Manipulación de los Derechos Humanos
Ubicar la discusión sobre derechos humanos fuera del contexto espiritual puede terminar en traición a Dios y al ser humano.
12 DE NOVIEMBRE DE 2023 · 08:00

Derechos humanos ¿nueva idolatría? (2)
La pasada semana tratamos cómo al no haber nada superior en lo cual creer, los derechos humanos se terminan manipulando por grupos de interés para imponer sus deseos y estilo de vida a la sociedad.
Mencionábamos al colectivo LGBTI y los sectores más radicales del feminismo al reclamar “derechos” tan discutibles e incluso inexistentes como el “derecho a elegir” que reclaman las abortistas para justificar el aborto provocado, poniéndolo por encima del derecho a la vida que los no nacidos tienen.
En este aspecto, lo mismo podríamos decir del colectivo LGBTI con su reclamo del “derecho al matrimonio igualitario” y del consecuente “derecho a la adopción” ─sin mencionar las llamadas “leyes trans” que se vienen aprobando en el mundo con el patrocinio de la ONU y la consecuente cacería de brujas o matoneo mediático hacia quienes las critican y se oponen a ellas─, como si estos fueran derechos verdaderos, pues la misma definición de matrimonio excluye ese derecho y su correlacionado “derecho a la adopción”, que además, no es ni siquiera un derecho de las parejas heterosexuales, sino un mecanismo de protección del menor.
Al posar de “minorías discriminadas” ꟷalgo en lo que pueden tener razón en relación con actitudes como la homofobiaꟷ, terminan envalentonados y reclamando más derechos de los que tienen, en virtud del ambiguo e indefinible “derecho al libre desarrollo de la personalidad” por el que los pederastas vienen también reclamando su “derecho” a dar curso libre a sus preferencias sexuales con niños, con el respaldo de entidades como la ONU ya mencionada.
Por todo lo anterior, la reflexión y discusión acerca de los derechos humanos no debe ser nunca un tema acabado y cerrado, limitado a la sociedad secular.
Debido a ello ubicar la discusión acerca de los derechos humanos por fuera del contexto religioso puede terminar siendo una traición no sólo a Dios, sino a los seres humanos a los que se pretende beneficiar con esta discusión.
No se puede, pues, marginar a la fe del debate alrededor de los derechos humanos, aún a riesgo de dar pie a quienes hacen de ella un pretexto para el fanatismo y los atropellos en el nombre de Dios y la religión. Porque si bien es cierto que los sectores fanáticos de la religión pueden entorpecer y enrarecer el diálogo constructivo sobre los derechos humanos, también lo es que el humanismo no es más que una religión cuyo dios es la moralidad y nada más.
Así, dejar que el humanismo se ocupe de la discusión sobre los derechos humanos mientras la religión se ocupa de Dios sin relacionar ambos campos entre sí puede ser nefasto.
No se puede, pues, hablar de manera verdaderamente comprensiva sobre los derechos humanos si no se ha experimentado previamente la necesidad de la redención mediante el reconocimiento de nuestra naturaleza pecaminosa, pues antes de pretender ser buenos, debemos ser perdonados.
Es contra el paradójico trasfondo de nuestra dignidad humana original, equilibrada por nuestra pecaminosidad actual, que podemos hablar de manera calificada sobre los derechos humanos. Después de todo, únicamente los redimidos están en condiciones de emprender la crítica necesaria, no sólo del mundo sino de sí mismos y sus presuntos derechos, ya que: “los malvados nada entienden de la justicia; los que buscan al Señor lo entienden todo” (Proverbios 28:5), pues es el horizonte de la fe el que nos brinda los criterios para ubicar a la humanidad en su justo lugar y proporción en el contexto de nuestro universo.
Todo lo cual explica muy bien por qué el apóstol Pablo declaró bajo la inspiración divina: “… el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie…” (1 Corintios 1:15).
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - Manipulación de los Derechos Humanos