Adictos: esclavos de sí mismos

Adicción es compulsión, la persona repite actos que derivan de un sentimiento que no puede controlar.

    28 DE ABRIL DE 2019 · 08:00

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    Nikko Macaspac / Unsplash

    Se habla de adicción cuando una persona presenta una conducta compulsiva que la lleva a actuar irreflexiva (sin mediación del raciocinio) y visceral (sin freno) hacia la búsqueda de las sustancias, personas o situaciones que calman la ansiedad que le genera la sentida necesidad de entrar en contacto o consumir el elemento de su adicción.

    Se puede ser adicto, no sólo a las drogas, al cigarrillo o a la cafeína, sino también a la pornografía, a los juegos de envite y azar, a individuos, a la televisión, al uso del celular, a los video juegos, a las relaciones virtuales, al cine, a comprar ropa, al sexo, a coleccionar objetos, a algunos alimentos, etc.

    Adicción es compulsión porque la persona trata de repetir actos que se derivan de un sentimiento de vehemente necesidad que él o ella no pueden controlar. Lo compulsivo de las adicciones hace que el sujeto no pueda dominar con su voluntad las ideas e impulsos que se adueñan de su mente y condicionan su conducta.

    Un adicto experimenta dos síntomas que lo movilizan hacia el objeto o sujeto de su dependencia: la ansiedad y la angustia.

    Se usa el término ansiedad cuando existe miedo, temor, zozobra, inestabilidad e incertidumbre que provoca intranquilidad psíquica y física, ante el malestar indeterminado que subjetivamente el individuo cree que habrá de sucederle. Es decir, el adicto siente que algo desagradable e insoportable dentro de él va a ocurrir si no entra en contacto con el objeto de su adicción. Por eso, se puede decir que el adicto es recurrentemente “un perturbado por él mismo”.

    Por otro lado, el adicto experimenta angustia, o sea, tiene la displacentera sensación psicológica que le produce el no poder nombrar o dar a conocer su adicción, así como tampoco lo que quiere hacer para aliviar su tensión. Esa angustia surge de la preocupación por verse desaprobado o señalado por los demás debido a su adicción.

    ¿Alguna persona o cosa le produce ansiedad o angustia? ¿Siente la necesidad de que algún objeto o sujeto intervenga imperiosamente en su vida, al punto de paralizar sus decisiones y actos cotidianos cuando no logra ese contacto o intervención? ¿No se siente tranquilo (a) hasta que consume o contacta lo que ocupa de manera obsesiva sus pensamientos y deseos?

    Si esto le está ocurriendo busque ayuda profesional… Es fundamental ser consciente de su propia realidad, ser reflexivo, y no negarse a reconocer el factor al cual está adicto y las circunstancias que rodean esa dependencia.

    El Libro Inspirado de Arriba nos dice: “Cada quien es esclavo de aquello que lo domina” (2 Ped. 2:19). En ese contexto Pedro afirma que las distorsiones de la mente y del espíritu hacen que los seres humanos vivan atados a formas de vida y creencias que lo mantienen en esclavitud.

     

    Con gusto atenderé tus preguntas o comentarios: hectormarquez.convicciones@gmail.com

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