De las ovejas/cabras que cambian de iglesia
Traslaciones eclesiásticas y ética pastoral.
17 DE AGOSTO DE 2025 · 08:00
En uno de los muchos chats que estoy en WhatsApp, un pastor amigo compartió un video del pastor Dante Gebel donde hacía referencia a las traslaciones de ovejas entre las iglesias en una misma ciudad o población, un muy acertado comentario de Gebel que da para mucho que hablar en cuanto a la ética que Dios espera que los pastores tengan al respecto.
Suelo responder poco en los diferentes chats donde hago parte, porque a veces los temas tratados ameritan una larga respuesta y hacerlo por ahí es tedioso; sin embargo, puse un pequeño comentario aprobatorio al citado video, porque suele suceder mucho en Venezuela y creo que en Latinoamérica entera.
Al terminar de postearlo, el Espíritu Santo me inquietó que escribiera de manera más amplia esa corta opinión hecha en el chat, y es lo que trataré de hacer con su bendita ayuda.
La idea no es destruir ni atacar, sino aconsejar y construir una iglesia más sólida donde las rebeldes y malas ovejas (o cabras, como a veces se comportan), no sigan causando daño a incautos pastores e iglesias que han creído que la traslación intereclesial es una manera de crecer, cuando es más bien agrandar el cáncer y convertirlo en metástasis.
Cuando los pastores que reciben a gente de otras iglesias que no nacieron allá y han pasado meses o años en su congregación, hasta que algo o alguien les pisó el botón del orgullo, la soberbia o la rebeldía (todas manifestaciones diabólicas ocultas en el alma), las reciben y no llaman a los pastores de sus anteriores iglesias para saber de qué manera salieron; significa que son ministros inmaduros y faltos de ética, que no saben que lo que están recibiendo mayormente en sus congregaciones es gente que trae una maleta llena de cosas malas y que pronto comenzarán también a dañar a las ovejas de la «nueva iglesia» que los acogió.
Si confrontáramos a todos los que vienen de otras iglesias a las nuestras, le cerraríamos las puertas a la rebelión y a los demás que lo intenten les daría temor irse a cualquier iglesia saliendo deshonrosamente y por la puerta de atrás de donde pertenecían; porque dirán: «mejor resuelvo mi problema en mi iglesia antes que el pastor de la otra donde vaya llame a mi pastor y me confronte delante de él».
Particularmente es lo yo hago y enseño en nuestra congregación, porque si me quedo con alguna oveja que Dios plantó en otro rebaño, pero que por su rebeldía e insujeción decide quedarse en la nuestra y lo permito, entonces paso a ser ladrón y salteador de una oveja que el Dueño de ella puso en otro prado bajo la voz de un pastor que, por cierto, esta oveja/cabra no quiere obedecer.
Se da el caso de algunos «pastores» que las escuchan, endulzan y hasta envenenan en contra del pastor del rebaño de donde vino, ofreciéndoles cargos o funciones donde por algo su anterior pastor no los puso, o si estaban los tuvo que disciplinar y sentar. Estos pastores ‘receptores’ pasan a ser unos engañadores que usan artimañas para quedarse con la oveja del rebaño donde Cristo, el Príncipe de los pastores, la puso; quedando estos en muy mala posición delante de Aquel a quien muy pronto tendrán que rendirle cuentas.
En una ocasión me tocó advertirle a un pastor que dos jovencitas que nacieron en nuestra congregación, pero venían de un mundo libertino, pretendían «tener novios» por hobbies y no por compromiso matrimonial, y eso este servidor no lo permite porque tampoco lo permite la Biblia (las Escrituras hablan de desposamiento no de noviazgos furtivos).
Me enteré que se iban a otra iglesia donde estaban «dos hermanitos muy lindos», por más que se les aconsejó no escucharon; razón por la que llamé al pastor de la iglesia receptora para advertirle de las nada santas intenciones de ellas, no diré la barbaridad que este pastor me respondió por respeto a mis lectores; pero a todas luces demostró ser un falto de ética e inmaduro de esos que Pablo le advirtió a Timoteo que tuviera cuidado al colocarlos, ya que «no debe ser un neófito, no sea que se envanezca y caiga en la condenación del diablo» (1ª Timoteo 3:6).
De las ovejas/cabras que cambian de iglesia usted oirá frases como:
- «Me fui de esa iglesia porque no tienen amor»; cuando seguramente ellos tampoco dieron amor ni entendieron que «el amor es sufrido».
- «Ese pastor es un...»; y comienzan a sacar todo el odio y resentimiento guardado en su corazón; suponiendo que sea verdad, nunca leyeron que nos «soportemos, amemos y perdonemos unos a otros».
