Dios y la tristeza de los poetas
En la Biblia hasta los grandes hombres de Dios en algún momento padecieron tristeza, incluso el mismo Señor Jesús.
14 DE JULIO DE 2023 · 08:00

La tristeza y la alegría son estados de ánimo inherentes al ser humano. Según podemos leer en la Biblia hasta los grandes hombres de Dios en algún momento de sus vidas han padecido la tristeza, incluso el mismo Señor Jesús.
Uno de los pasajes más conmovedores se encuentra en el Evangelio según San Mateo 26-38 cuando les dice a sus discípulos en Getsemaní “mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo”. Y también sentía tristeza porque veía a las personas y miraba sus carencias espirituales, emocionales y físicas.
Los poetas, seres sensibles si los hay, no eran ajenos a sentir esta sensación que los embarga y a veces sin ninguna causa aparente.
Uno de los ejemplos más notables es el de Baldomero Fernández Moreno uno de los grandes poetas argentinos y que dejó este testimonio anímico que tituló “Inquietud”: “Hoy no me sirves, calle luminosa, / hoy no me sirves, plazoleta oscura, / hoy no me sirves serranía pura, / hoy no me sirves, pampa generosa. / Hoy no me sirves, tierra populosa, / hoy no me sirves, mar de la aventura. / Ni el espacio, colmena que murmura, / ni el sol dorado, ni la luna rosa. / Una vez más no sé lo que me pasa. / Doblé una esquina, me encerré en mi casa, / en mi sillón caí medio deshecho, / y al doblar la cabeza lentamente / hallé lo que buscaba inútilmente / y descansé sobre mi propio pecho”. Todo un pathos de angustia.
Pablo Neruda, poeta mayor de Chile, supo decir en uno de sus poemas más conocidos y difundidos: “Estoy triste, pero yo siempre estoy triste”.
Por su parte el gran poeta uruguayo Osiris Rodríguez Castillo en su clásico tema folclórico “Domingo de agua” dejó traslucir ese sentimiento de pena tan arraigado en muchos artistas y en todos los seres humanos en mayor o menor medida. Dijo Osiris: “Si escampa y ábrela tarde / capaz que dentro a sonsear / capaz que ensillo y me largo / medio sin rumbo por áhi, / total, si vaya ande vaya / el triste nunca haya paz”.
Antonio Machado, uno de los grandes infortunados, en muchos de sus poemas dejó traslucir ese estado de tristeza, debido seguramente a su temperamento y a los muchos infortunios que le tocó vivir. “Es una tarde cenicienta y mustia, / destartalada como el alma mía; / y es esta vieja angustia / que habita mi usual hipocondría. / La causa de esta angustia no consigo / ni vagamente comprender siquiera; / pero recuerdo y, recordando, digo: / -Si, yo era niño y tu mi compañera”.
Nuestro gran Atahualpa Yupanqui supo decir: “Y paso las madrugadas / buscando un rayo de luz / ¿Por qué la noche es tan larga? / Guitarra, dímelo tú”. Y también escribió “Yo tengo una pena antigua / inútil botarla fuera / y como es pena que dura / yo le he llamado la añera. / La añera es la pena vieja / y es mi sola compañía”.
El Dr. Edgar Di Fulvio dejó también entrever esa honda tristeza que a veces no se puede ni siquiera explicar en muchos de sus temas. En “Zambita para mi ausencia” dice: “A mí me puso la vida / con esta plegaria que nadie escuchó, / y así, sabiendo que es mía / con otra picada mi monte se abrió. / Adiós le digo al silencio / que llevo guardado por ley y verdad / mi voz será el río seco / que el hombre sediento lo maldecirá”.
En horas de melancolía, en mi caso, también supe escribir: “Si me preguntan cómo ando / yo me tardo en contestar. / Seguro que estoy tristeando / es mi carácter nomás. / Miro la tarde que se apaga / con el sol que se va / algunos no ´piensan nada / y yo pienso por demás. / No llevo prisa ni urgencia / mi pena sabe esperar / me acompaña desde chico / y me supe acostumbrar. / De los cacharros de lodo / he aprendido la humildad, / mi vaso lleno de pena / es difícil de apurar. / La tristeza que me lleva / su hermana la soledad / el que anda solo y tristeando / pa dentro debe mirar. / Como pozo de agua amarga / gusto salobre tendrá / porque siempre me acompaña / poco sabe de aflojar. / Como avecilla arrutada / en mi alma supo anidar / si algún día levanta vuelo / pena, la voy a extrañar”.
Mas la Biblia en el Evangelio de Juan, nos dice que “En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, pero el mundo se alegrará, estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría”.
Y en los salmos nos promete que “cercano está el Señor a los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu”.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - Dios y la tristeza de los poetas