Jorge Luis Borges y el siervo inútil

El título de uno de sus poemas más notables, de enorme sinceridad, alude al pasaje del Evangelio: “Mateo XXV, 30”.

    20 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 08:00

    Jorge Luis Borges,Jorge Luis Borges
    Jorge Luis Borges

    Jorge Luis Borges era un escritor de una gran erudición y, en el caso que nos interesa, un gran lector de la Biblia, especialmente en la versión Reina-Valera, su preferida. Por eso su obra abunda en citas, episodios y personajes del Libro.

    El título de uno de sus poemas más notables y de una enorme sinceridad, alude a un pasaje del Nuevo Testamento: “Mateo XXV, 30”.

    El lector no muy apercibido en la lectura de la Biblia, para entender cabalmente el sentido del poema, deberá leer detenidamente dicho texto, desde el versículo 14 en adelante hasta el final.

    Lleva como título “Parábola de los talentos”, donde el Maestro compara el Reino de los Cielos a un hombre que “yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes”. Pero, he aquí, que uno de ellos en vez de ponerlos a trabajar y producir, lo enterró, expresando “que tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra”. Y el Señor dijo: “Quitadle, pues el talento y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

    Sin duda Jesús hablaba de aprovechar los talentos que Dios le ha dado a cada uno de los hombres, para que lo trabajen y multipliquen en beneficio no solo personal sino de toda la comunidad.

    Ahora sí, el célebre poema de Borges:

    El primer puente de Constitución y a mis pies

     fragor de trenes que tejían laberintos de hierro.

    Humo y silbatos escalaban la noche, que de golpe fue el Juicio Universal.

    Desde el invisible horizonte y desde el centro de mi ser, una voz infinita,

    dijo estas cosas (estas cosas, no estas palabras,

    que son mi pobre traducción temporal de una sola palabra):

    -Estrellas, pan, bibliotecas orientales y occidentales,

    naipes, tableros de ajedrez, galerías, claraboyas, y sótanos,

    un cuerpo humano para andar por la tierra,

    uñas que crecen en la noche, en la muerte,

    sombra que olvida, atareados espejos que multiplican,

    declives de la música, la más dócil de las formas del tiempo,

     fronteras del Brasil y del Uruguay, caballos y mañanas,

    una pesa de bronce y un ejemplar de la saga de Grettir,

    algebra y fuego, la carga de Junín en tu sangre,

    días más populosos que los de Balzac, el olor de la madreselva,

    amor y víspera de amor y recuerdos intolerables,

    el sueño como un tesoro enterrado, el dadivoso azar

    y la memoria, que el hombre no mira sin vértigo,

    todo eso te fue dado, y también

    la falsía, la derrota, la humillación.

    En vano te hemos prodigado el océano,

    en vano el sol, que vieron los maravillados ojos de Whittman:

    Has gastado los años y te han gastado.

    Y todavía no has escrito el poema.

    A quién lee estas líneas, es atinada la pregunta: Con todos los beneficios que Dios nos ha dado, ¿hemos sido fieles a su legado, o hemos malogrado por miedo o por otros factores sin poder cumplir el propósito de nuestra vida? ¿Hemos multiplicado los talentos o los hemos enterrado como el mal siervo?

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - Jorge Luis Borges y el siervo inútil

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