Los viejos y bíblicos olivos
En el Monte de los Olivos todavía hay ejemplares que datan del tiempo de Jesús y aún desde años antes.
22 DE JULIO DE 2021 · 08:00

El escritor Luis Melnik en su interesante “Diccionario Insólito” se refiere a los olivos. Sobre estos milenarios árboles dice lo siguiente:
“En la antigua Grecia el olivo era sagrado en alusión a la historia que envuelve el nombre de Atenas. Atenea es presentada con una rama de olivo. Era el símbolo de la paz y de la fecundidad. Una corona de olivos era la máxima distinción al ciudadano que servía a su país y el más alto honor de los Juegos Olímpicos. También para los romanos era símbolo de grandeza”.
“En el Antiguo Testamento, el final del diluvio quedó demostrado para Noé cuando una paloma apreció en vuelo con una rama de olivo en su pico, señal de que las aguas habían bajado”.
“El Monte de los Olivos, al este de Jerusalén, está desde antiguo conectado con las ceremonias judías e íntimamente asociado con acontecimientos del Nuevo Testamento. Es allí donde Jesús se retira para orar, meditar y hablar con sus discípulos y es traicionado”.
“El olivo es un árbol tipo arbusto nativo de la región mediterránea. Puede vivir más de mil años. La oliva, su fruto, es amarga y no comestible antes de ser procesada para la obtención de aceitunas”.
El olivo es un árbol –arbusto- de hoja perenne en toda la tierra de Israel. Los frutos –las olivas- se aplastaban y exprimían, y el aceite se almacenaba en tinajas.
El Monte de los Olivos es un lugar emblemático para todos los cristianos. Todavía allí –dicen los científicos- hay algunos ejemplares de olivos que datan de la época de Nuestro Señor y aún desde años antes.
Era una colina que estaba situada a un kilómetro y medio aproximadamente al este de Jerusalén. Estaba separada de la ciudad por el valle del Cedrón. Getsemaní es una palabra hebrea que significa “almazara”. Se trata, a pesar del género femenino del vocablo, de un molino del que se extrae el aceite de las aceitunas.
Desde ese lugar el Señor Jesús predijo la destrucción de Jerusalén (mc. 13-2) y según cita el Evangelio de San Lucas (Lc 24-50, Hch 1-12) allí tuvo lugar la Ascensión de Jesús, lo mismo que, en el futuro, el regreso prometido. Ya estaba profetizado en Zacarías 14-4 que el Señor volvería a Jerusalén y plantaría sus pies sobre ese monte.
En la actualidad algunos científicos han descubierto ejemplares de olivos del Huerto de Getsemaní que se han mantenido intactos por más de nueve siglos libres de bacterias e insectos. Son, por ende, los olivos más antiguos que se conocen.
Se sabe que los olivos son capaces de crecer desde las raíces si se talan. La segunda basílica de Getsemaní fue construida en dicho lugar y se sospecha que el jardín fue reorganizado y la renovación de los olivos se hubo realizado durante el proceso de la reconstrucción.
En arameo, en cambio, la palabra significa “trujal”, lugar para trabajar el aceite, y ante un importante hallazgo en el lugar de un “baño ritual”, el padre y arqueólogo Eugenio Alliata, Del Studium Biblicum Franciscanum, explica que “el judío devoto que lo preparaba (el aceite) debía prepararse tomando un baño ritual en una pileta especial semejante a la descubierta”.
Es un hallazgo muy importante porque data justamente de la época del señor Jesús.
Podemos decir que los olivos están muy relacionados con la vida del hombre de la tierra y en la biblia son citados en forma muy favorable.
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