Con gran capacidad de movilización, programas locales de ayuda social, espacios radiales y en la televisión, los evangélicos crecen sin parar en casi todas las provincias de una Argentina tradicionalmente católica, pero con un catolicismo que languidece pese a ser la cuna del papa Francisco.

Un hecho que los medios de comunicación argentinos resaltan ante las próximas elecciones generales en el país.

Es de destacar, refiere la agencia AFP, la gran cantidad de programas de ayuda y contención, siempre presentes allí donde existe una Iglesia evangélica, encabezada mayoritariamente por las pentecostales, una labor que se realiza como parte del sentido de misión y compromiso cristiano.

En los últimos diez años el crecimiento ha sido exponencial, informan desde ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina), existiendo más de mil templos en Buenos Aires y suponiendo los cristianos evangélicos el 20% de la población.

Todo esto hace que sean cada vez más visibles entre los argentinos, agobiados por una brutal crisis económica con un índice de pobreza que alcanzó al 35,4% de la población.

En Buenos Aires han ido conquistando casi todos los barrios, en cines o antiguos salones convertidos en iglesias gigantes, y miles de "células", hogares de la gente donde hacen "mini-cultos", guiados por su pastor o responsable.

La fuerza del Evangelio

Y no sólo es lo material, también el mensaje del Evangelio, lleno de fe y esperanza, cala en medio de las tormentas económicas de la vida.

Sin duda las crisis llevan a mirar hacia arriba. El avance evangélico en Argentina se dio a partir de 2001, cuando el país vivió la peor crisis económica de su historia.

“Es indudable su influencia y legitimidad creciente a partir de allí”, sostiene Marcos Carbonelli, doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires.

 “No hay situación adversa que Él no pueda transformar”, predica el pastor pentecostal Alberto Rey, mientras miles de personas le escuchan en la Iglesia Manantial de Bendiciones.

“Hemos pasado otras crisis y Dios jamás nos dejó desamparados”, asegura Aldana Masuco, de 38 años.

“Señor Jesucristo, a partir de hoy tú serás mi Ciudad Refugio”, exclama desde el púlpito un pastor evangélico, y despierta el fervor de miles de seguidores en un antiguo cine de un barrio popular en la provincia de Buenos Aires.