Lo que Dios opina de los ateos
El ateo estrictamente dicho es tratado en la Biblia como un estúpido. Sólo su necedad puede explicar ese ateísmo.
09 DE OCTUBRE DE 2018 · 10:00

“¿Qué dios es grande como nuestro Dios?” (Salmo 77:13).
Alexandro D´Avenia es un escritor italiano de 41 años. En Italia ha vendido casi tres millones de libros. Muchos de ellos han sido traducidos a veinticuatro idiomas.
Ahora se acaba de publicar en España uno de los últimos: “Lo que el infierno no es”. D´Avenia ha venido a Madrid para presentarlo. La periodista Irene Hernández lo ha entrevistado para el periódico “El Mundo”.
Esta fue la última pregunta del cuestionario: - “¿Usted es creyente, verdad?”
Y esta la respuesta del célebre escritor: -Sí, soy un hombre creyente. Los seres humanos concebimos nuestras vidas como algo grande sólo si nos confrontamos con algo más grande que nosotros mismos”.
¡Fantástica idea! Yo echo mano de mis muchas lecturas y de mis conocimientos literarios para confrontar a hombres que fueron grandes con el más Grande.
El filósofo alemán Ludwing Feurbach (1804-1872) dijo: “Está tan claro como el sol que no existe Dios”. Feurbach fue grande. Dios es más grande.
John Couch Adams, astrónomo inglés (1819-1892): “La divinidad de Jesucristo es un cúmulo de absurdos”. Adams fue grande. Dios es más grande.
Vizconde Morley, político y escritor británico (1838-1923). “La Biblia nunca ha hecho por la humanidad lo que debería haber hecho”. El vizconde fue un hombre grande. Dios es más grande.
Marqués de Sade, escritor francés de vida escandalosa (1740-1814): “El mundo se mueve por sus propias leyes, sin necesidad de una causa primera”. El marqués fue grande. Dios es más grande.
Mari Ann Evans, escritora inglesa que firmaba sus trabajos con el seudónimo George Eliot (1819-1880): “Dios, inmortalidad, algo inconcebible”. Evans fue grande. Dios es más grande.
Luis Buñuel, director español de cine (1900-1983): “Gracias a Dios, soy ateo”. En Buñuel están compendiadas todas las contradicciones del ateísmo. Si el ateo niega a Dios, ¿a quién da las gracias?
Las citas de personalidades que fueron famosas presentadas en este articulito evidencian que la razón, el intelecto por sí mismo, no son caminos para llegar a Dios.
Puede tenerse mucha ciencia, mucha filosofía, mucha fama y aún así desconocer los caminos trazados en la Biblia para acercarnos a Dios.
Se puede ser muy sabio y escribir barbaridades cuando no se antepone la fe a la razón.
El ateo estrictamente dicho es tratado en la Biblia como un estúpido. Sólo su necedad puede explicar ese ateísmo: “Dice el necio en su corazón: no hay Dios” (Salmo 14:1). El libro apócrifo de la Sabiduría dice que “Vanos son por naturaleza los hombres que carecen del conocimiento de Dios”.
A primera vista podría pensarse que la Biblia apenas se ocupa de los ateos; pero cuando leemos la Palabra de Dios despacio y con calma advertimos que la idolatría y el ateísmo es precisamente el gran tema que aparece y reaparece en cada página.
- Ya en el decálogo se nos advierte: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3).
- El gran apóstol Pablo dejó escrito que los ateos son inexcusables porque “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos (Romanos 1:21). Fue esto lo que ocurrió en los razonamientos de las celebridades aquí citadas: Adams, Morley, Sade, Evans y Buñuel.
- “Bienaventurada la que creyó” (Lucas 1:45), dijo Elisabet en referencia a la virgen María.
Bienaventurados los creyentes que leen estas líneas y han llegado al conocimiento de Dios a través de Jesús el Cristo.
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