¿Se divide la Iglesia?

La Iglesia nunca se divide, es la institución eclesiástica la que se separa de la verdadera Iglesia del Señor.

    18 DE AGOSTO DE 2019 · 08:00

    Pro Church Media, Unsplash,cortar papel con tijeras
    Pro Church Media, Unsplash

    Nos hemos venido acostumbrando a leer titulares en la prensa internacional que hablan de la supuesta división de la Iglesia de Cristo; tales como: “Aprobación de las uniones homosexuales dividen a la iglesia”, “Posturas políticas dividen a la iglesia”, “Ecumenismo interconfesional divide a la iglesia”, entre otros; esto en alusión a la falta de acuerdo en cuanto a determinadas posturas que requieren la opinión y decisión de los líderes de las organizaciones cristianas.

    Resulta que el Nuevo Testamento hace referencia a dos iglesias; la Iglesia del Señor -que escribimos con ‘I’ mayúscula-, el Cuerpo de Cristo en la tierra que se irá con Él en el arrebatamiento. La otra es la iglesia -que escribimos con ‘i’ minúscula- representada por la institución eclesiástica conformada por todos los que asisten a las congregaciones, tanto el trigo como la cizaña, la iglesia que el mundo reconoce porque es la física y terrenal, conformada por genuinos cristianos y seudocristianos.

    Dentro de la iglesia física está la Iglesia espiritual, el rebaño del Señor, su manada pequeña y remanente santo...

    Desde el emperador romano Constantino, al inicio del siglo IV, hasta las instituciones de gobierno actuales han creído que la iglesia es la que se divide en torno a temas preponderantes que siempre han surgido y que colocan a los cristianos en la balanza de la decisión: si apoyan o no alguna postura. La iglesia institucional siempre ha debatido y muchas veces sucumbido ante temas donde se coloca a la Palabra de Dios en un segundo plano, esta siempre ha salido reprobada en Apologética. Mientras que la Iglesia de Cristo ha perdido sus libertades terrenales y hasta puesto su vida por la defensa de la fe, tal como lo expresan las Escrituras.

    La Iglesia nunca se divide, la institución eclesiástica es la que se separa de la verdadera Iglesia del Señor, el Cuerpo de Cristo en el mundo. Cuando se debate acerca de las uniones homosexuales, el ecumenismo interconfesional, el libertinaje, el libre pensamiento, Nueva Era, Postmodernismo, entre otros temas; es la Biblia la que prima en la decisión de la Iglesia ante estos debates. Pero la iglesia institucional -esa suerte de mezclote cristiano- tiende a ceder ante estos debates y abre una puerta a la desobediencia a las Escrituras, al extremo de caer en falsa doctrina y hasta herejía.

    La sentencia: «No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. En aquel día, muchos me dirán: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?”. Pero yo les diré claramente: “Nunca los conocí. ¡Apártense de mí, obreros de la maldad!”» (Mateo 7:21-23); es una de las más severas advertencias para quienes se llamen cristianos, pues en la iglesia no todos son Iglesia (cuerpo de Cristo), hay muchos que serán reprobados a pesar de haber estado en la institución eclesiástica y actuado «en su nombre» y con Su Espíritu, pero que no hicieron «la voluntad del Padre que está en los cielos».

    La Iglesia genuina «ama al Señor y obedece sus mandamientos» (Juan 14:15).

    La próxima vez que leamos «tal o cual cosa ‘divide a la iglesia’», entendamos que se refriere a la institución eclesiástica conformada tanto por los genuinos discípulos de Cristo como por los ‘obreros de la maldad’.

    En la Iglesia están los discípulos del Señor y estos siempre obedecerán lo que manda la Biblia sin negociar su contenido, cueste lo que les cueste. Mientras que en la iglesia están los diversos géneros de «cristianos» (denominaciones y confesiones), muchos de ellos descalificados para heredar la vida eterna. Las siete parábolas del Reino a las que Jesús hace referencia en Mateo (capítulo 13), muestran claramente quién pertenece a su Reino/Iglesia y quién al mundo/iglesia institucional.

    Si tenemos esto claro, jamás seremos sorprendidos por ninguna acción, palabra o pensamiento de quienes se dicen ser miembros de la iglesia, pero actúan diferente al Cuerpo de Cristo, del cual Jesús mismo es la Cabeza y su Señor.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - ¿Se divide la Iglesia?

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