Eric Adams revela que Dios le dice cómo ser un buen alcalde de Nueva York

Llamándose a sí mismo "el hijo perfectamente imperfecto de Dios, que muestra su poder en mi", el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, dijo en un ardiente discurso que no dejará de hablar sobre Dios y la importancia de la fe en la sociedad, a pesar de los ataques de los medios de comunicación al respecto, porque Dios le dijo que lo hiciera.

Reveló que Dios le habló hace más de 30 años que se convertiría en el alcalde de la ciudad de Nueva York y así sucedió. Por eso, cuando Dios le dijo recientemente que comenzara a hablar de su fe públicamente, él ha elegido ser obediente de nuevo. Adams describió estas experiencias espirituales durante un culto dominical en la Iglesia Bautista Lenox Road, en Nostrand Avenue (Brooklyn).

“Yo iba por todas partes… diciendo: ‘Voy a ser alcalde el 1 de enero de 2022. ¡La gente solía pensar que estaba tomando medicamentos!”, recordó.

Además, antes de ser alcalde, Dios le inspiró a que escribiese un diario con todo lo que veía necesario de ser arreglado en la ciudad. “Y todas las noches antes de acostarme, hacía una nueva entrada en mi diario, y empezaba a hacer marcas y comenzaba a ver a las personas que necesitaba para ser parte de mi administración.”

Por ello, su equipo está formado por “personas no tradicionales” elegidas sobre los “expertos” políticos que sirvieron en administraciones anteriores. “Si todos los profesionales anteriores eran tan buenos, ¿por qué éramos un desastre cuando heredé esta ciudad con un 65% de niños negros y morenos sin saber leer en el sistema escolar, y la ciudad luchando con problemas como la falta de vivienda”.

Adams luego dijo que Dios lo visitó “hace un par de meses. El nuevo mensaje de Dios, del que se siente cada vez “más cercano” fue “No puedes estar en silencio. ¡Debes decirles a todos lo que conoces! Habla de mí”. Y pese a las críticas que le hablan de la separación de Iglesia y Estado, ha obedecido.

Adams señaló nuevamente que los niños necesitan dejar de sufrir la violencia armada, el flagelo de las drogas, y la depresión, pero la única cura de raíz es la fe en Dios.