La cara oculta de niños criados en hogares homoparentales

El lobby LGTBI engaña al hacer creer que no hay diferencia entre niñ@s criad@s por parejas heterosexuales y homosexuales.

05 DE MAYO DE 2019 · 10:00

Ben Wicks, Unsplash,niños
Ben Wicks, Unsplash

Después de este artículo espero no ser tildado de homofóbico por los defensores de la homosexualidad, pues se ha convertido en regla general que quien adverse algún punto de la agenda homosexual es un cavernícola, un ser discriminatorio y despreciable que debe ser juzgado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos…

Respeto a todas las personas sin importar sus posturas ideológicas y preferencias. Pero, al igual que cualquier ciudadano del mundo, eso sí, con sensatez, ciencia y respeto, me siento libre de manifestar lo que creo.

Ya son varios los estudios serios hechos sobre el tema de niñ@s criados por parejas homoparentales.

Un acucioso investigador del tema por varios años es el especialista en psicopatología infantil Dr. Maurice Berger, quien es también  jefe del servicio de psiquiatría en el Centro Hospitalario Universitario de Saint-Étienne y miembro de varias comisiones interministeriales para la protección de la niñez en Francia.

Berger afirma que el lobby homoparental utiliza el engaño proveniente de serios defectos metodológicos con muestras minúsculas y ridículas para hacer creer a la opinión pública que no hay diferencias entre niñ@s criados por parejas heterosexuales con niñ@s criados por parejas homosexuales.

Por su parte, el profesor Mark Regnerus de la Universidad de Texas, apoyándose sobre el examen a 3.000 niños crecidos en el seno de 8 estructuras familiares diferentes a partir de 40 criterios sociales y emocionales, concluye que los niños criados por lesbianas son los que peor estado presentan, con un aumento estadístico inquietante de depresiones en ese grupo. También refiere que el 23% de los adultos provenientes de hogares homoparentales dicen haber sido a menudo víctimas de abusos sexuales.

Después del análisis, Regnerus concluye que “la unión conyugal estable del padre y la madre biológica sigue siendo el entorno más seguro para el desarrollo del niño”. Afirma que todas las demás combinaciones, perjudican a largo término el equilibrio del niño, sean cuales sean las cualidades humanas y educativas de los homosexuales.

La psicóloga clínica y forense de California Trayce L. Hansen analiza las circunstancias que rodean a los hijos en los matrimonios y en el seno de parejas homosexuales partiendo de la constatación de que hombre y mujer hacen aportaciones diversas a la crianza de los hijos, cada uno de una forma singular e irrepetible por parte del otro.

Ella refiere cinco asuntos que son razones para no apoyar la adopción de niñ@s en parejas homosexuales:

  • El amor materno y el amor paterno, aunque igualmente importantes, son cualitativamente distintos y dan lugar a relaciones paternofiliales diferentes.
  • Los hijos necesitan atravesar diferentes etapas en su desarrollo y para cada una de ellas necesitan el referente de uno y otro sexo.
  • Chicos y chicas necesitan un progenitor del sexo opuesto que les ayude a moderar sus propias inclinaciones vinculadas a su género.
  • El modelo de relación homosexual fija patrones de comportamiento sexual en el que las normas y convenciones se rompen para abrirse a experiencias ajenas al individuo.
  • Si en nombre de los derechos y la igualdad se termina considerando normal cualquier tipo de unión, las repercusiones emotivas y psicológicas que semejante colección de situaciones tengan sobre las psiques y la sexualidad en el desarrollo de los niños serán negativas.

También el prestigioso psiquiatra español Enrique Rojas habla en contra de las adopciones homosexuales refiriendo que el niño es sometido a lo que él llama un experimento: “el niñ@ no puede pronunciarse, le falta el referente masculino o femenino y, sobre todo, carece de información en un momento clave para lo que será su futuro como persona. Un niño adoptado por una pareja homosexual va a tener una personalidad más endeble, inmadura, insegura, inestable y con autoestima baja. Por otro lado, todo niño adoptado siempre tiene una problemática de aceptación de la adopción (¿quiénes son mis padres?, ¿de dónde procedo?, etc.). Pero en este caso, además, la pregunta es “de dónde procedo yo” y “por qué tengo yo estos padres que me han adoptado, con unas características distintas a las naturales y habituales”.

Soy de los que piensa que el matrimonio homosexual no redunda en el mejor interés de los niños y niñas. Y aunque podamos comprender el estado de ánimo de los homosexuales que desean casarse y tener hijos, no podemos permitir que nuestra compasión hacia ellos anule nuestra compasión hacia los niños.

En el Libro Inspirado de Arriba hay un clamor por preservar la vida tal como Dios la entregó, sin alteraciones ni conjuros hedónicos investidos por filosofías huecas: "Tú me hiciste con tus propias manos; tú me diste forma. ¿Vas ahora a cambiar de parecer y a ponerle fin a mi origen de vida?” (Job 10:8).

 

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