Apostasía ‘como en los días de Noé’

Tanto ha avanzado la apostasía en los últimos años que vemos con alarma cómo amplios sectores dentro de denominaciones históricas nacidas de la Reforma Protestante cierran filas con la religión romana de la que Dios ya los había libertado hace más de 500 años.

Otro aspecto es el consentimiento de las uniones entre homosexuales, al extremo de ordenar a gais y lesbianas como pastores, entre otras aberraciones sexuales.

Hasta la Biblia ha entrado al ruedo de la falsedad, pues han salido versiones manipuladas con el fin de agradar a grupos feministas, homosexuales, de los no alineados con la santidad, y así muchos otros.

Jesús nos da una clarinada de alerta de cómo estará la moral humana en los tiempos previos al arrebatamiento y durante la gran tribulación: «La venida del Hijo del Hombre será como en los días de Noé; pues así como en los días antes del diluvio la gente comía y bebía, y se casaba y daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca [salvación], y no entendieron hasta que vino el diluvio [la gran tribulación] y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:37-39).

Es de resaltar que Jesús hiciera referencia a que la gente «se casaba y daba en casamiento» por sobre otros tópicos perversos de los tiempos de Noé en comparación con los nuestros. Precisamente, una de las mayores inmoralidades del tiempo de hoy es que gente del mismo sexo se casa y da en casamiento bajo una ilusoria «legalidad» aprobada por legisladores depravados que han robado el lugar de Dios: el único que puede legislar sobre la moralidad.

Lo más tremendo de todo es que denominaciones protestantes no solo han aceptado las uniones homosexuales, sino que la han permitido entre sus ministros, y a estos también les permiten casar «parejas» del mismo sexo. ¿Habrase visto mayor abominación que esta? Se están «casando y dando en casamiento», ¡esa es la madre de las apostasías! Los llamados a salar e iluminar este mundo perdido están doblemente perdidos. «Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas» (Lucas 11:35).

El testimonio del incontable número de creyentes que a lo largo de la historia prefirieron el martirio antes de renegar o apostatar de su fe -desde el tiempo de los emperadores romanos, pasando por las masacres históricas de cristianos, la persecución a muerte del Vaticano con su desgraciadamente famoso Tribunal de la Inquisición y todos los hijos de Dios torturados y asesinados desde que el Islam apareció en escena en el siglo VII, los perseguidos por religiones, sectas, ideologías comunistas y de izquierda, aún hasta nuestros días-, serán quienes moverán la mano del Señor contra todos los apóstatas de la historia.

Desde que leí esta frase de nuestro Señor por primera vez ha resonado mucho en mi mente hasta el día de hoy: «cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe en la tierra?» (Lucas 18:8b); eso dice mucho del panorama que reinará en este mundo para el tiempo previo al regreso de Jesús, donde la apostasía será la señal espiritual más resaltante; si lo es hoy no nos cuesta mucho imaginar cómo será en los días por venir.

Así como Noé condenó al mundo de su época debido a su fe en Dios (Hebreos 11:7), así lo harán los que viven un genuino cristianismo junto a todos los que murieron por no renegar de Jesucristo ni de las Sagradas Escrituras, por amor a ellos el Señor condenará a todos los apóstatas y herejes de los últimos 20 siglos. Dios es justo.