Cubriendo el rastro del pecado
El detalle importante y decisivo que el rey David no tuvo en cuenta al encubrir su crimen.
10 DE ENERO DE 2025 · 11:00

Desde el punto de vista humano, el rey David cubrió muy bien las huellas de su adulterio con Betsabé y del asesinato de su esposo, el capitán Urías el hitita.
En el caso de este último, un valeroso y fiel guerrero, su planeada muerte en batalla quedaría disimulada como uno más de los desafortunados hechos y tragedias de la guerra.
Y el embarazo de Betsabé en ausencia de su esposo, quien se hallaba en campaña militar en el extranjero como capitán del ejército israelita, también se resolvió mediante el matrimonio de David con la viuda.
Con esta boda -con la excepción de los quisquillosos a quienes les gusta hacer cuentas precisas-, su embarazo sería entonces el inmediato resultado de este matrimonio y no de un adulterio previo.
Pero cuando David creía que había cubierto muy bien su rastro, el profeta Natán lo abordó.
Utilizó en su diálogo con el rey la presentación de un caso de manifiesta injusticia que aunque se presentó como real, era hipotético.
Una situación que se le pide que sea juzgada, y en la que David dictará sin saberlo sentencia sobre su propio caso y, tan pronto lo hizo así, Natán le hizo saber que se refería al rey en realidad:
Entonces Natán dijo a David: ꟷ¡Tú eres ese hombre! Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl. Te di el palacio de tu amo y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más. ¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas!” (2 Samuel 12:7-9).
El detalle importante y decisivo que David no tuvo en cuenta en su encubrimiento, ni pudo controlar, fue justamente, que: “… Sin embargo, lo que David había hecho le desagradó al Señor” (2 Samuel 11:27)
Aunque cubramos todos los rastros de nuestro pecado, a Dios no lo podemos engañar y nos reprenderá y lo sacará a la luz más temprano que tarde.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - Cubriendo el rastro del pecado