- «En esa iglesia exigen mucho que le sirvamos al Señor, abramos grupos pequeños y hagamos discípulos, como si uno no tuviera más nada que hacer»; y se van a una donde son culto céntricas y crecen por natalidad biológica o por traslación y no le exigen a sus miembros lo que Cristo exige en Su Palabra.
- «Lo que pasa es que ese pastor no tiene discernimiento y no se da cuenta de mi gran llamado y no me quiere ungir para desempeñar ‘mi’ ministerio»; pero nunca dirán que no han concluido su formación ni que son unos neófitos, olvidando que quien «constituye ministros» es Cristo (Efesios 4:11), los apóstoles y pastores sólo deben bendecir por dirección del Espíritu, no por caprichos humanos.
Es una falta de ética pastoral recibir a una persona sin preguntarle de dónde viene y por qué se vino a su congregación después de tener años en otra donde hasta servía, más, cuando usted sabe que de la iglesia que viene es pastoreada por un hombre íntegro y de doctrina sana.
Pastores, ¿acaso se nos olvidó que lo que sembramos cosechamos?; que «con la misma vara que midamos seremos medidos». ¿Cómo es posible que un pastor reciba a una persona venida de otra congregación sin averiguar su estado espiritual y por cuál puerta salió, si por delante o por detrás? Y si salió de manera deshonrosa, debería devolverla para que pida perdón y arregle sus cuentas pendientes; caso contrario está recibiendo a una oveja enferma y corre el riesgo que le enferme las suyas.
¿Cómo es posible que los pastores de animales, cuando una oveja se viene a su redil y él sabe que pertenece a otro, va y la devuelve; y los pastores de las iglesias que se suponen espirituales se quedan con ellas y se llenan la boca diciendo que están creciendo numéricamente?, cuando el genuino crecimiento es el que da Dios, y hasta donde sabemos el Señor no respalda la falta de ética, el robo de ovejas con ofrecimientos humanos de cargos, pero sin respaldo del Espíritu Santo.
Otros son tan bárbaros que rebautizan a los hermanos que vienen ya bautizados de sus anteriores congregaciones, lo cual constituye una falta de respeto y de ética muy grande para con sus consiervos e iglesia que los bautizó.
Amados pastores, no les crean de primera a quienes llegan a sus iglesias salidos de otra, confróntelos, llamen a su legítimo pastor y si es necesario devuélvanselos para que terminen de vivir su proceso y maduren, porque con el corazón dañado que tienen terminarán haciendo lo mismo en la iglesia receptora. Creerle a una oveja que deshonró su familia en la fe sin hablar con el pastor de ella, lo convierte en un Caín espiritual de su hermano y colega pastor.
Señores ministros: ovejas van y vienen, pero los pastores siempre seremos y siempre estaremos. Personalmente prefiero creerle al pastor que a la oveja rebelde, por eso cuando me vienen a hablar mal de alguno no les permito tal atrevimiento, porque está comprobado que tan sólo un 5 % de los que migran de iglesia salen honrosamente y dicen la verdad; mientras que los que salieron mal tiemblan cuando se les dice que van a hablar con el pastor de donde salieron, si eso hacemos, les aseguro que la inmensa mayoría no regresará a tu iglesia y seguirán su peregrinaje por otras iglesias, sin echar raíces y vivir el proceso de crecimiento en ninguna.
Por supuesto, hablo de las que salen de iglesias sanas en una misma ciudad o población, ya que cuando me entero que vinieron de congregaciones falsa doctrina, donde su pastor tiene dudosa reputación, entre otros males, les doy la más amorosa bienvenida y les asigno a alguien maduro que las discipule y encamine por el programa bíblico de crecimiento que usamos en la congregación. Pero esa es una oveja que Dios saca de 100 que se van por rebeldía, insujeción y falta de respeto a la autoridad.
Esas ovejas/cabras deberían preguntarse si fueron tan o más serviciales, amorosas y sujetas que lo que reclamaban a su pastor. Siempre olvidan las veces que su pastor oró por ellas, las amó, guardó, enseñó a pesar de la mala actitud mostrada por estas, a quienes se les perdonó muchas cosas, pero son incapaces de perdonar a un ser humano imperfecto a quien Dios llamó a transformar cabras en mansas ovejitas: al pastor que las malas ovejas ametrallan con sus palabras que siempre consiguen a un neófito pastor que las oye y les cree, sin siquiera molestarse en llamar a su colega ministro difamado.
¡Ten misericordia y ayúdanos Señor, nos falta mucho para ser uno como tú y el Padre lo son!
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - De las ovejas/cabras que cambian de iglesia