La verdadera libertad y justicia vienen de lo Alto

Vemos con tristeza a Venezuela luchar por librarse de la opresión del Estado. Muy pocos ven que el país necesita una libertad espiritual primero.

    25 DE AGOSTO DE 2019 · 08:00

    Rowan Heuvel, Unsplash,palomas volando
    Rowan Heuvel, Unsplash

    Las Sagradas Escrituras registran una impactante y muy conocida palabra del Señor, bastante citada, pero pocas veces comprendida. La encontramos en Juan 8:31-32, «entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”».

    El verbo conocer en este pasaje viene del griego “ginosko”, que implica un entendimiento completo y absoluto de parte de Dios. Indica, frecuentemente, una relación entre la persona que conoce y el objeto conocido; a este respecto, lo que es conocido es de valor e importancia para aquel que conoce, y de ahí el establecimiento de la relación. Sugiere frecuentemente origen o progreso en conocimiento con un resultado o desenlace (Diccionario Vine).

    Sabiendo esto, entendemos que el conocimiento del que habla el Señor aquí es de aquel que nos viene no solo al abrirle nuestro corazón a Cristo -ahí apenas comienza-, sino «permanecer» estudiando y obedeciendo Su Palabra eterna; eso es lo que nos asegurará la verdadera libertad.

    Seremos libres en proporción a nuestra permanencia y crecimiento en la Palabra de Dios; un conocimiento liberador que nos viene por nuestra relación con Él, es progresivo y debe producir al final de nuestra carrera abundante fruto, lo que se traducirá en galardones celestiales.

    A quienes Jesús nos ha hecho libres prosigamos abundando y creciendo en esa libertad, pero también para que la impartamos a otros en el poder del Espíritu Santo. Crezca en la libertad usted y ayude a otros a ser libres. «Manténganse, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud» (Gálatas 5:1).

    Si como cristianos gozamos de la libertad en Cristo, debemos estar claros que parte de nuestra obligación es impartirla a otros, llevándoles la Palabra liberadora.

    Hoy vemos con tristeza cómo Venezuela está luchando en el mundo físico por tratar de librarse de lo que consideran una opresión del Estado, pero muy pocos se dan cuenta que lo que nuestro país necesita es una libertad espiritual primero.

    Venezuela está sumida en el ocultismo (brujería, santería, idolatría religiosa, etc.) y de eso no se sale sino a través de Jesucristo. Y de igual manera, pero con diferentes agravantes, están las demás naciones.

    Los países cambian de gobiernos, pero a no ser que venga un cambio espiritual (mente, alma y voluntad) y las personas se vuelvan a Cristo, los problemas persistirán, pues su origen es espiritual. El apóstol Pablo enseña en su primera carta a los Corintios que los asuntos espirituales solo pueden ser discernidos y resueltos espiritualmente. Y precisamente el tema de la libertad es uno eminentemente espiritual.

    Nos asombra ver en estos días de gran convulsión en América Latina, cómo la jerarquía religiosa imperante y emparentada con los gobiernos, ofrece muchos caminos para dirimir los problemas políticos, económicos y sociales, pero nunca nombran a Dios ni piden a la población ponerse en las manos de Jesucristo, tanto individual como colectivamente, para que sea el Señor quien nos liberte; simplemente asoman soluciones humanas, que aun cuando sean legales no resolverán la situación, pues el problema de Latinoamérica y los latinoamericanos es que no han querido ser libres por el único libertador que existe: Jesucristo.

    La libertad traerá la justicia. La opresión y malos gobiernos son falta de justicia. La verdadera libertad trae la verdadera justicia. ¿Queremos libertad y justicia para nuestras naciones?, rindamos individualmente nuestro corazón al Señor y la nación será libre.

    Conocer la Verdad (Cristo) es más que una acción religiosa, es rendir nuestra voluntad a Dios y vivir de acuerdo con su Palabra contenida en la Biblia. No hay otro camino... ¡Jesucristo es el Camino...! (Juan 14:6).

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La verdadera libertad y justicia vienen de lo Alto

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