Oración del árbol

Soy el árbol,

doy sombra y fruto.

Mi savia corre por las venas

de la historia.

Lleno los pulmones del mundo

y vivifico la vida del hombre.

Arriba mío se subió Zaqueo

para ver a Jesús.

Bajo de mi sombra

la jueza Débora

juzgó al pueblo de Israel.

En mis ramas se enredó

el joven Absalón.

Bajo mi protección

dicen que el príncipe Siddhartha

-después llamado el Buda-

recibió la iluminación.

Una de mis ramitas llevó

la paloma a Noé.

Hombre

te pido que no me mates más.

Me has herido,

me has talado,

me haces mucho mal

con tu lluvia ácida.

Y ahora provocas

grandes incendios

para terminar con mis

hermanos.

Te he dado todo

-hasta el madero de la cruz

del Salvador-

y me pagas con tu impiedad.

Hasta alegro tu vista en los parques

con mis flores, y mis hojas son beneficiosas

para infusiones curativas.

Y comprendo que no me quieres.

Yo te pregunto:

¿Por qué no plantas árboles?

Soy cortina para los vientos

y detengo la erosión

y a veces me parece que todo

mi trabajo es en vano.

Soy parte de ti

y me necesitas.

Ten piedad de mí,

te lo pido por favor.