¿Aprobamos o reprobamos nuestro 2024?

Nueve preguntas de un cuestionario para evaluarnos y cambiar para 2025.

    29 DE DICIEMBRE DE 2024 · 08:00

    Behnam Norouzi, Unsplash,calendario 2024, año 2024
    Behnam Norouzi, Unsplash

    ¡Llegó la hora del examen del 2024 antes de pasar al 2025!

    Cada vez que un estudiante culmina un año o un semestre, cualquiera sea el caso, se enfrenta a un examen final donde mostrará si comprendió y estudió lo impartido para merecer aprobar o, en caso contrario, reprobar el año/semestre. La diferencia con nuestra vida es que en los estudios se nos da la oportunidad de una nueva evaluación previa al inicio del año/semestre siguiente, y en caso de reprobar definitivamente podemos repetir el año/semestre completamente.

    En la vida no podemos volver atrás. Lo que no logramos queda en el pasado, porque el tiempo (vida, dinero, avance y éxito) nunca más vuelve. El apóstol Pablo escribió: «...una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!» (Filipenses 3:13-14).

    Estamos a escasos días de despedir el 2024, lo que logramos o no ya quedó atrás; es menester que evaluemos el pasado para traer los cambios necesarios y lograr en este venidero año 2025 un avance sustancial en nuestra vida personal, familiar y en el propósito que Dios nos marcó en el avance de su Reino.

    A veces los no cristianos comprenden mejor sus responsabilidades y les pesa más llegar a final de año sin haber alcanzado lo que se propusieron, pues entienden que el año que pasó nunca más volverá. Aun aquellos que no conocen al Señor comprenden el fin y el inicio de algo.

    Ilustrémonos en Jano (del latín Janus), el dios de la mitología romana que tenía dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil, hacia el pasado y hacia el futuro. Para los romanos Jano era ‘el dios de las puertas, los comienzos y los finales’. Por eso le fue consagrado el primer mes del año (que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero, y de ahí derivó a Enero).

    Como ‘dios de los comienzos’ se lo invocaba públicamente el primer día de enero. Si los paganos tenían un dios como Jano, ¿no deberíamos nosotros evaluarnos en nuestro Dios, que es el verdadero Señor de las nuevas oportunidades e inicios? Porque «nuevas son sus misericordias cada mañana».

    Al finalizar el 2024, ¿alcanzamos nuestras metas?, ¿cumplimos el propósito asignado por Dios?, ¿cuántas personas ganamos para Cristo y las estamos discipulando? 

    Es hora de evaluarnos en el Espíritu Santo. La evaluación, acompañada de una decidida actitud de cambio, es lo que nos evitará cometer los mismos errores. Si no nos evaluamos en Cristo en este tiempo, lo más probable es que todo siga igual y caigamos en la peligrosa «rutina espiritual».

    Alguien dijo: “Si siempre haces lo que siempre has hecho, siempre serás el que siempre has sido”. Y la Biblia nos aconseja: «no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto» (Romanos 12:2).

    ¿Por qué evaluarnos en Cristo? Porque «si el Señor no edifica la casa, de nada sirve (en vano) que los edificadores se esfuercen. Si el Señor no protege la ciudad, de nada sirve (en vano) que los guardias la vigilen» (Salmo 127:1. Énfasis añadido). Todo lo que hagamos o alcancemos fuera de la voluntad de Dios será en vano

    El único patrón válido para evaluarnos es la Palabra de Dios. Examinémonos a la luz de las siguientes preguntas:

    1.- ¿Permanezco en su Palabra? «...Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos”» (Juan 8:31).

    2.- ¿Amo a mis hermanos y al prójimo como Cristo me amó? «En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros» (Juan 13:35).

    3.- ¿Estoy dando fruto? «En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos» (Juan 15:8).

    • Un cristiano no vale tanto por el conocimiento que tiene, sino por los frutos que da en su vida

    • Está el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23)

    - Otro fruto muy valioso para Dios es el obedecer la Gran Comisión (Mateo 28:19-20)

    - La alabanza al Señor. «Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre» (Hebreos 13:15)

    • ¿Pensamos y obramos en favor del prójimo? «Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto» (Tito 3:14)

    4.- ¿He desarrollado la mente de un verdadero discípulo? (Romanos 12:2). ¿Estamos enfocados en pensamientos honestos, justos, puros, amables, llenos de virtud o dejamos nuestra mente a merced de la carne y del diablo?

    5.- ¿Somos humildes? Dios nunca desprecia al de corazón humillado

    6.- ¿Tenemos un amor sin fingimiento? «El que dice que está en luz y no ama a su hermano está en tinieblas» (1ª Juan 2:9)

    7.- ¿Nos estamos separando del mundo y sus deseos? Dios insiste: «No amen al mundo...»

    8.- ¿Llevamos una vida de obediencia? Desobedecer es caer en rebelión y Dios abomina esta actitud que proviene de Satanás

    9.- ¿Hemos crecido espiritualmente durante el 2024?  ¿Hemos avanzado, retrocedido o estancado?

    En estas nueve preguntas tenemos el cuestionario suficiente para evaluarnos y cambiar aquello que debamos cambiar para el 2025.

    «No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto» (Romanos 12:2 -DHH).

    Evaluémonos con una clara actitud de cambio y quitemos lo que estorba nuestro crecimiento espiritual. Si no avanzamos o reprobamos el examen en 2024, es hora de cambiar; pues, aunque no recuperaremos el tiempo perdido, mientras tengamos vida podemos ser los cristianos y discípulos que Jesús anhela que seamos. Recuerda lo que le escribió Pablo a los Filipenses:

    «...Una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está adelante; ¡prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús!».

    «Por lo tanto, también nosotros, que tenemos tan grande nube de testigos a nuestro alrededor, liberémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la derecha del trono de Dios» (Hebreos 12:1-2).

    Repite ante cada adversidad: «¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!» (Filipenses 4:13).

    Te deseo un ¡buen, fructífero y victorioso año 2025 de la mano de Cristo Jesús...!

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - ¿Aprobamos o reprobamos nuestro 2024?

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