Casi 3.700 personas entre las edades de 12 y 18 años se sometieron a cirugías de transición de género que desfiguraron el cuerpo en los Estados Unidos entre 2016 y 2020, según datos publicados este mes en el Journal of the American Medical Association.

JAMA Network Open, una revista médica mensual de acceso abierto, publicó el estudio "Estimaciones nacionales de cirugía de afirmación de género en los Estados Unidos" la semana pasada, examinando las "tendencias temporales" de las cirugías de transición de género entre 2016 y 2020. Entre esta muestra, 3.678 individuos (7,7%) que se sometieron a cirugías de transición de género tenían entre 12 y 18 años.

El 11,0% de estos pacientes entre 12 y 18 años se sometieron a cirugías genitales, que suponen la extirpación de órganos reproductivos de su sexo biológico y / o la construcción de órganos reproductivos de su identidad de género no biológica declarada.

El informe examina a 48,019 pacientes que se sometieron a tales cirugías y fue escrito por los doctores Jason Wright, Ling Chen, Yukio Suzuki y Dawn Hershman del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia y el Dr. Koji Matsuo del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles.

Casi dos docenas de estados han tomado medidas para prohibir la realización de algunos o todos los tipos de cirugías de transición de género en menores a la luz de las preocupaciones sobre sus efectos a largo plazo: Alabama, Arizona, Arkansas, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Missouri, Montana, Nebraska, Carolina del Norte, Dakota del Norte, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Texas, Utah y Virginia Occidental.

Datos del estudio

La mayoría de los pacientes que recibieron tales procedimientos tenían entre 19 y 30 años (52,3%), mientras que el 21,8% tenían entre 31 y 40 años. Alrededor del 9,1% tenían entre 41 y 50 años. Las proporciones significativamente menores de pacientes que se sometieron a las cirugías tenían entre 51 y 60 años (6,2%), 61-70 (2,6%) o mayores de 70 años (0,4%).

Las cirugías de mama y tórax, que implican la extirpación de senos sanos de mujeres trans-identificadas o la construcción de tejido mamario en hombres trans-identificados, constituyeron la abrumadora mayoría de los procedimientos de transición de género realizados en individuos de 12 a 18 años.

Específicamente, el 87.4% de los jóvenes de 12 a 18 años que se sometieron a procedimientos de transición de género se sometieron a cirugías de mama o tórax realizadas en ellos.

En general, el número total de cirugías de transición de género se triplicó de 4,552 en 2016 a 13,011 en 2019 antes de disminuir ligeramente a 12,818 en 2020 en el año de la pandemia del covid-19. Las cirugías mamarias o torácicas constituyen una mayor proporción de las operaciones realizadas entre la población en su conjunto (56,6%) que las cirugías genitales (35,1%).

Debate de los resultados

El estudio describe los procedimientos de transición de género, a los que se refiere como "cirugías de afirmación de género", como "asociados con una mejor calidad de vida, altas tasas de satisfacción y una reducción en la disforia de género", así como "disminución de la depresión y la ansiedad".

Sin embargo, varios detransicionistas, aquellos que una vez se identificaron como miembros del sexo opuesto pero que han aceptado su sexo biológico a medida que envejecen, han negado esta narrativa.

Chloe Cole, quien se sometió a una mastectomía doble a los 15 años, presentó una demanda contra los proveedores médicos que trataron su disforia de género cuando era joven.

La denuncia sostiene que el tratamiento que recibió Cole, que también incluía hormonas sexuales cruzadas, la dejó con "profundas heridas físicas y emocionales, arrepentimientos severos y desconfianza en el sistema médico". Como se explicó en un aviso de intención de demandar el año pasado, Cole experimentó pensamientos suicidas y un deterioro del estado de salud mental como resultado del procedimiento que alteró la vida.

Además de los efectos en la salud mental de quienes se someten a ellos, los procedimientos de transición de género también dejan cicatrices antiestéticas.