Tener vida espiritual es cosa de niños
El mismo niño Jesús rompe con aquellas ideas preconcebidas respecto a la niñez.
09 DE DICIEMBRE DE 2025 · 08:00
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es el tratado internacional más importante en materia de infancia, el cual fue aprobado el 20 de noviembre de 1989.
Ello constituye un paso importante pues pasa de la concepción del niño como objeto de protección a ser reconocido como sujeto de derecho, esto incluye el interés superior del niño y su derecho a la participación. Cabe mencionar que el artículo Nº 1 de la CDN considera niño a toda persona menor de 18 años, por lo tanto, con este término estamos incluyendo también a los adolescentes.
Los países se han esforzado en sus intentos por promover, involucrar y fomentar mayores espacios de participación social, sin embargo, hay que mencionar que los espacios religiosos aún se ven caracterizados por un adultocentrismo que se sostiene con el tiempo y donde la participación de los niños ha tomado forma de mero acompañante.
Sin embargo, la espiritualidad, el creer, la fe, trascienden la estructura física de un templo o determinada fe, y tiene que ver con la conexión con lo consideramos superior, y es que ello se ha convertido en un refugio o red de apoyo frente a situaciones problemáticas para los adultos.
En el mundo de los niños, el compartir, desarrollar la fe, el amor a Jesús, y los efectos que ello trae consigo son alentadores, porque más aun en estos tiempos el desarrollo espiritual se ha convertido en una herramienta importante para dar soporte, consuelo y esperanza. Recordemos que ellos atraviesan sus propios conflictos, desde la presión social, búsqueda de aceptación hasta problemas familiares. Y es que los adultos asumimos que nuestro dolor o preocupación es superior, lo que nos impide profundizar en el corazón de un niño.
Pero hablemos un poco de su historia y de sus derechos sobre todo el de su participación y opinión en este ámbito, el cual será profundizado con lo que la Biblia nos dice sobre este tema.
Primero recordemos que la participación, y la libertad de opinión son derechos legalmente reconocidos a nivel mundial, resultado de las luchas de niños y organizaciones involucradas en esta temática. Reconocer que el niño cuenta con la capacidad de expresarse libremente u opinar son elementos que se han conquistado hace poco más de 36 años a través de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Si bien muchos países han ratificado este documento, aún existen dificultades para que varios de los elementos que la contienen aterricen en la práctica. Al parecer la doctrina de la situación irregular, aquella que concibe a los niños como “incapaces” y objetos de protección, persiste en mantenerse dentro de algunas sociedades, mientras que la doctrina de la protección integral aquella que concibe al niño como sujeto de derechos, con autonomía y la capacidad de opinar, realiza una serie de esfuerzos por tomar mayor presencia.
La participación y la libertad de opinión son algunos de los derechos sin embargo ya miles de años atrás se habían visto reflejados en un episodio de las Sagradas Escrituras el cual resulta sumamente aleccionador en los tiempos actuales que demuestra la capacidad de los niños para involucrarse y opinar respecto a lo que acontece en la realidad, así como también en los asuntos de Dios.
Lo que nos dice la Biblia
La Biblia hace referencia a la infancia de Jesús en dos libros, Mateo el cual relata su nacimiento, la presencia de los reyes magos y la huida al pueblo de Nazaret. El libro de Lucas por otro lado hace referencia a la experiencia de un niño Jesús quien ya cuenta con sus maravillosos 12 años; este libro también nos relata un suceso realmente impresionante.
Así, se menciona que mientras María y José regresaban de Jerusalén después de la fiesta de Pascua, Jesús siendo un niño aún, tomo la decisión de quedarse sin que lo supieran sus padres, claro está, ello provocó mucha preocupación en ellos, sin embargo, posteriormente fue hallado. Para una mejor comprensión, realizaremos un análisis social de lo acontecido en esa época:
- Lucas 2:46 “Tres días después lo hallaron en el templo, sentado en medios de los maestros, oyéndolos y preguntándoles”
A pesar de los miles de años y de los intentos de la sociedad por brindar mayores espacios a los niños, esto aún está en proceso, sin embargo, la infancia de Jesús alguien semejante a muchos niños, nos daba clara evidencia de la capacidad que ellos tienen, y que el expresarse y hablar de las cosas de Dios no solo es tema de los adultos.
- Lucas 2: 47 “Y todos los que lo oían se pasmaban de su entendimiento y sus respuestas”
Si en los tiempos actuales suele sorprender a los adultos cuando vemos a un niño expresándose con locuacidad o manifestando abiertamente su opinión, este hecho debe de haber sido realmente sorprendente, tal cual lo expresan las Sagradas Escrituras, y claro entre la gente que le oía había personas de mucho conocimiento también. Por lo tanto, puede comprenderse que este asombro tiene que ver con que ese manejo de las cosas de Dios hasta ahora suelen ser relegadas solo al mundo adulto donde los niños toman frente a ello un rol pasivo o como personas que solo estarían en la capacidad de recepcionar la información.
- Lucas 2:48 “Cuando sus padres lo vieron se maravillaron. Su madre le dijo: Hijo, ¿Por qué has hecho esto? Tu padre y yo te hemos buscado con angustia. 49 Entonces el respondió ¿Por qué me buscabais? ¿No sabéis que en los asuntos de mi Padre tenía que estar? 50 Pero ellos no entendieron lo que les dijo.”
Es entendible que la angustia y preocupación acompañen a José y María por no encontrar a su hijo, posteriormente el asombro los embargó por la escena que en ese momento apreciaban; y no porque desconociesen la naturaleza divina de Jesús, sino porque muchas veces no se concibe todo lo que pueden lograr los niños porque creemos que aún no tienen la capacidad de comprender o actuar de determinada forma. Los niños de ahora también pueden involucrarse en los asuntos de nuestro Dios, su Padre.
- Lucas 2: 51 “Entonces descendió con ellos a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre atesoraba cuidadosamente todas estas cosas en su corazón.”
El pequeño Jesús comprendería y valoraría la preocupación de sus padres terrenales, así que continuó obedeciéndoles como muestra del inmenso amor que cada niño debe tener a sus cuidadores así como la obediencia a los mismos, no como un estado de sumisión, sino por el contrario como una muestra de respeto y honra, en especial a nuestros padres, como formadores.
- Lucas 2:52 “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres”
El desarrollo del niño ha de ser biológico, físico, psicológico, y espiritual, por lo tanto integral, de allí la importancia de este versículo el cuál hace referencia a la estatura y el crecimiento como parte del desarrollo humano además de abarcar elementos como la gracia y la sabiduría tan necesarios para una vida que permite que la interacción social del niño frente a los demás se desarrolle de forma saludable, de respeto mutuo pero sobre todo para una vida plena y conforme a la voluntad de Dios.
Los niños ahora
El mismo niño Jesús rompe con aquellas ideas preconcebidas respecto a la niñez, considerado aun para muchas culturas como seres sin la capacidad de expresarse, cuyas opiniones son infravaloradas.
La sociedad va cambiando y los niños cuentan ahora con más recursos para su desenvolvimiento, lo que no ha cambiado es la importancia de su formación no solo para su futuro sino también para su presente. Porque es ahora desde la edad en la que se encuentran y según su desarrollo que pueden agradar a nuestro Dios, desde su experiencia, vivencia, o incluso testimonio de vida. De allí que es necesario seguir construyendo los espacios para que ellos den rienda suelta a su creatividad, y toda esa energía con la que han sido dotados por nuestro Padre Celestial para seguir alabándolo.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - En las calles - Tener vida espiritual es cosa de niños