Arqueología del Éxodo de Egipto

El mismo nombre de Moisés corresponde con la etimología egipcia de la época del éxodo.

    16 DE DICIEMBRE DE 2023 · 22:27

    Imagen de Adrian Dascal en Unsplash,
    Imagen de Adrian Dascal en Unsplash

    Adentrándonos en el éxodo, aquí ocurre algo no muy distinto de lo sucedido con los patriarcas que analizamos en el artículo anterior.

    Es decir que no existe, de manera también comprensible y explicable (como lo señala William Dever al llamar nuestra atención al hecho de que: “Los esclavos, siervos y nómadas dejan pocos rastros que la arqueología pueda documentar”), evidencia material directa a su favor, pero sí una abundante evidencia circunstancial que apunta a la veracidad de los relatos bíblicos. Cabe aquí destacar el llamado “argumento de la vergüenza” que los historiadores utilizan, entre otros, para establecer la veracidad de un hecho, que consiste en que ningún pueblo afirma tener un origen vergonzoso, a menos que ese origen sea cierto, pues si se trata de inventar un origen ficticio, pues inventarían un origen glorioso y no uno vergonzoso.

    Así lo sostiene el profesor Richard Elliot Friedman de la Universidad de California: “Si alguien inventara una historia lo haría para decir que desciende de dioses o de reyes, no de esclavos”. Esa es justamente, también la razón por la cual no esperamos encontrar un testimonio de la destrucción del ejército de Faraón en los documentos oficiales, las crónicas y las inscripciones del antiguo Egipto. Por la vergüenza que esto les acarrearía.

    Es cierto que la cronología del éxodo ha sido también problemática, pues hay dos fechas que han reclamado tradicionalmente ser la auténtica: la fecha temprana que lo sitúa alrededor del año 1438 a. C. y la fecha tardía alrededor del 1290 a. C., lo cual nos deja con una discrepancia de cerca de 150 a 200 años entre las dos.

    De esas dos, la fecha temprana ciertamente no coincide con lo que se sabe sobre la historia del antiguo Egipto. Pero la fecha tardía sí coincide en gran manera, por lo que no se puede desechar, pues existen explicaciones sobre los métodos de registro cronológico de los judíos cada vez más aceptadas por todos, que nos permiten desechar la fecha temprana y acoger la fecha tardía con un mayor y creciente peso de probabilidad, y validar este relato con un suficiente respaldo de evidencia arqueológica circunstancial a su favor.   

    Además, el trato dispensado por los egipcios hacia los esclavos tal y como lo ha establecido la historia y la arqueología para la época del éxodo coincide casi al detalle con las descripciones del trato recibido por los hebreos por parte del faraón y sus funcionarios, incluyendo el trabajo forzado en las monumentales obras de construcción de los faraones, y hasta detalles como el hecho de que los ladrillos fabricados con paja eran de uso corriente en las construcciones del antiguo Egipto, como lo informa el libro de Éxodo.

    El mismo nombre de Moisés corresponde muy bien con la etimología egipcia de la época del éxodo y no con el contexto posterior de Palestina.

    Todo esto hace que de la ausencia de evidencia directa del éxodo en la península del Sinaí o en el desierto no se pueda concluir que éste no ocurrió.

     

    Artículos anteriores de esta serie sobre "La arqueología ¿corrobora o refuta el A. T.?"

    1.- Aqueología, testigo de la verdad

    2.- Arqueología bíblica y secular

    3.- Arqueología del tiempo de los patriarcas

    4.- Arqueología del Éxodo de Egipto

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - Arqueología del Éxodo de Egipto

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