Dios actúa de repente
Cuando menos lo imaginamos o esperamos, nuestro Señor viene en nuestro socorro.
18 DE AGOSTO DE 2024 · 08:00

Es normal estar abrumado por tantas adversidades que se nos presentan en estos tiempos ya de por sí difíciles, pero ahora complicados más por causa del avance de la maldad liderada por una élite que no cree en Dios ni le importa la vida de sus semejantes, pues han creado desde una pandemia hasta una perversa receta (la Agenda 2030) que busca el control total y la drástica reducción de la humanidad.
Muchos estamos orando y esperando una respuesta de Dios ante esta grave situación, esto produce una cantidad de sentimientos encontrados que van desde la frustración por no poder resolver nuestros problemas hasta el estrés y depresión, que es el estado anímico más grave que puede tener una persona. A muchos se les hace difícil esperar y confiar en el Señor ante lo que viven.
Nunca debemos olvidar que ya Cristo nos lo había advertido en su Palabra contenida en la Biblia, acerca de la cada día creciente crisis que vendrá sobre el mundo por la cercanía de su venida por la Iglesia y del avance de los tiempos del fin, donde las economías colapsarían, las enfermedades aumentarían, la inmoralidad se multiplicaría de manera alarmante, todo por causa de la multiplicación de la maldad; pero en medio del caos Dios ha prometido actuar en favor de quienes le aman y se guardan para Él.
De repente, cuando menos lo imaginamos o esperamos, nuestro Señor viene en nuestro socorro, por eso no hay que bajar la guardia y mantenerse caminado con la fe puesta totalmente en Él.
Algo parecido a lo que estamos viviendo hoy, fue experimentado en muchas ocasiones por la Iglesia del primer siglo y a lo largo de estos casi 2.000 años de historia cristiana. De ella rescatamos un episodio muy significativo que le tocó vivir al apóstol Pablo y a su discípulo y compañero Silas.
Lo encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles (16:23-26), que dice: «Después de golpearles con muchos azotes, los echaron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los guardara con mucha seguridad. Cuando este recibió semejante orden, los metió en el calabozo de más adentro y sujetó sus pies en el cepo. Como a la medianoche, Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los presos les escuchaban. Entonces, de repente sobrevino un fuerte terremoto, de manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos. Al instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de todos se soltaron».
Ellos habían llegado a la cosmopolita ciudad de Filipos para predicar el evangelio y establecer la iglesia ahí (Hechos 16), pero al reprender el demonio de adivinación en una joven esclava que le daba influencia y mucho dinero a sus amos, estos alborotaron al pueblo y usaron su influencia para llevar a la cárcel a Pablo y Silas, no sin antes ser azotados y malheridos. ¿Se parece a su situación actual? Después de ser azotados por diferentes crisis ahora esta élite globalista pretende dejarnos malheridos física, anímica y económicamente.
Golpeados, sujetados de pies y manos, en la peor sección de la cárcel, Pablo y Silas siguieron orando y adorando a Dios, siendo escuchados por el resto de los presos que tal vez se preguntarían: ‘¿cómo puede alguien orar y cantarle al Señor en medio de tal situación?’; en vez de renegar de Dios y tomar una actitud de rebeldía contra Él, los discípulos hacían lo que usted y yo debemos hacer hoy: seguir orando, adorando al Señor y esperando en fe su seguro actuar en nuestro favor, ante familiares, vecinos y amigos que tal vez como aquellos otros presos no entiendan la motivación de nuestra fe en Dios en medio de la crisis y los problemas diarios.
Pero como a ellos, a nosotros también «de repente» nos llegará la gloriosa respuesta de Dios cuando menos lo esperemos y, tal vez, de la manera que no pensamos que el Señor actuará en nuestro favor. Ese actuar de Dios trajo bendición hasta sobre la vida del carcelero, produciéndose uno de los episodios más gloriosos del libro de los Hechos y que trajo una de las más grandes promesas de la Biblia para quienes creemos en Cristo, la cual alcanzará hasta nuestra familia.
Los versículos 30 y 31 del capítulo 16 del libro de los Hechos, reseña: «Sacándolos afuera [el carcelero], les dijo: —Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: —Cree en el Señor Jesús y serás salvo, tú y tu casa».
Dios actuará, siempre lo hace, así, de repente, vendrá en nuestro socorro, y hasta quienes nos rodean serán también bendecidos, nuestra familia conocerá igualmente a Cristo como su único Señor y Salvador, gracias a la poderosa, y muchas veces repentina intervención de Dios. Si usted cree en el Señor Jesús, también su familia creerá.
Jamás Pablo y Silas pensaron que Dios los libertaría a ellos y a los demás presos a través de un terremoto, pero así actúa el Altísimo, de repente, y de la manera que nadie se lo espera.
Recuerde lo que dice el apóstol Pedro en su primera carta (1:5-9): «Mediante la fe ustedes son protegidos por el poder de Dios, para la salvación que está preparada para ser revelada en el último tiempo. En lo cual ustedes se regocijan grandemente, aunque ahora, por un poco de tiempo si es necesario, sean afligidos con diversas pruebas, para que la prueba de la fe de ustedes, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego, sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; a quien sin haber visto, ustedes lo aman, y a quien ahora no ven, pero creen en Él, y se regocijan grandemente con gozo inefable y lleno de gloria, obteniendo, como resultado de su fe, la salvación de sus almas».
Mantengamos la profesión de nuestra fe, por muy difíciles que se pongan los tiempos, Dios sigue teniendo el control total. Aunque sabemos bien que el mundo irá de mal en peor hasta el apocalíptico cumplimiento de lo profetizado en la Biblia, para quienes aman al Señor siempre habrá paz, provisión protección y esperanza; ya que en toda circunstancia Él actuará, de repente, en nuestro favor.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Dios actúa de repente