Las dos verdades
‘Nosotros nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad’
13 DE OCTUBRE DE 2024 · 08:00

Una de las grandes máximas que leemos en la Biblia y que destroza cualquier argumento contrario, sea filosófico, académico o cultural está en la segunda carta de Pablo a los Corintios (13:8): «Nosotros nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad». Y ese ‘nada’ es absoluto.
Jesucristo es la Palabra, es la Verdad y nadie puede ir en contra de la verdad (Juan 1:1; 14:6); la verdad en sí misma causa efectos diversos, dependiendo del corazón de la persona que la recibe será el efecto que esta genere.
La Verdad es la concordancia entre una afirmación y el hecho a que se refiere. En la Biblia se emplea principalmente en sentido existencial y moral, como atributo de una persona, Jesucristo. La verdad es una cualidad que se atribuye a Dios.
A saber, existen dos tipos de verdades: la verdad absoluta y la verdad relativa.
- La verdad absoluta es aquella que es subsistente en sí misma y no admite ni necesita de comprobación. Es espiritual y no necesita de la razón para comprobarse (se recibe por fe).
- Mientras que la verdad relativa es aquella que necesita y se debe a un evento a la que está relacionada, se percibe usando la ciencia y la tradición a través de la razón. Es intelectual (natural o psíquica).
En el Antiguo Testamento la verdad estaba relacionada a Dios, los mandamientos y la ley (la Palabra). En el Nuevo Testamento o Pacto, la verdad (el Verbo, la Palabra: ‘logos’) que está inmanente en Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) se hizo carne en la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios.
Por eso el apóstol Juan afirma en su evangelio: «La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo» (1:17).
Nadie a lo largo de la historia antes de Cristo había afirmado y demostrado ser la Verdad, hasta que vino el Señor. Él nunca afirmó sólo conocer la verdad, sino que aseguró «Yo Soy la Verdad» (Juan 14:6); por eso escandalizó a la casta religiosa de su tiempo, quienes a pesar de conocer las Escrituras que hacían referencia a Jesús como el Mesías prometido, la verdad no se les reveló, más bien la rechazaron.
Jesús es el mismo ‘Yo soy’ que se le reveló a Moisés en la zarza ardiendo. «Moisés le dijo a Dios: Pero resulta que, si yo voy y les digo a los hijos de Israel: “El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes”, qué voy a responderles si me preguntan: “¿Y cuál es su nombre?”. Dios le respondió a Moisés: “YO SOY EL QUE SOY”. Y añadió: “A los hijos de Israel tú les dirás: ‘YO SOY me ha enviado a ustedes’”» (Éxodo 3:13-14).
Yo Soy (YHVH): Yahveh, significa que Dios existe o es en sí mismo; suficiente en sí mismo, eterno y soberano. Jesús es la Palabra y esta es la Verdad (ambas son atributos suyos). Él (la Verdad) sustenta todo por medio de su Palabra (que es la Verdad absoluta).
«Dios, que muchas veces y de distintas maneras habló en otros tiempos a nuestros padres por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y mediante el cual hizo el universo. Él es el resplandor de la gloria de Dios. Es la imagen misma de lo que Dios es. Él es quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder» (Hebreos 1:1-3).
La verdad de Dios que es absoluta y no acepta argumentos porque fuera de ella toda verdad es relativa, produce efectos. «Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”» (Juan 8:31-32).
La Palabra de Dios está totalmente relacionada con la verdad y ambas están en Cristo; por lo que conocer la verdad, que es conocerle a Él, trae un nuevo nacimiento espiritual y profundas transformaciones en nosotros. La verdad en el corazón del hombre produce por lo menos ocho efectos:
- 1.- La verdad redarguye (convence, refuta, reprende cualquier comportamiento pecaminoso).
- 2.- La verdad confronta (coteja una cosa con otra, pone una persona frente a otra o frente a sus malas acciones).
- 3.- La verdad transforma (cambia nuestro entendimiento o mente y finalmente nuestra naturaleza).
- 4.- La verdad te hace libre (de argumentos falsos o contrarios a Dios, de pensamientos errados, de vicios y conductas pecaminosas). Juan 8:31-32.
- 5.- La verdad justifica o condena (somos lo que pensamos y a partir de ahí hablamos y actuamos, y todo ello trae consecuencias, sean buenas o malas). «Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:37).
- 6.- La verdad es eterna y lleva a la eternidad (Jesucristo es la Verdad, Él es eterno). «Jesús le dijo: ‘Yo soy... la verdad...; nadie viene al Padre, sino por mí’» (Juan 14:6).
- 7.- La verdad desplaza la tradición (cultura, costumbres y enseñanzas humanas transmitidas de generación en generación). El Señor les reprochó a los líderes espirituales de su tiempo: «Porque “ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, y se aferran a la tradición de los hombres”. También les dijo: “¡Qué bien invalidan ustedes el mandamiento de Dios, para mantener su propia tradición!”» (Marcos 7:8-9).
- 8.- La verdad está relacionada con la sana doctrina bíblica. «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas» (2ª Timoteo 4:3-4).
La verdad siempre prevalece, esta se impone sobre las excusas, la mentira y los argumentos hechiceros e hipócritas.
A la verdad siempre le teme y esquiva aquel que miente o actúa hipócritamente.
La verdad del Señor es absoluta: «Yo Soy el que soy»; fuera de Él no hay verdad que se sustente, porque Él es la verdad absoluta y toda verdad que no se sustente en Él, jamás prevalecerá.
La Iglesia de Cristo es el pueblo de la verdad, vivamos, prediquemos, y suframos la verdad y por la verdad «para que el mundo crea en Él que es la Verdad eterna y absoluta».
Nunca olvidemos: «Nosotros nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad».
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Las dos verdades