Teología liberal y conservadora: la gran diferencia

La diferencia no radica en el grado de erudición, conocimiento o estudio, sino de actitud ante Dios y la Biblia.

21 DE MAYO DE 2023 · 08:00

Conger Design, Pixabay,leyendo biblia, manos biblia
Conger Design, Pixabay

¿Es la Biblia un mito más? (4)

Decíamos en el primer artículo de esta serie que los teólogos liberales se han apropiado y arrogado para sí el rótulo de la erudición académica en temas bíblicos, presumiendo ser la avanzada más ilustrada y documentada en estos asuntos, haciendo sus pronunciamientos desde un pedestal de superioridad académica que por sí mismo debería acallar los cuestionamientos de la iglesia y de la teología conservadora.

Pero, la diferencia entre la teología conservadora y la liberal no es el mayor grado de erudición de la última en relación con la primera, sino los postulados de los que cada una de ellas parte.

En el caso de la teología conservadora sus partida consiste en la credibilidad que en principio, a raíz de nuestra experiencia de conversión a Cristo, nos merece la Biblia en cuanto a sus afirmaciones sobre su procedencia e inspiración divina; mientras que la teología liberal parte de la presunción de que la Biblia se equivoca y miente en cuanto a sus reivindicaciones y reclamos sobre la vida de los fieles, por el simple hecho de que defiende la posibilidad de los milagros en oposición al naturalismo científico con el que la teología liberal está comprometida.

Así, está claro ya que la diferencia entre los teólogos liberales y los conservadores no radica en el grado de erudición de los primeros por contraste con los últimos, pues en ambos lados hay erudición de sobra. Ni siquiera en que los primeros suscriban y recurran a la alta crítica, mientras que los últimos no, pues éstos también dominan en muchos casos esta disciplina, aunque no lleguen mediante ella a las mismas conclusiones que los primeros. La diferencia, pues, no es de conocimiento y estudio, sino de actitud, pues los eruditos liberales desvirtúan a la Biblia al someterla a la tiranía de la alta crítica, mientras que los eruditos conservadores se sirven de la crítica textual o baja crítica, así como también de la alta crítica, para ayudar a hacer más claro y comprensible a los lectores modernos el inspirado mensaje bíblico.

Podría, por eso, decirse que, en rigor, la doctrina de la inspiración divina de la Biblia es el punto de inflexión que distingue y marca los linderos que separan a las posturas teológicas cuestionablemente liberales de las posturas teológicas confiablemente conservadoras.

En efecto, para los liberales la Biblia a lo sumo contiene palabra de Dios en una proporción indefinida, determinada, por supuesto, por ellos mismos; mientras que para la ortodoxia conservadora la Biblia es en su totalidad la palabra de Dios con absoluta exclusividad, al margen de que los individuos la reconozcan o no como tal.

A medio camino entre ambas posturas se encuentra la neo-ortodoxia que aglutina a teólogos originalmente liberales que reaccionaron contra el liberalismo teológico en el que fueron educados y que postula entonces que la Biblia llega a ser palabra de Dios para el individuo a partir de su encuentro personal con Cristo en la experiencia de la conversión y no antes de ella, permitiendo, entonces, a los creyentes declarar con el apóstol Pablo que: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

Tal vez las dos conclusiones más conocidas producto del ejercicio de la alta crítica por parte de los teólogos liberales sea la hipótesis documentaria del alemán Julius Wellhausen, en el Antiguo Testamento, relativa a las fuentes utilizadas, la fecha de composición y la autoría del Pentateuco o el conjunto de los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio; conocidos entre los judíos como “La Torah”; y en segundo lugar, el llamado “Documento Q” en el Nuevo Testamento en relación con la composición de los evangelios, que se encuentra en la base de lo que se conoce como “el problema sinóptico” por involucrar, a su vez, los llamados “evangelios sinópticos” que son: Mateo, Marcos y Lucas.

Un problema resumido así por la Biblia de Estudio Baker“expresión utilizada para explicar cómo Mateo, Marcos y Lucas coinciden y discrepan en tres áreas principales: contenido, redacción y orden”. Analicemos, entonces, la manera en que la alta crítica formula ambas teorías para tratar de entender un poco su metodología y comprender de paso las justificadas prevenciones que tenemos contra ella. Lo haremos la próxima semana.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - Teología liberal y conservadora: la gran diferencia