El Departamento de Salud de EEUU denuncia los bloqueos de pubertad y cirugías de cambio de sexo en menores

‘Estas intervenciones tienen riesgos significativos y la evidencia científica muestra grandes dudas sobre sus supuestos beneficios’.

    Redacción ED

    The Christian Post · 06 DE MAYO DE 2025 · 08:00

    Mercedes Mehling, Unsplash,chico lgbt, chico trans
    Mercedes Mehling, Unsplash

    El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. (HHS) ha publicado un informe de más de 400 páginas en el que denuncia lo que a menudo se conoce como “atención de afirmación de género” para niños identificados como trans, y se pronuncia en contra de lo que llama intervenciones médicas “invasivas”.

    Con el título de “Tratamiento para la disforia de género pediátrica: revisión de la evidencia y las mejores prácticas” el informe analiza el impacto de las hormonas del sexo opuesto, los medicamentos que bloquean la pubertad y las cirugías de cambio de sexo para menores con disforia de género.

    Estas intervenciones conllevan el riesgo de daños significativos, como infertilidad/esterilidad, disfunción sexual, deterioro de la densidad ósea, impactos cognitivos adversos, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos, trastornos psiquiátricos, complicaciones quirúrgicas y arrepentimiento”, afirma la introducción del informe.

    En el resumen ejecutivo, el informe sostiene que “actualmente no existe un consenso internacional sobre las mejores prácticas para el cuidado de niños y adolescentes con disforia de género”, aunque a la vez resalta que “las revisiones sistemáticas de la evidencia han revelado una profunda incertidumbre sobre los supuestos beneficios de estas intervenciones”.

    Y se afirma que “no es una guía de práctica clínica” y que “no emite recomendaciones legislativas o políticas”, sino que está “destinado a los responsables políticos, médicos, terapeutas, organizaciones médicas y, lo que es más importante, a los pacientes y sus familias”.

    “En los EE.UU., el enfoque actual para tratar la disforia de género pediátrica se alinea con el modelo de atención de 'afirmación de género' recomendado por la Asociación Mundial de Profesionales para la Salud Transgénero (WPATH)”, se lee en el resumen. “Este modelo enfatiza el uso de bloqueadores de la pubertad y hormonas del sexo opuesto, así como las cirugías, y arroja sospechas sobre los enfoques psicoterapéuticos para el manejo de la disforia de género”.

    El informe critica este enfoque de la WPATH, señalando que una reciente “revisión sistemática de la calidad de las directrices internacionales” dijo que “carecen de rigor y transparencia en el desarrollo”.

    “Nuestro deber es proteger a los niños de nuestra nación, no exponerlos a intervenciones médicas no probadas e irreversibles”, dijo el director de los Institutos Nacionales de Salud, el Dr. Jay Bhattacharya, en un comunicado. Debemos seguir el estándar de oro de la ciencia, no las agendas activistas”.

     

    El debate científico en contra de terapias trans agresivas

    En diciembre pasado, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido tomó medidas para prohibir indefinidamente el uso de medicamentos bloqueadores de la pubertad en niños en el futuro previsible, excepto para su uso en ensayos clínicos.

    “La Comisión de Medicamentos Humanos (CHM, por sus siglas en inglés) ha proporcionado asesoramiento de expertos independientes de que actualmente existe un riesgo de seguridad inaceptable en la prescripción continua de bloqueadores de la pubertad a los niños”, anunció el Departamento de Salud y Asistencia Social del Reino Unido.

    Los bloqueadores de la pubertad para el tratamiento de la incongruencia de género y/o la disforia de género en menores de 18 años se prohibieron temporalmente en mayo de 2024 por la Revisión Cass, un informe encargado en 2020 por el NHS para revisar sus servicios de identidad de género para jóvenes.

    El “Informe Cass” encontró que “no hay buena evidencia sobre los resultados a largo plazo de las intervenciones para manejar la angustia relacionada con el género” e instó al NHS a adoptar un modelo de servicio diferente cuando se trata de tratar la disforia de género ya que no había pruebas suficientes para demostrar que eran seguros.

    El informe afirma que aunque algunos estudios muestran que el uso de bloqueadores de la pubertad para niños con disforia de género es “beneficioso para reducir la angustia mental y mejorar el bienestar de los niños y jóvenes con disforia de género”, la “calidad de estos estudios es pobre”.

    El informe del HHS publicado el jueves ofreció su apoyo a la Revisión Cass, pero también sugirió que proporcionar a los jóvenes intervenciones hormonales y quirúrgicas, incluso en ensayos de investigación, no es ético “hasta y a menos que el estado de la evidencia sugiera un perfil de riesgo/beneficio favorable para la intervención estudiada” y “los investigadores tienen una confianza bien fundada en que los 'riesgos y cargas previsibles se han evaluado adecuadamente y se pueden manejar satisfactoriamente'“.

    “Las críticas a la revisión de Cass parecen provenir en gran medida de un grupo de defensores motivados con sede en EE. UU. de la legalidad continua de [la transición médica pediátrica]. Las críticas están plagadas de tergiversaciones de la Revisión Cass y contienen múltiples errores fácticos”, indicó el informe del HHS.

    “En el Reino Unido, la Revisión Cass ha sido ampliamente aceptada como un documento fundamental para realinear la medicina pediátrica de género con los principios de la medicina basada en la evidencia y la protección de los niños. Ha sido bien recibido por los dos principales partidos políticos del Reino Unido, y fue plenamente aceptado por el NHS para su implementación, que está en marcha”.

    En el pasado febrero, el Colegio Americano de Pediatras, una “organización nacional de pediatras y otros profesionales de la salud dedicados a la salud y el bienestar de los niños” de 600 miembros, publicó una revisión de docenas de estudios y argumentó que proporcionar procedimientos de transición de género a menores con disforia de género no conduce a una mejora en la salud mental.

    La autora del informe, la Dra. Jane Anderson, miembro de la junta directiva de la ACP, dijo que hay una “alta incidencia de adolescentes que acuden a esta atención médica que tienen un historial previo de depresión, ansiedad, autismo u otros problemas médicos o psicológicos. Esos problemas tienen que ser tratados primero”, agregó. “Es crucial que reciban los servicios de salud mental y el apoyo que necesitan tan desesperadamente”.

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