La flota de Trump: una visión cristiana

No es sólo una guerra contra el narcotráfico, es una guerra espiritual contra el infierno mismo que muchos influyentes venezolanos vienen invocando. Se acerca el ‘¡Ya basta!’ de Dios.

31 DE AGOSTO DE 2025 · 08:00

,Venezuela EEUU, armada guerra

Mientras escribimos este artículo, una gran flota de barcos de guerra, portaviones y hasta un submarino de las fuerzas armadas de Estados Unidos, vienen llegando para anclarse al sur del mar Caribe, justo frente a la amplia costa de Venezuela.

El argumento, «vigilar y combatir el flujo de drogas que los carteles están movilizando por aire y mar», narcóticos que terminan llegando a EEUU y Europa.

Queramos o no, estemos de acuerdo o no, el argumento de Norteamérica y las naciones que se les han unido en esta guerra contra el narcotráfico es valedera, lo que nos asombra es la gran cantidad de unidades navales y aéreas de guerra, lo cual ha movilizado a las fuerzas armadas venezolanas como si se tratara de una guerra contra nuestro país.

Como cristianos JAMÁS estaremos de acuerdo con ninguna guerra, pues en ellas muere mucha gente inocente en lo que los estrategas llaman «daño colateral»; además de crear en la población pánico y otros daños psicológicos difíciles de sanar, y ni hablar de la escasez, hambre y problemas con los servicios de agua, electricidad y comunicaciones.

Pero sabemos que en el mundo injusto y alejado de Dios en el que vivimos existen guerras «justificadas» o guerras para «traer paz», aunque suene absurdo. Y una de esas guerras justas es precisamente contra el narcotráfico que tanto daño hace en las personas, mayormente a la juventud.

Últimamente la justicia internacional ha capturado a varios capos de los carteles de drogas de diferentes países con procedimientos de inteligencia y los ha entregado a la justicia norteamericana donde eran solicitados por el gran daño causado a esa nación, pero nunca hemos visto un despliegue armado tan grande para capturar y combatir a algún cartel de las drogas como el que se apostará frente a Venezuela.

Como cristianos siempre estaremos de acuerdo con todo esfuerzo que se haga contra el mal, llámese narcotráfico, trata de personas, tráfico de niños, tráfico de órganos, lavado de dinero, corrupción, delincuencia, ajusticiamiento extrajudicial y un largo etcétera; siempre y cuando en esos procedimientos se proteja lo mejor posible a la población inocente.

En el caso de Venezuela, como cristianos sabemos que existe una palabra profética que Dios emitió hace más de cuatro décadas donde vendrían crisis socioeconómica, catástrofes naturales, enfrentamientos, división, derramamiento de sangre, intentonas golpistas, hambre, miseria, entre otros juicios; salvo que primeramente la Iglesia de Cristo no se arrepentía y unida clamara al Señor por su gracia y misericordia, así como le hablara claramente al pueblo venezolano para que dejara el pecado, la idolatría y brujería, y se volviera a Cristo de todo corazón.

¿Y ha pasado? Lamentablemente no.

Desde hace varias décadas la situación del país se ha venido agravando, el pecado multiplicando y las ideologías políticas terminaron de dividir la muy frágil unidad que se venía gestando. Desde que el emperador romano Constantino en el siglo IV oficializó el cristianismo como la religión del imperio, la mezcla de la Iglesia con el Estado o el Imperio, contaminó y paganizó al santo cuerpo de Cristo, la bendita Ekklesia por la cual dio su vida en la cruz, convirtiéndola en una institución político-religiosa que ha vivido en concubinato con los regímenes, monarquías y gobiernos a lo largo de 1.700 años.

El Señor sentenció que no aceptaría más esa simbiosis del trono y el altar, y escogió a Venezuela como modelo de una nación temerosa de Dios que está a punto de nacer, con separación de poderes, aunque gobernada por hijos de Dios en Cristo, cuidadosos de no mezclar el Estado con la Iglesia; sino que ministros cristianos capacitados por Él funjan como asesores de quienes nos gobiernen. Lamentablemente muchos de los actuales líderes se anticiparon y se saltaron el orden profético y han airado más a Dios. Pero gracias al Señor que Él siempre se ha reservado un remanente santo y fiel.

Todo lo que Dios ha dicho se ha venido cumpliendo al pie de la letra, puede usted leer gratuitamente el libro Memorias de una nación en guerra para que tenga mayor iluminación de en cual momento profético está nuestro país. Sabemos que profecías y profetas van y vienen, pero la fuente más fidedigna que tenemos es esa recopilación del apóstol José Ángel Hernández.

Como dijimos al principio, jamás estaremos a favor de ninguna guerra, pero indudablemente los barcos de Donald Trump no están ahí por voluntad humana, sino que Dios lo ha permitido para que el pueblo venezolano termine de entender el gran propósito que el Señor tiene con nuestra nación, pero el mismo debe iniciar con un arrepentimiento nacional que hasta ahora no se ha dado.

Esta no es sólo una guerra contra el narcotráfico, es una guerra espiritual contra el infierno mismo que muchos influyentes venezolanos vienen invocando y ahora se acerca el «¡ya basta!» de Dios. Venezuela va a ser lo que el Señor determinó que fuera y no hay hombre que pueda interponerse a su santa voluntad.

¡Clamemos a Dios por su misericordia para con Venezuela, los cristianos tenemos la autoridad del Nombre y la sangre de Cristo, no es necesario que se derrame ninguna gota de sangre! La decisión el Señor la puso en manos del remanente santo de Su Iglesia. Dios siempre tiene la última palabra.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La flota de Trump: una visión cristiana