En días recientes, una comunidad cristiana fue atacada con fusiles y explosivos en Colombia. Hacia las dos de la tarde, un grupo estaba reunido en la iglesia de El Edén, en el campo, para orar y ayunar. Pocos minutos después, llegaron hombres armados y dejaron gravemente heridas a dos mujeres y a una niña de 11 años.

Las víctimas fueron trasladadas al hospital para recibir los primeros auxilios. Tras algunas pruebas y medicación, se encontraron estables y conscientes. La zona donde se hallaban los cristianos, en las montañas, es un lugar de encuentro para la oración y el ayuno desde 2013. Cuando se produjo el ataque, había 13 personas reunidas allí.

El ataque fue ejecutado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Miembros de la guerrilla armada confundieron a los cristianos con un grupo de opositores que también acampa en la zona. El pastor local, Gabriel, dice que "fue un milagro que no les pasara nada más grave a nuestros hermanos y hermanas en la fe".

Restricciones a la Iglesia

En meses recientes la violencia se ha extendido a áreas remotas de Colombia. La Iglesia afronta gran parte de las consecuencias de estas acciones que restringen sus actividades. Muchos cristianos son víctimas directas de la violencia, como, en este caso, la familia que resultó herida en el atentado.

El pastor Pablo, un contacto local de la organización Puertas Abiertas, dijo que "más de 38 iglesias se han visto afectadas por el aumento de la violencia. El conflicto en curso, las restricciones a la movilidad y los toques de queda dificultan que las iglesias lleven a cabo actividades como las vigilias".

El pastor Gabriel añade que el ataque del grupo armado no fue directamente contra los cristianos, pero que estos, debido al contexto de violencia, se ven afectados indirectamente en la región. Unas semanas después del ataque, tres policías murieron en una emboscada de las FARC cerca del lugar. Un día después, un coche armado con una bomba también explotó y mató a un policía.

A pesar de lo ocurrido, Gabriel expresa su gratitud a Dios por el milagro de que pocas víctimas resultaran heridas en el incidente y de que ninguna perdiera la vida en el atentado. Socios locales de Puertas Abiertas se pusieron en contacto con la iglesia para ayudar a las víctimas con los gastos de hospitalización.