Mata un bebé en Polonia y piden su amnistía

La ONG progresista Amnistía Internacional, de tendencia abortiva y LGTB, instó “a las autoridades polacas a que suspendan la investigación fiscal sobre la conducta de la Dra. Gizela Jagielska, que practicó un aborto legal en una fase avanzada del embarazo en octubre de 2024 en su hospital de Oleśnica, en el suroeste de Polonia”.

No lamentó en ningún momento el asesinato del bebé realizado por la Dra. Jagielska, aun cuando el bebé se encontraba en su tercer trimestre de vida y ya tenía capacidad de desarrollarse fuera del vientre materno. El comunicado añade también que todas las personas que cometen asesinatos prenatales por aborto “tienen derecho a realizar su trabajo y sus actividades sin sufrir daños físicos o mentales ni temor a sufrirlos, y sin discriminación”.

Contradictoriamente, su propio comunicado reconoce que la Sociedad Polaca de Ginecólogos y Obstetras ha declarado que “cuando se ha alcanzado la «viabilidad fetal», los embarazos no deben interrumpirse bajo ninguna circunstancia”, pero parece ignorarlo. Más importante aún, en 2021 entró en vigencia en Polonia la sentencia de su Tribunal Constitucional que eliminó por completo el motivo de discapacidad fetal de la legislación sobre el aborto.

La ONG parece querer usar el caso para contribuir a la imposición del aborto, al cual llama un simple “tratamiento médico” cuando en realidad es un asesinato prenatal. En otra parte del Comunicado se pronuncia a favor del “derecho a la salud y el derecho a no ser asesinado ilegal y arbitrariamente” pero de forma increíble excluye a toda vida humana prenatal de este derecho.

El comunicado repite en varios momentos que la Dra. Jagielska procedió al aborto porque el caso suponía "un riesgo para la salud" y que de todos modos el niño moriría al poco tiempo de nacer. Sin embargo, cuando la ley polaca habla de riesgo para la salud se refiere a la madre, no al niño y, de todos modos, ningún riesgo de salud se soluciona matando al paciente. En el caso de la madre, en ningún momento hay sustento de que estaba expuesta a un riesgo grave o mortal por causa de su hijo.

El motivo médico alegado es que el bebé “padecía la forma más grave de osteogénesis imperfecta, un trastorno óseo congénito, lo que habría significado que el feto habría muerto, sufriendo mucho poco después del nacimiento si el embarazo hubiera continuado”. Aun si esto hubiera sido cierto ¿eso justifica su asesinato prenatal?

Pero, más importante aún, ¿es la osteogénesis imperfecta una enfermedad mortal? Esa declaración puede calificarse desde incorrecta hasta falsa. Los estudios demuestran que cada vez más niños pueden vivir con ella. De hecho, un estudio de 18 niños con esta enfermedad realizado por el Nemours Children’s Hospital en Delaware (EE.UU.) y publicado en febrero de 2025 por PubMedCentral con el título “La mayoría de los bebés con diagnóstico prenatal de osteogénesis imperfecta y mal pronóstico sobreviven” concluyó que...

"Dieciséis de los dieciocho individuos están vivos, y una minoría necesita asistencia respiratoria o alimentaria. Con un enfoque multidisciplinario del equipo de atención neonatal, se pueden optimizar los resultados. Los bebés diagnosticados anteriormente con OI letal pueden sobrevivir"

Amnistía Internacional parece ignorar voluntariamente los estudios actuales. Su enfoque abortista los ha llevado a consignar engañosamente en su comunicado que “el aborto es una parte integral de los servicios integrales de salud sexual y reproductiva y, como atención médica esencial, no debe ser tratado como un delito. El acceso al aborto es un derecho humano según las leyes y normas internacionales de derechos humanos”.

Esta es una falsa declaración y hasta un mentira descarada. No existe el “derecho al aborto” en el derecho internacional ni en el sistema internacional de los derechos humanos. Los pronunciamiento que se citan suelen ser de comisiones o “expertos” que no tienen ningún valor vinculante o legal.

Lo único que existe y que todos los países reconocen es el derecho a la vida. El llamado “derecho al aborto” es totalmente controvertido y rechazado por la mayoría de los países del mundo.