La manifestación de la presencia de Dios

Dios, a través del profeta Jeremías, se pronunció contra quienes acudían al templo de manera supersticiosa y mágica.

    15 DE ENERO DE 2025 · 08:00

    Dewang Gupta, Unsplash,hombre luz, hombre árbol
    Dewang Gupta, Unsplash

    Uno de los propósitos expresos para la construcción del templo de Jerusalén fue señalar el lugar en que la presencia de Dios estaba llamada a manifestarse de una forma especial.

    Esto fue así conforme a Sus instrucciones en la ley al escoger en ella a Jerusalén como el lugar oficialmente autorizado para este fin.

    Pero esto no significa que la presencia de Dios estuviera atada y limitada al templo, como si no pudiera manifestarse en cualquier otro lugar, o que Dios quedara obligado para con Su templo de tal modo que tuviera que manifestar Su presencia en él a todos los que acudieran a él.

    En realidad, la condición que Dios estableció para manifestar Su presencia a Su pueblo, no solo en el templo, sino en cualquier momento y lugar diferente sin parafernalias religiosas de ningún tipo, fue la obediencia de Su pueblo.

    Lo cual queda claramente expuesto en el primer libro de Reyes:

    Ya que estás construyendo este templo, quiero decirte que, si andas según mis estatutos, y obedeces mis leyes y todos mis mandamientos, yo cumpliré por medio de ti la promesa que hice a tu padre David. Entonces viviré entre los israelitas y no abandonaré a mi pueblo Israel»” (1 Reyes 6:12-13).

    Por eso Dios, a través del profeta Jeremías, se pronunció de este modo sobre los israelitas que acudían al templo de manera supersticiosa y mágica:

    “… Corrijan su conducta y sus acciones y yo los dejaré vivir en este lugar. No confíen en esas palabras engañosas que repiten: ‘¡Este es el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor!’. Si realmente corrigen su conducta y sus acciones, si realmente practican la justicia los unos con los otros… entonces los dejaré vivir en este lugar…” (Jeremías 7:3-11)

    La presencia de Dios no está atada ni condicionada a la existencia de un templo físico en el cual se manifieste, sino a la obediencia de Su pueblo.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - La manifestación de la presencia de Dios

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