El presidente Donald Trump hizo una sorpresiva visita este lunes a la Iglesia Episcopal de San Juan en Washington D.C., una iglesia que tiene unos 200 años de antigüedad y está ubicada cerca de la Casa Blanca. La iglesia fue incendiada cuando manifestantes anarquistas se enfrentaron a la policía durante el fin de semana pasado.

Lanzando un claro mensaje a quienes aseguraban que se encontraba atrincherado adentro de la Casa Blanca, el mandatario salió de la residencia presidencial, recorrió la plaza Lafayette y, con una Biblia en su mano, se paró frente a la histórica iglesia durante unos breves instantes.

Lo acompañaron diversos asesores y funcionarios, entre ellos el Fiscal General Bill Barr, su hija y asesora de la Casa Blanca Ivanka Trump, el Jefe de Gabinete Mark Meadows y el Secretario de Defensa Mark Esper.

Comenzando con James Madison, cada persona que ha ocupado el cargo de presidente de los Estados Unidos ha asistido a un servicio en la Iglesia de San Juan.

El domingo por la noche los manifestantes incendiaron la casa parroquial de la iglesia. La casa parroquial contiene oficinas y salas de reuniones. El sótano, que también fue incendiado, se utiliza para el cuidado de los niños durante los servicios de la iglesia, y había sido recientemente renovado. Sin embargo, los daños podrían haber sido “mucho peores”, según dijo el reverendo Rob Fisher.

Anunció acciones para detener la violencia

Minutos antes en conferencia de prensa en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca el presidente Trump dijo que está tomando “acción inmediata” para movilizar “todos los recursos federales disponibles” para detener los disturbios y saqueos en todo el país, incluso desplegar el ejército si los estados no envían la Guardia Nacional a las protestas.

“Lucharé para protegerlos”, dijo Trump durante una manifestación vespertina, antes de lo que se esperaba que fueran más manifestaciones en la ciudad de Washington el lunes por la noche por la muerte en Minnesota de George Floyd.

En su discurso, el presidente prometió poner fin a las protestas violentas. “He recomendado a todos los gobernadores que desplieguen la Guardia Nacional en número suficiente para dominar las calles”, dijo el presidente durante su discurso. “Estamos acabando con los disturbios y la anarquía, lo acabaremos hoy”.

Trump dijo que está enviando “miles y miles de soldados y personal militar fuertemente armados” para detener los disturbios. “Quiero que los organizadores de este terror sepan que se enfrentarán a severas sanciones penales”, agregó.