Los fabricantes de maldad

La maldad es el lenguaje de las tinieblas, engendra pecado y muerte.

    01 DE JUNIO DE 2025 · 08:00

    Keller Chewning, Unsplash,sombra humana
    Keller Chewning, Unsplash

    En estos días vi un aviso en las redes sociales anti globalistas que decía: «Cuando te das cuenta que dos de los negocios más rentables son la GUERRA y la ENFERMEDAD, es fácil entender qué está sucediendo». Esta es una gran verdad que ya fue profetizada por nuestro Señor Jesucristo para los tiempos del fin; es decir, los nuestros.

    Las industrias farmacéutica y armamentista, tienen un pequeño porcentaje de beneficio; una ayuda a mitigar el dolor y algunas veces a sanar al enfermo, la otra es beneficiosa sólo cuando se trata de poner a raya a aquellos que subvierten el orden social.

    Sin embargo, cuando ambas industrias cayeron en manos de gente perversa y ambiciosa, crearon enfermedades para ofrecer la cura química, que termina generando efectos secundarios, muchas veces adversos lo cual empeoran el estado del paciente y hasta aceleran su gravedad y muerte. La armamentista promueve y se nutre de los conflictos y las guerras étnicas, religiosas y por reclamos de territorios para poder vender las armas que fabrican.

    Eso no es ningún secreto. Secretas son las muertes de quienes desenmascaran a estos fabricantes de maldad y muerte, a quienes muchas veces «suicidan» para callar sus voces que gritan la verdad que no les conviene a estas élites malévolas que han hecho millones a costa de las enfermedades y las guerras. Veamos las cifras que encontramos.

    La industria farmacéutica mundial facturó aproximadamente 1.6 billones de dólares en 2023. Este valor es comparable al PIB de países como España, México o Australia. La industria farmacéutica es un sector de gran crecimiento y contribución económica global. Invierte casi el 30% de sus ingresos en investigación y desarrollo, lo que representa una inversión de cerca de 270.000 millones de euros. Estados Unidos es el mercado farmacéutico más grande del mundo.

    Sabemos que no todo lo que gira en torno a la industria farmacéutica es malo, existen grandes avances tecnológicos, pero en lo que respecta a sus vacunas, trato de muchas enfermedades como el cáncer, corazón, riñones, diabetes, entre otras; han cruzada la raya del beneficio humano para convertirse en una de las causantes de enfermedades y muertes. Por supuesto, trabajan aliados con el ala perversa de la industria alimentaria en la creación de enfermedades.

    Mientras que la industria armamentista en manos de una élite que controla la ONU, la clase política y los organismos financieros y económicos mundiales, de ser mediadores y resolutores de conflictos se han convertido en los grandes atizadores de los enfrentamientos étnicos, religiosos y de diferendos territoriales generadores de las guerras, porque es la manera a través de la cual pueden vender las armas que fabrican.

    La industria armamentista mundial facturó aproximadamente 2,44 billones de dólares en 2023, según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). Este aumento se debió, en parte, al incremento del gasto militar global, que superó los 2,2 billones de dólares en 2022.

    Las 100 mayores empresas del sector facturaron 632.000 millones de dólares en 2023. La industria armamentista, lideradas por EEUU, China y Rusia, es un sector de gran importancia económica, con un gasto que supera los 2 billones de dólares al año. Este gasto se ve influenciado por diversos factores, incluyendo las tensiones geopolíticas y la demanda de armas.

    Antes las guerras por disputas étnicas, por territorios o religiosas, surgían sin intereses lucrativos de terceros; de unas décadas para acá, las guerras son planificadas por terceros que atizan el fuego entre las partes en conflicto para que inicien una guerra y esos ‘terceros’ les venden las armas que fabrican y que de otra manera se les quedarían ‘frías’.

    Igualmente sucede con la gran mayoría de las enfermedades ‘modernas’, las cuales son inoculadas de diversas maneras para luego venderle a los enfermos las medicinas, no para curarles, sino para mantenerles como permanentes clientes hasta que mueran; como es el caso de muchas ‘vacunas’ y lo vivido recientemente con la plandemia del Covid-19.

    Hay que ser ingenuos para no darse cuenta de esta realidad, donde unos pocos se lucran a costa de la salud y vida de los demás, sea creando enfermedades o enfrentamientos bélicos que les generan miles de millones de dólares anuales en ganancia. Ambas industrias son manejadas por gente abiertamente comprometida con el satanismo, por lo que se han convertido en verdaderos fabricantes de maldad.

    En su mensaje profético de los tiempos del fin, nuestro Señor dejó en claro que una de las señales más patentes sería que «por haberse multiplicado la maldad, se enfriará el amor de muchos» (Mateo 24:12). Eso aclara el móvil que está detrás de estos fabricantes de destrucción, enfermedades y muertes: la maldad. Solamente alguien con el corazón entenebrecido y su alma poseída por espíritus inmundos puede usar la farmacia y las armas para destruir al prójimo mientras se llena los bolsillos con dinero manchado de sangre y maldición.

    La maldad es el lenguaje de las tinieblas, ella engendra pecado y muerte. Cuando la maldad se une al dinero mal habido que muchos codician produce dolor. Como bien lo escribió el apóstol Pablo: «Los que quieren enriquecerse caen en la trampa de la tentación, y en muchas codicias necias y nocivas, que hunden a los hombres en la destrucción y la perdición; porque la raíz de todos los males es el amor al dinero...» (1ª Timoteo 6:9-10).

    Quién iba a imaginar cuando Cristo habló de nuestros días acerca de estas señales del fin: «Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá impresionantes terremotos, y hambre y pestilencias en diferentes lugares; también sucederán cosas espantosas y habrá grandes señales del cielo» (Lucas 21:10-11); que la mayoría de estas calamidades serían generadas por una élite aliada con el diablo y promotora de la pronta entronización del anticristo, cuyas dos de sus principales industrias son la farmacia y la armamentista.

    Definitivamente que «el amor al dinero (y al poder) son la raíz de todos los males». Tal es la codicia de este grupo de acaudalados y siniestros globalistas por adueñarse del mundo y reducir la población que les importa poco la salud y la vida de los más de ocho mil millones de habitantes de la tierra; un planeta que Dios creó para que vivamos todos en paz y bendición, pero que los caínes de este siglo están empeñados en hacer dinero a costa de la muerte de sus hermanos.

    La maldad que se anida en el corazón de mucha gente va en aumento conforme se acerca el día del regreso de Cristo, pero cuando se une a la sed de poder y control, y a la codicia por las riquezas rápidas y mal habidas el resultado es que los hombres con sus industrias se transforman en fabricantes de maldad.

    Pero hay una buena noticia, Jesucristo vino al mundo, predicó, hizo grandes milagros, murió en la cruz para llevar nuestro pecado, no importa el tamaño del mismo; siempre y cuando nos arrepintamos de corazón y pidamos su perdón, la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y nos abre la eternidad salvándonos de la eterna condenación. Si usted no lo ha hecho, no espere más, pues tal vez mañana no llegue para usted; ¡haga ya de Jesús su Señor y Salvador!

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Los fabricantes de maldad

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