreso. A esa segunda cita no acudió Illa, pero sí Simón. Por parte del movimiento evangélico, su representante fue el presidente de FADE, Juan Carlos Escobar, pastor y máximo responsable del evento.

“Simón me puso al día de la situación, del avance de la pandemia, de cómo estaba evolucionando en algunos lugares del país”, relata Escobar a este diario. “Me dio la sensación de que estaba muy informado de lo que estaba pasando. Y nos argumentó por qué no era viable nuestro congreso. Nos dijo que era un evento de alta movilidad y de alto riesgo, y que no se podía celebrar”.

El organizador pidió entonces a Simón que le remitiera un informe con su dictamen. “Necesitaba algo que, de alguna manera, me avalara a mí para poder tomar la decisión de suspender, porque era un evento internacional. Para que los que hubieran sacado vuelos pudieran cancelarlos, para los hoteles, los proveedores, conductores... Para todo”. El informe de Sanidad le llegó al día siguiente, cuenta Escobar. “No era prohibitivo, pero tenía ese rango, porque el ministerio dijo que era una cuestión de salud pública y no se podía celebrar”.

El presidente de FADE y el resto de organizadores de Unlimited 2020 anunciaron finalmente la suspensión el día 7 de marzo, en cuanto les llegó la carta. Sin embargo, durante ese mismo fin de semana, se celebraron eventos multitudinarios con el visto bueno de Sanidad. La cita más secundada fue la manifestación central del 8-M, con 120.000 asistentes. El ministerio no consideró que hubiera ningún motivo para desconvocarla. “Lógicamente, uno se cuestiona la situación”, asegura Escobar, que ya ha prestado declaración ante los agentes de la Guardia Civil que investigan la actuación del Gobierno, por orden del Juzgado número 51.

Escobar cuenta que le pareció “extraño” que, tres días después de que le obligaran a suspender su congreso, se permitieran otros actos. “No solo por el 8-M. También sabíamos que se estaban celebrando otros evantos. Uno, lo que piensa, es que si suspenden tu evento, también se va a hacer lo mismo con el resto”, señala el líder evangélico al otro lado del teléfono. “Estaba claro que tenían indicios de que la situación era complicada (…) Yo tengo una opinión personal, pero como presidente de una entidad, no quiero entrar en algunas aseveraciones. Pero, obviamente, me sorprenden muchas cosas. Uno duda de por qué ciertas cuestiones no se trataron con la misma contundencia”, apunta. Eso es exactamente lo que ha manifestado ante la Guardia Civil, añade. “Nosotros vimos que efectivamente la situación era de riesgo, muy difícil, tal y como nos lo plantearon. Y, por coherencia, acatamos la recomendación que nos formularon”.

Un portavoz de Sanidad confirma las reuniones de los días 5 y 6 en el ministerio y argumenta que el acto evangélico se consideró especialmente peligroso porque iba a producirse en un espacio cerrado, con asistentes de otros países, y porque esa comunidad religiosa ya había sido víctima de un brote de covid-19. “En esas fechas [en torno al 5 de marzo], el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas ya habían acordado, en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, medidas para evitar la transmisión del virus, como la celebración a puerta cerrada de eventos deportivos o la cancelación de eventos en los que participasen profesionales sanitarios”, relatan fuentes de Sanidad. Pero lo cierto es que, ese fin de semana, Vox metió a 9.000 militantes del partido en un espacio cerrado y, el día 7, el Atlético de Madrid jugó contra el Sevilla en el Wanda Metropolitano, ante 60.422 espectadores.

En los días siguientes al 8-M, se produjeron otros episodios controvertidos. La Delegación del Gobierno ha asegurado a la instructora del caso que no prohibió la marcha del Día de la Mujer ni otros actos masivos porque no recibió ninguna alerta sanitaria hasta después de la declaración del estado de alarma, el día 14. Sin embargo, como reveló El Confidencial, los técnicos del organismo llamaron por teléfono entre el 10 y 11 de marzo a los líderes sindicales de Amazon para pedirles que desconvocaran una protesta prevista para el día 13 por el riesgo que entrañaba para la salud pública. La concentración no llegó a producirse.

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