Dos perspectivas desde la cruz
En el cuadro de la crucifixión se acentúan estas dos perspectivas, representadas en los dos malhechores crucificados junto al Señor
17 DE ABRIL DE 2022 · 08:00

Desde el mismo inicio de la creación el hombre fue puesto en el Edén bajo una perspectiva de pureza e inocencia, la cual fue rota por causa de la desobediencia de Adán y Eva al comer del fruto prohibido, haciendo mal uso de su libre albedrío, produciendo como consecuencia una segunda perspectiva, la del pecado y la maldad. La primera vez que ambas perspectivas entraron en escena fue cuando Caín mató a su hermano Abel.
Ambas perspectivas espirituales se han venido manifestando a lo largo de las Sagradas Escrituras hasta hoy, pero el cuadro perfecto para analizarlas está en el momento de la crucifixión del Señor, cuando «con Jesús llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, lo mismo que a los malhechores, uno a la derecha de Jesús y otro a su izquierda... Uno de los malhechores que estaban allí colgados lo insultaba y le decía: “Si tú eres el Cristo, ¡sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!”. Pero el otro lo reprendió y le dijo: “¿Ni siquiera ahora, que sufres la misma condena, temes a Dios? Lo que nosotros ahora padecemos es justo, porque estamos recibiendo lo que merecían nuestros hechos, pero éste no cometió ningún crimen”. Y a Jesús le dijo: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”. Jesús le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:32-33, 39-43).
Ante el cuadro de la crucifixión se acentúan las dos perspectivas, representadas en los dos malhechores crucificados junto con el Señor. La primera es la que reconoce el señorío de Cristo y clama a Él, y la segunda es de la que lo reniega, rechaza y se burla de Cristo.
El primer malhechor se burla, escarnece y desprecia al Señor; mientras que el segundo una vez que reprende a su compañero, declara la inocencia de Jesús, así como reconoce que es el Rey de un reino que está más allá de la muerte, en la eternidad; pidiéndole que no lo olvide cuando estuviera reinando. Más claro imposible.
Estas perspectivas persisten hasta hoy en quienes aceptan por fe a Jesús como Señor y Salvador y en quienes lo rechazan con burla y falta de fe.
Nótese que Jesús pone su atención siempre en quien lo reconoce y clama a Él, como dice la Biblia: «Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo echo fuera» (Juan 6:37). Mientras que no hizo caso del malhechor incrédulo y escarnecedor a quien ni respondió, como tampoco hoy hace caso de quienes le rechazan.
Desde que el hombre pecó en el Edén aparecieron estas dos perspectivas: quien cree y quien no, quien acepta al Señor y quien lo rechaza, quien lo agrada y quien no. Una perspectiva vive para agradar al Señor y la otra está de espaldas a Dios. Él le da a cada ser humano la libertad para escoger, pero siempre habrá consecuencias por nuestra elección, tal y como el Señor se lo indicó a Israel:
«Hoy pongo a los cielos y a la tierra por testigos contra ustedes, de que he puesto ante ustedes la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida, para que tú y tu descendencia vivan; y para que ames al Señor tu Dios, y atiendas a su voz, y lo sigas, pues él es para ti vida y prolongación de tus días...» (Deuteronomio 30:19-20a).
La diferencia entre ambas perspectivas es que una ama y aceptan el señorío de Cristo, viviendo para agradarle, adorarle y servirle, poniendo a Dios en primer lugar. La otra reniega del Señor y vive rechazándole, practicando el pecado y la maldad, mintiendo y burlándose de Dios; llamando a lo malo bueno y a lo bueno malo (Isaías 5:20).
Aun los que se creen religiosos pueden rechazar al Señor y escoger la perspectiva mala, como lo hicieron los fariseos, saduceos, escribas y doctores de la ley; a quienes Jesús dijo: «También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto su aspecto, ni tienen su palabra permanentemente en ustedes, porque a quien él envió ustedes no le creen. Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí! Pero ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida» (Juan 5:37-40).
Como lo dijimos, ambas perspectivas tienen un costo final, «no se asombren de esto: Vendrá el tiempo cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; pero los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación» (Juan 5:28-29). Quien escoge la perspectiva buena gozará de vida eterna, tal y como el Señor se lo prometió al malhechor que lo reconoció, pero quien escoge la perspectiva mala irá irremediablemente a eterna condenación.
Hoy Dios pone delante de nosotros también estas dos opciones para que escojamos...
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Dos perspectivas desde la cruz