Adrián Urrutia, funcionario provincial de Neuquén, fue denunciado por abuso sexual, acoso laboral y maltratos con los empleados de la dependencia que dirige. También añadieron que los obligaba a darle un porcentaje del sueldo, que destinaba al funcionamiento de su partido.

Se da la circunstancia paradójica de que es el presidente de colectivo LGTBI que fue uno de los principales promotores del escándalo y el sumario al colegio bautista AMEN cuando les visitaron Agustín Laje y Nicolás Márquez. Les acusaba de incitar al odio y la violencia por defender los valores cristianos, odio y violencia que es parte de las diversas acusaciones que ahora están presentadas en su contra.

Urrutia ha sido notificado sobre las denuncias en su contra La fiscalía le informó que debía designar un defensor, lo que es parte del trámite habitual. También se le informó por escrito que tenía prohibido contactar de cualquier forma o acercarse a 500 metros de los denunciantes durante el plazo de 90 días. Pese a ello se presentó en la sede de la subsecretaría, reunió a todos los trabajadores, y con la denuncia de una de las empleadas en la mano los amenazó diciéndoles que “iba a tomar cartas en el asunto”.

Desde el Ministerio de Mujeres y Diversidad, del que depende la subsecretaría donde trabaja Urrutia, informaron que le solicitaron al denunciado que se abstuviese de ir a la oficina durante 45 días y evitar contactos negativos con el personal.

Una trayectoria con poder político

Urrutia tiene una larga trayectoria política que se vio reflejada en la «Mesa por la Igualdad». La agrupación fue el origen de la Dirección de Diversidad, en el primer gobierno de Omar Gutiérrez, y pasó en 2021 a ser Subsecretaría con la jerarquización del área y la creación del Ministerio de Mujeres y Diversidad, a cargo de María Eugenia Ferrareso.

En concreto actualmente Urrutia es subsecretario de Diversidad y fundador del Movimiento por la Igualdad, la Ciudadanía y la Justicia Social (MIC). Este espacio político se presentó en las últimas elecciones a concejales capitalinos como parte del frente “Neuquén Puede Más”.

Según las personas denunciantes, el poder por sus cargos políticos era utilizado para amedrentarlos y afirmar que era su decisión quiénes quedarían en plantilla permanente. Por eso, aseguran que muchos de los empleados temían hacer denuncias oficiales por miedo a perder su trabajo.

Denuncian tocamientos genitales y amenazas

Uno de los denunciantes contó que los tocamientos eran habituales, particularmente en los genitales. La respuesta que recibía cuando rechazaba tales situaciones era: “¿Qué, me vas a denunciar?” Indicó que los hechos se repetían desde el 2016, y que el año pasado, Urrutia lo encerró en una oficina y le tocó sus genitales. Esto le impidió regresar a su trabajo y estuvo un mes con licencia psicológica. Finalmente, renunció al empleo y perdió su fuente de ingresos.

“Pensaba que esto le pasaba solo a las mujeres”, dijo. Pero tras contarle sobre su posible denuncia a un excompañero de trabajo, que le confesó que también habría sufrido abuso, se animó a presentarse en la comisaría.

Otro de los denunciantes describió situaciones sistemáticas de maltrato en el ámbito laboral, con comentarios denigrantes y acciones directas sobre su puesto de trabajo. Según otros denunciantes, el funcionario creó un clima de miedo y sumisión dentro de la subsecretaría. A la vez, los forzaba a trabajar para el MIC y estaban obligados a darle el 1% de sus salarios para el funcionamiento del partido. “Se ensañaba” con quienes no cumplían con esto o simpatizaban con otras fuerzas, aseguraron.

Respuesta de Urrutia

El funcionario negó todos los puntos por los que es acusado. Considera que se trata de una campaña en su contra porque se estaba evaluando su postulación en algún cargo, en 2023.

Añadió que le pueden haber mal interpretado situaciones de chistes que son «muy comunes en el ambiente LGBT, acá, en Buenos Aires y en San Martín de los Andes».

En cuanto a los aportes económicos, según Urrutia, está “determinado en la carta orgánica” que quienes ingresan a trabajar al Estado deben darle un aporte al partido por el que entraron, pero negó rotundamente que sea algo que él exigía obligatoriamente.