Los venezolanos viven entre la expectativa y la fe

Seguimos orando y confiando en la soberanía divina por encima de las intenciones de los hombres.

    15 DE DICIEMBRE DE 2024 · 08:00

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    sunbeamphoto, Pixabay

    A medida que se acerca el 10 de enero, día estipulado para el inicio de un nuevo mandato presidencial, según lo acontecido en las elecciones del 28 de julio pasado, crece la expectativa tanto dentro como fuera de Venezuela; entre los venezolanos como los extranjeros, acerca de quién asumirá ese día.

    Nuestra intención con este artículo no es política, sino una eminentemente espiritual que trate de exponer en palabras llanas todo lo que se está moviendo en el mundo espiritual y lo que palpita en el corazón de los venezolanos acerca del nuevo mandato presidencial que inicia este 10 de enero.

    Para nadie es un secreto en este mundo, y menos a estas alturas del juego, la gran expectativa acerca de lo que acontecerá en la toma de posesión presidencial, de lo cual dan cuenta los medios de comunicación y las bulliciosas redes sociales, puesto que por cada lado se declaran ganadores, pero sólo uno de los contendores mostró las actas, y Dios dice en su Palabra que «por el testimonio de dos o tres testigos se decidirá un asunto» (Deuteronomio 19:15b).

    El resultado de lo acontecido en las elecciones del 28 de julio gozará del favor de Dios si cumple con los parámetros bíblicos, de lo contrario operarán las tinieblas, y no hay nada que Satanás anhele más que enfrentar a los venezolanos para él sacar rédito para sus infernales intenciones.

    No es hora de jugar con fuego. Es tiempo de obrar por la voluntad de Dios si queremos que el año 2025 inicie y concluya en paz. No podemos olvidar la palabra profética que pende sobre Venezuela desde hace más de 40 años y que ha venido cumpliéndose con asombrosa exactitud. Si no se impone la justicia y el juego limpio este 10 de enero, lo que vendrá para nuestro país es de pronóstico reservado.

    Nuestro Señor es un Dios que ama la justicia y la paz, mientras que Satanás busca, como lo dice nuestro Señor en Juan 10:10: «robar, matar y destruir»; ¿de qué lado se pondrán tanto el gobierno como la oposición?, eso está por verse, falta menos de un mes para que Venezuela se enrumbe en un nuevo período presidencial o termine de cumplirse lo profetizado acerca de ella, lo cual es la peor parte.

    La Iglesia de Cristo, más específicamente el «remanente fiel» de ella, tiene años clamando al Señor para que su misericordia rija los destinos del país, pero lamentablemente hay quienes prefieren pescar en río revuelto y sumir a Venezuela en lo que Dios no quiere.

    Quienes no viven en la fe y la esperanza de nuestro Señor tienen las más pésimas expectativas, mientras que quienes creemos en Dios y en su gracia infinita tenemos fe más que expectativas. Porque una expectativa es la posibilidad razonable de que algo suceda, «ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve» (Hebreos 11:1).

    Como pueblo de Dios creemos en la benevolencia, la gracia y misericordia del Señor en favor de Venezuela, pero si nuestros políticos se empeñan en violar los principios de las Sagradas Escrituras, les recordamos que, si bien «Dios es amor», también es «fuego consumidor»; y que «¡horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!» (Hebreos 10:31).

    Seguimos orando y confiando en la soberanía divina por encima de las intenciones de los hombres, no tenemos expectativa humana alguna, pero si una fe inquebrantable en que el Dios todopoderoso hará justicia en Venezuela y finalmente impondrá su voluntad; digan los políticos, gobernantes o las instituciones lo que quieran, finalmente la última palabra la tiene el Señor.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Los venezolanos viven entre la expectativa y la fe

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