La mala actitud de dar a Dios de lo que sobra

Una mayoría de cristianos escatima a Dios su dinero, tiempo, empleo y servicio, lo que revela el lugar que ocupa en su corazón.

05 DE MAYO DE 2024 · 08:00

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Imagen de diseño propio realizada con IA

Venimos programados por la cultura del mundo para ser avaros, dar de lo que nos sobra o simplemente no dar nada; inclusive, hasta procurar adueñarnos, de ser posible, de lo que le pertenece al prójimo.

Pero cuando venimos al Señor entendemos que la Palabra de Dios rechaza esta actitud, por lo que los discípulos de Cristo deben cambiar esta pecaminosa actitud si quieren agradar a Dios y recibir de sus ricas bendiciones.

La Biblia nos ofrece un revelador episodio donde el Señor Jesucristo rechazó la mala actitud de darle a Dios de lo que nos sobra, mientras que elogió la ofrenda sacrificial de una viuda; se encuentra en el evangelio según Marcos 12:41-44:

Jesús estaba sentado frente al arca de las ofrendas, y miraba cómo la gente echaba sus monedas en el arca. Muchos ricos echaban mucho, pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor [2 blancas de cobre (2 leptas, en griego, que equivalen a un cuadrante]. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca, porque todos han echado de lo que les sobra, pero esta, de su pobreza echó todo lo que tenía, ¡todo su sustento!.

Ubiquémonos en el contexto. Una viuda en el Israel antiguo a quien su marido no le haya dejado bienes y no tuviera hijos o un hermano que la sostenga dignamente, sencillamente vivía en penuria, como parece que es el caso de la viuda de nuestra historia y como debió ser el caso de otra viuda, aunque no hebrea, de Sarepta de Sidón quien prefirió alimentar al profeta Elías primero a pesar de su precariedad, lo cual desató uno de los milagros de provisión más grandes del Antiguo Testamento (la harina y el aceite no escaseó hasta que volvió a llover y hubo cosecha, 1 Reyes 17:8-24).

El gesto de la viuda de la que habló Jesús fue el mismo de la viuda de Sarepta ante Elías, una echó en las arcas del templo de Dios todo lo que le quedaba para su sustento y la otra alimentó con lo último que le quedaba al profeta de Dios. Conociendo al Señor, estamos seguros que a la viuda del templo nunca le debió faltar sustento porque Dios siempre «honra a los que le honran», como no le faltó a la de Sidón a quien Dios no sólo le suplió milagrosamente, sino que hasta le resucitó a su hijo.

Dar de lo que me sobra, lo que una inmensa mayoría de los cristianos hace con Dios no sólo con su dinero, sino también con su tiempo, empleo, servicio, entretenimiento, entre otros; es una actitud que revela el lugar que ocupa Dios en su corazón.

La misma práctica de dar primicias y diezmos nos demuestran la importancia de darle al Señor lo primero y lo mejor. Bien dicen las Escrituras: Honra al Señor con tus riquezas y con las primicias de todos tus frutos. Así tus graneros estarán llenos con abundancia, y tus lagares rebosarán de vino nuevo (Proverbios 3:9-10).

Es bueno recordar que sobra significa excedente, lo que se da luego de que apartamos primero para nosotros lo mayor y más importante; lo cual es diametralmente opuesto a lo que nos enseña la Biblia respecto a darle a Dios lo primero y lo mejor de todo lo que tenemos.

 

Entonces, dar de lo que me sobra...

• Es desobedecer y deshonra a Dios, quien dice: «Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6:33).

• Es poner a Dios en segundo lugar al considerarlo de menor valor en mi vida.

• Es poner a Dios en la condición de limosnero, siendo Él el dueño de todo.

• Es demostrar avaricia y mezquindad. «Por lo tanto, hagan morir lo terrenal... y la avaricia, que es idolatría» (Colosenses 3:5).

• Es no ser un genuino discípulo de Jesús, ya que el mismo Señor nos dice: «cualquiera de ustedes que no renuncie a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo» (Lucas 14:33).

• Es estimar a mis posesiones más que al receptor de mis dádivas, cuando se nos aconseja «ya no vivan más para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2ª Corintios 5:15).

 

El darle a Dios de lo que me sobra viene...

1.- De no entender la Palabra de Dios por influencia de espíritus malignos; por ejemplo, el estupor (ataque satánico que produce disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de falta de reacción. Su sinónimo es letargo: somnolencia, inactividad).

2.- De pensamientos y acciones mediocres.

3.- De falta de fe al pensar que si doy como debo a Dios no tendré mañana para mis necesidades.

4.- Del producto de influencias de espíritus ancestrales que moldearon la cultura de nuestros países.

 

Jesús, en el pasaje que nos ocupa, le hablaba principalmente a los escribas (doctores y maestros de la Ley) que eran los mismos que despojaban de sus bienes a las viudas: «En su enseñanza también les decía: “Cuídense de los escribas. Porque les gusta pasearse con ropas largas, y les encanta que los saluden en las plazas, y sentarse en las primeras sillas de las sinagogas, y ocupar los mejores asientos en las cenas. Además, se apoderan de los bienes de las viudas, y luego fingen hacer largas oraciones. ¡Pero peor será su condenación!”» (Marcos 12:38-40).

La actitud de la viuda contrasta con la de los fariseos, siendo las viudas víctimas de ellos, esta mujer les dio una lección de amor, honra, fidelidad y agradecimiento a Dios. El Señor apreció la motivación del corazón de ella para darle a Dios, pues a pesar de que su ofrenda era poca dio todo su sustento.

Dios mira tres cosas: nuestro amor y motivación hacia Él y su Reino, nuestros medios y con aquello que nos quedamos; por eso Él ama y honra a quienes a pesar de que tienen poco poseen un gran deseo de darle y honrarlo, porque saben que todo lo que tienen, hasta su propia vida, se la deben al Creador.

Por lo tanto, dar de lo que nos sobra a Dios nos iguala a los escribas hipócritas, avaros y desobedientes, actitud que fue condenada siempre por Jesús; quien llegó a afirmar: «Porque les digo que a menos que su justicia sea mayor que la de los escribas y de los fariseos, jamás entrarán en el reino de los cielos» (Mateo 5:19-20). Ese es el mayor peligro de una mala actitud hacia Dios y el prójimo

Darle de lo que me sobra a Dios es obediencia a medias, lo cual es desobediencia.

Si usted, como Jesús, cree que la actitud de la viuda es la correcta, entonces imítela. Debemos arrepentirnos de nuestras malas y pecaminosas actitudes para con Dios, honrémosle y valorémosle en todo nuestro accionar en la vida para que recibamos de Él todo bien, abundantes bendiciones y sus galardones en la eternidad.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La mala actitud de dar a Dios de lo que sobra