El caso de Prisca y Aquila

Prisca y Aquila ejercieron sus labores eclesiásticas en igualdad en la iglesia primitiva.

    29 DE MAYO DE 2024 · 08:00

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    Imagen de diseño propio creada por IA

    Participación de la mujer en la Iglesia primitiva (1)

    Por lo general, las primeras iglesias cristianas eran de dimensiones pequeñas. Se reunían en casas particulares en cultos cuyo carácter secreto los hacía similares a los cultos mistéricos.

    No obstante, el proselitismo practicado por sus miembros hizo que rápidamente crecieran en número y en comunidades. El método era sencillo y tenía precedentes entre los judíos de la diáspora. Un misionero o apóstol llegaba a una casa convertía a su anfitrión y con él a toda su familia. Luego, el recién converso ofrecía su casa para organizar reuniones y velaba por la continuidad de la comunidad una vez que el misionero ya no estaba.

    En ocasiones, eran mujeres las propietarias de esas casas. El texto bíblico da algunos ejemplos;

    • María, la madre de Juan Marcos, reunió en la suya de Jerusalén a un grupo de cristianos que se encontraban orando al momento que los interrumpió Pablo (Hch. 12:12).
    • Ninfas (Col. 4:15) y posiblemente Cloe (1 Cor. 1:11) también albergaron congregaciones en sus hogares.

    Se considera que se trataba de mujeres viudas, pero también es posible que algunas de ellas hayan sido divorciadas, a juzgar por la alta tasas de divorcios que había en la sociedad grecorromana del siglo I.

    Además, no sabemos si estas mujeres contaban con algún pariente varón que ejerciera la representación social de la casa en las ecclesías cristianas. Esto podría esperarse en contextos culturalmente griegos, pero allí donde la cultura romana había permeado más podía no ser necesario. La mujer romana tenía muchas más libertades de movimiento y acción que su contraparte griega.

    De hecho, conocemos una iglesia que funcionaba en la casa de un matrimonio judeo-romano conformado por Prisca (también llamada Priscila) y Aquila (1 Cor. 16:19, Rom. 16:3-5, Hch. 18:1-3, Hch. 18:18-19).

    Según la cronología que ofrecen los textos bíblicos, aunque eran oriundos de Roma debieron exiliarse en Corinto donde ofrecen asilo a Pablo (Hch. 18:2-3), a quien más tarde acompañan en su viaje a Efeso (Hch. 18:18-19).

    Luego regresaron a Roma donde aparecen en la lista de saludos al final de la epístola a los Romanos.

    La Biblia también menciona que compartían el mismo oficio que Pablo, esto es, el de fabricantes de tiendas.

    Es seguro que tanto en Éfeso como en Roma albergaron iglesias domésticas, y es posible, a juzgar por la hospitalidad dada al apóstol, que hicieran lo mismo en Corinto.

    Llama la atención que en tres ocasiones Prisca es mencionada antes que su esposo (Rom. 16:3-5, Hch. 18:18 y 26). Una explicación factible es que en este caso Prisca pertenecía a un nivel social más alto que su marido.

    La legislación imperial había modificado la costumbre de transferir la autoridad sobre la mujer del padre al esposo. Lo que se conoce como matrimonio sin manus (literalmente “mano”) implicaba que la esposa seguía estando bajo la tutela de su padre o un pariente varón.

    Estos casos eran extremadamente peligrosos para el esposo cuando pertenecía a un status inferior ya que el suegro podía instar a su hija a solicitar el divorcio para contraer matrimonio con un mejor partido cuando la coyuntura así lo exigiera.

    Pero para la esposa significaba la posibilidad de administrar su propio dinero y heredar propiedades.

    Si Prisca continuaba bajo la tutela de su familia paterna, y esta era socialmente superior a la de Aquila, sería lógico que se la presente en primer lugar. Otra posibilidad, propuesta por Carolyn Osiek, es que la acción evangelista de Prisca resulte superior a la de Aquila y de ahí que a los ojos del escritor de Hechos y Pablo destaqué más que su esposo.

    Lo que sí está claro es que Prisca y Aquila ejercieron sus labores eclesiásticas en igualdad.

    Cuando conocen a Apolos en Efeso ambos por igual “le expusieron más exactamente el camino de Dios” (Hch. 18:26). Lo que permite inferir dos cuestiones importantes. En primer lugar, que Apolos recibe instrucción sobre el bautismo del espíritu de parte de una mujer. Si bien está junto a su esposo, no deja de ser una mujer instruyendo a un varón acerca de la palabra de Dios. Segundo, si Aquila no tenía prejuicios respecto de que esposa expusiera asuntos doctrinales a un creyente en un lugar público, aunque apartado de la mirada social, es poco probable que sí los tuviera en las ocasiones en que los fieles se congregaban en su casa.

    En otras palabras, es viable que en la iglesia doméstica que funcionaba en su hogar Aquila y Prisca expusieran el camino de Dios en pareja, y no que Aquila, por ser varón, tuviera esa responsabilidad solo.

    En el siguiente artículo trataremos el lugar relevante de la mujer en las primeras comunidades cristianas.

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    Bibliografía consultada

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    Osiek, C., MacDonald, M. & Tulloch, J. (2007) El Lugar de la mujer en la Iglesia primitiva. Salamanca: Ediciones Sígueme. 

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    Stark, R. (2009) La expansión del cristianismo. Un estudio sociológico. Madrid: Trotta.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Hablemos de Historia - El caso de Prisca y Aquila

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