Dios no tiene la culpa
Las lecciones de la vida de Job para nuestro tiempo.
04 DE DICIEMBRE DE 2022 · 08:00

Es muy común escuchar a la gente culpar a Dios por sus males o los males que azotan al mundo, especialmente en estos tiempos turbulentos cuando se cumplen a la perfección las señales del fin dejadas por nuestro Señor (Mateo 24). El Señor jamás quiso que la humanidad sufriera ni muriera, si nos remontamos al inicio de la creación veremos la buena y amorosa intención de Dios al crear el mundo y entregárselo al hombre para que lo administrara.
Fue el propio hombre que decidió desobedecer al Señor y pecar, trayendo sobre sí toda la calamidad y la muerte que Dios le advirtió le vendría si desobedecía y pecaba. Lo demás es historia conocida. El padre de la mentira, la maldad, el pecado y el reino tenebroso de la muerte es Satanás, no Dios; del diablo procede toda la maldad y el sufrimiento que ha padecido el mundo desde el Génesis mismo.
Hace miles de años vivió un hombre justo, temeroso de Dios y muy próspero, su nombre es Job; y cierto día Dios le dijo a Satanás que se fijara en lo recto y obediente que era Job para con Él, y «Satanás respondió al Señor: “¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No has hecho Tú una valla alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene, por todos lados? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus posesiones han aumentado en la tierra. Pero extiende ahora Tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no te maldice en Tu misma cara”. Entonces el Señor dijo a Satanás: “Todo lo que él tiene está en tu poder; pero no extiendas tu mano sobre él”. Y Satanás salió de la presencia del Señor» (Job 1:9-12).
A partir de ahí se desarrolla todo el libro de Job que consta de 42 capítulos, que cuenta todas las luchas y sufrimiento de este patriarca. Él pudo haber culpado a Dios por su desdicha; sin embargo, hizo todo lo contrario.
Veamos algunos versículos que arrojarán luz sobre este importante tema de culpar a Dios por nuestros males o los males del mundo.
En el capítulo 1 del libro de Job (vss. 20-22), vemos la actitud del patriarca luego de perder a sus hijos, propiedades y su salud; dice el pasaje bíblico: «Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rapó la cabeza; se postró a tierra y adoró. Y dijo: —Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El SEÑOR dio, y el SEÑOR quitó. ¡Sea bendito el nombre del SEÑOR! En todo esto Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno».
Luego de todas las calamidades que le vinieron, Job hizo todo lo contrario a la mayoría de la humanidad, él «se postró a tierra y adoró» a Dios, pues estaba acostumbrado a hacerlo y conocía bien que el Altísimo no era culpable de su calamidad, como tampoco lo es de la tuya ni la de ningún ser sobre este planeta.
Por el contrario, Job no pecó contra Dios ni en su corazón ni con su actitud, mucho menos con sus labios, dice la Escritura: «En todo esto Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno». Otras versiones de la Biblia dicen: «Y en todo esto Job no pecó ni le atribuyó al Señor ninguna mala intención» (RVC). «Job no cometió ningún pecado en lo que dijo ni le reprochó a Dios lo que había pasado» (PDT). «A pesar de todo, Job no pecó porque no culpó a Dios» (NTV).
Esta última versión refleja exactamente el sentido del pasaje bíblico, puesto que Job no culpó a Dios; es decir, no atribuyó que Dios tuviera algún despropósito, dicho de manera más llana: Job no le atribuyó a Dios las causas de su sufrimiento. Es verdad que el Señor lo permitió, pero el propósito del Altísimo siempre es para el bien y crecimiento de aquellos que le aman; tal y como lo escribió el apóstol Pablo en su carta a los Romanos (8:28).
Tenía propósito Dios con Job, por supuesto que sí, vemos al final de su libro en la Biblia cómo el Señor le bendijo dándole otros hijos hermosos y multiplicando al doble lo que el diablo le quitó durante su prueba; pero lo más importante, Satanás salió derrotado ante la integridad de este hombre temeroso de Dios, por lo que el Señor terminó glorificándose sobre el adversario que quería la destrucción y la muerte de Job.
Pregunto: ¿conoce usted el propósito de Dios en su vida?, probablemente. ¿Sabe cómo le bendecirá el Señor al final de las pruebas que está padeciendo? ¿Conoce la magnitud de la gracia con la que Dios vendrá en su auxilio una vez Él considere que aprendimos la lección? ¿O acaso nos comportaremos como los necios que culpan a Dios y hasta blasfeman de su nombre al atribuirle a Él despropósito en su vida, señalándole mala intención?
La Biblia enseña que Dios no es malo ni produce maldad, sino Satanás, Él nos ama y desea lo mejor para nosotros; entonces, ¿por qué culparle por las adversidades que podamos estar padeciendo hoy o hayamos vivido en el pasado? La raíz de la maldad y el sufrimiento en el mundo no provienen de Dios; ¿por qué las permite el Señor?, eso es algo que deberíamos preguntarle a Él esperando su amorosa respuesta, que tal vez no nos llegue al momento, pero Él es fiel en responder a nuestras interrogantes, si lo hacemos con el corazón correcto.
Escuche esta poderosa promesa al respecto, la cual se encuentra en 1ª Corintios 10:13: «A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla». ¿No le parece maravilloso? Dios es fiel a su Palabra, Él jamás miente ni produce nuestros males, dejemos de echarle la culpa; imitemos a Job y no culpemos más a Dios ni le reprochemos lo que nos haya pasado.
Si usted es de los que ha cometido este grave pecado de culpar a Dios, quien eternamente es inocente de nuestros males, entonces debe arrepentirse en este mismo instante y pedirle perdón por haberle atribuido algún despropósito en su vida o la de los suyos; nunca olvide que Él siempre tiene un buen propósito para aquellos que lo aman y viven adorándole como Job, aún en medio de las adversidades.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Dios no tiene la culpa