Generación RS: ‘Reality Show’

Hasta donde conozco, no existe un reality show donde el “espectáculo” esté enfocado en valores o hechos que aporten un bien a la humanidad.

    10 DE FEBRERO DE 2019 · 09:00

    Kyle Loftus, Unsplash,aviación pilotos, volando
    Kyle Loftus, Unsplash

    Desde principios de este siglo 21 han proliferado los llamados reality show (telerrealidad), programas mediáticos donde miles de personas, especialmente jóvenes, compiten por ser los mejores cantantes, actores, bailarines o modelos.

    Estos programas han gozado de altos niveles de sintonía y popularidad, lo que ha significado ganancias superlativas para los empresarios y productores del show business.

    Pero, hasta donde conozco, no existe un reality show donde el “espectáculo” esté enfocado en aspectos intelectuales, en valores, o en hechos que aporten un bien a la humanidad. Por ejemplo, un programa con jóvenes que tengan que desarrollar un proyecto social a favor de niños huérfanos. O un reality sobre recomposición y valores en jóvenes delincuentes.

    ¿Y qué tal uno donde tengan que demostrar sus destrezas en matemática financiera para reducir la pobreza en una comunidad? Los premios pudieran ser becas, bonos en dinero y hasta el aseguramiento de un empleo en una importante institución.

    Pero al show business no le interesa este tipo de “exhibiciones” porque estas ideas no venden masivamente. Y no venden porque el sistema de valores que prevalece en el mundo le da preeminencia a la fama y a la gloria personal, a la apariencia física, a lo sexual, y brinda culto al dinero usado para la pomposidad y el despropósito.

    Ante tanta superficialidad y vanidad en el mundo encuentro fundamental la necesidad de motivar a las nuevas generaciones a la búsqueda de Dios, a la lectura, al análisis, a la autoevaluación, al ejercicio intelectual y a la sensibilidad humana, porque el mundo no es una tabla de teatro, ni un gimnasio. Tampoco es un concierto, ni un programa mediático para lo histriónico-narcisista.

    El mundo es más bien un cúmulo de necesidades y desafíos para los que hay que prepararse de manera integral, y donde es imperativo aportar algo positivo a través del conocimiento y los valores, pues, como dice el Libro Inspirado de Arriba: “Vale más el buen nombre que usar un perfume caro” (Ecle. 7:1).

    La formación del ser humano comienza en el hogar, desde allí, papá y mamá deben incentivar el aprecio por la persona de Dios y la práctica de actividades intelectuales y humanitarias, y no sólo por lo que entretiene al cuerpo o hace saltar a la carne.

     

    Con gusto atenderé a tus preguntas o comentarios: e-mail: hectormarquez.convicciones@gmail.com


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