Los poetas: torres de Dios en la Tierra
Actualmente hay muchos excelentes poetas que en sus versos expresan su fe evangélica.
26 DE ENERO DE 2025 · 08:00

El gran poeta nicaragüense Rubén Darío, pudo decir acertadamente que “los poetas son torres de Dios en la Tierra”.
Muchos libros de la Biblia, inspirados por el Espíritu Santo, fueron escritos por poetas, en especial los libros sapienciales, en especial los salmos, algunos fragmentos del profeta Isaías y, los hermosos versos del Cantar de los Cantares.
En el habla de herencia hispánica actualmente hay muchos excelentes poetas que en sus versos expresan su fe evangélica.
Ejemplo de ello el Presbítero José Luis Carvajal dejó su hermosa poesía titulada: “Tratando de vivir tu Evangelio”.
Tratando de visir tu Evangelio, / de ser más puro y más tierno… / de no dejarme esclavizar por mis pasiones / y poder ser un hombre nuevo… / Intentando encarnar tu Evangelio, / orando y luchando, haciendo y denunciando… / Buscando, levantándome, re-intentando; / Porque, lo que se busca, es encontrado. Procurando de unir a mis hermanos, / que tu Amor, señor, nos haga santos. / Trabajando para que todos presten sus manos / a tu proyecto, a tu reinado. Ensayando vivir tu Evangelio, / podré amar y corregir a mis hermanos, / porque no me buscaré a mí mismo / sino a Ti, amándote, en cada ser humano. Y, así, procurando, voy avanzando / porque, en Ti, Jesús, soy transfigurado. / Porque si te busco, soy encontrado; / Y si te encuentro, por tu amor, / seré, dulcemente cautivado.
Por su parte el poeta Luis D. Andrieta su poema afirma, sin duda: “He visto a Dios”:
Yo lo vi… ¡Era Él! / A la puerta de mi casa me llamó. / Tenía arrugas en su cara / y una pena en la mirada / que hasta el alma me llegó. / Yo lo vi… ¡Era Él! / Su vestido era un guiñapo / que colgaba como harapo / de sus huesos y su piel. / Y sus manos temblorosas / eran dos marchitas rosas / que imploraban de comer. Sí Señor… ¡Yo lo vi! / Porque al verlo comprendí / que en aquel desesperado / Dios estaba disfrazado / para visitarme a mí. Por eso… / desde aquella vez / si golpean a mi puerta / tengo el alma siempre abierta / por si llega a retornar / Dios, en forma de mendigo, / o de Judas, o de amigo, / para poderlo ayudar. Es que… ¿Sabe? / ¡¡¡Yo lo vi!!!
La poeta Rosa Dávalos le dice al Señor: “Quédate conmigo”:
Ábreme los ojos ciegos / al derroche de tus dones / en la mesa compartida, / en mi casa tan pequeña / y en mi tarde anochecida, / mis ojos te reconozcan / cuando me partes el pan / con tus manos aún heridas. Que te vea y te conozca / en los gestos cotidianos / del latir de mi familia… / Y en las tantas buenas obras / que regalan mis hermanos. / Y en los ojos que interpelan / y en aquellos que incomodan; / que te vea y conozca. / Rabboni, en la certeza / de que siempre estás conmigo / y de que siempre me envías / a pesar de mis temores / a anunciarte como en Galilea… Quédate, Señor, conmigo / en la quietud de esta tarde / pata hablarme al corazón / tus Palabras y yo entienda, / en tu paz resucitada, / que el misterio de la cruz / en mi vida se revela”.
“Quédate conmigo esta tarde, / como los montes azules / amparo de vientos fríos / se han quedado junto al valle… / El pueblo tibio de hogares, / se confía en el abrazo / de las sierras maternales. Así quédate conmigo, / con toda tu fortaleza / y huérfano me dejes / al remolino de penas, / entre mis blancos errados / y tropezando en las piedras. / Buscándote en el camino, / a veces en las sendas. / Quédate, Señor, conmigo / y ábreme los ojos ciegos / al ardor de tu Palabra / agua vida, luz y fuego.
Como antes, como siempre, los poetas cantan la obra de Dios.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - Los poetas: torres de Dios en la Tierra