Con gran alegría, la Iglesia evangélica costarricense confirmó que por primera vez en la historia graduó a 13 capellanes para que atiendan las cárceles del país. Ellos recibieron el título luego de pasar tres años preparándose.

Las clases de preparación se dieron en la Academia de Capellanía Penitenciaria Costarricense llamada “La Voz de Libertad”, y la graduación se realizó en la escuela de capacitación de la Policía Penitenciaria. El evento se llevó a cabo de manera presencial y virtual, debido a la pandemia.

Durante el tiempo de capacitación recibieron temas como carga teológica, predicación expositiva, panorama del Antiguo y Nuevo Testamento y temas basados en la consejería, atención al privado de libertad y su familia. Todos los capellanes, antes de graduarse, hicieron un voluntariado en alguno de los centros penitenciarios del país.

“Normalmente escuchamos la palabra capellanes y lo asociamos a solamente con sacerdotes católicos, pero varias religiones también prestan sus servicios en los centros carcelarios y médicos. La Alianza Evangélica Costarricense celebra esto porque significa que cada vez más personas escucharán la predicación del evangelio”, dijo Mauricio Valverde, director ejecutivo de la Alianza Evangélica Costarricense.

Edwin Oswaldo Pérez, uno de los graduados, explicó parte del proceso que llevó.

“En el curso tocamos temas generales como la historia de la capellanía penitenciaria y la importancia también del policía penitenciario. Las clases eran los jueves, viernes y sábados, con una inversión de diez horas diarias, a esto se complementaban clases intensivas de teología cada tres meses y de forma presencial”, explicó Pérez.

¿Cuál es la labor del capellán?

Los capellanes hacen varios programas dentro y fuera de las cárceles promoviendo la prevención, justicia, reconciliación, perdón, restauración y acompañamiento intensivo de la mano de Jesucristo.

Tienen como objetivo suministrar servicios de consulta y orientación espiritual, religiosa y moral a la población penal, organizar convivencias espirituales y cursos a las personas privadas y ex privadas de libertad, para darle a las familias y a las víctimas mejores oportunidades y promover así una transformación en sus vidas.

Carlos Cunningham Brown, director de la Confraternidad Carcelaria Voz de Libertad, amplió sobre el trabajo que tendrán los nuevos capellanes.

“Es una labor para todos y con el único objetivo de presentarles a Jesús como salvador”, dice Cunningham.

Al mismo tiempo, agradeció a los 13 graduados por el compromiso de ayudar a esta población.

“Gracias por terminar este proceso que no todos están dispuestos a finalizar, detrás de cada privado de libertad hay un humano con sentimientos que quizás se equivocó, pero los capellanes vemos más allá del problema y buscamos dar un aporte a la sociedad para que puedan tener una trasformación”, manifestó Cunningham.

Respaldo legal

Estos capellanes están amparados en el artículo 59 del Código Penal de Costa Rica, el cual dice: “Para lograr este propósito, el régimen penitenciario debe emplear, conforme a las necesidades, el tratamiento individual de los carcelarios, todos los medios curativos, educativos, morales, espirituales y de otra naturaleza y todas las formas de asistencia de las que pueden disponer ellos”.

Daisy Matamoros Zúñiga, directora nacional de la Policía Penitenciaria, les dedicó unas palabras a los recién graduados.

“La organización que ustedes representan de capellanes puede cambiar la vida de una persona penitenciaria, realmente es una labor muy importante la que realizan, ustedes son esa voz de aliento para impactar a la población privada de libertad”, expresó Matamoros.