Las maledicencias contra Israel

Aunque el tema no es nuevo, cada vez que sus vecinos les atacan e Israel legítimamente se defiende comienzan los ataques por los medios y redes sociales, en las manifestaciones públicas en favor de los agresores, parcializados totalmente con Palestina, así también en los entes internacionales como la ONU y otros, que en vez de calmar el conflicto lo que hace es empeorarlo y encrispar más los ánimos a nivel mundial.

Sabemos que el enemigo de la humanidad siempre buscará sacar provecho en cualquier conflicto, pero cuando se trata del pueblo de Dios, Israel, y de la Iglesia de Jesucristo, los ataques demoníacos son más frontales y violentos por el odio del diablo hacia el Señor y a quienes lo honran y adoran como Dios.

Pero la más grave de todas estas manifestaciones antagónicas hacia Israel, sucede cuando las personas o instituciones comienzan a proferir maldiciones en contra del pueblo de Dios por el simple hecho de hacer uso de su legítimo derecho a la defensa de sus ciudadanos agredidos, y no cualquier agresión, sino una bélica, con armas letales y de destrucción masiva.

Dios le aseguró a Abraham, el padre de la fe y de Israel: «Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra» (Génesis 12:3). Toda maldición proferida contra Israel entra en esta advertencia divina y la historia es la mejor testigo de esta gran verdad, por la cantidad de personas y civilizaciones que desaparecieron luego de haber osado maldecir y agredir al pueblo hebreo.

Luego de los unilaterales ataques del grupo terrorista Hamás, quien mantiene sometido y secuestrado a su propio pueblo palestino, se activaron las manifestaciones maledicentes en contra de Israel por defenderse de los ataques terroristas, quienes agreden y maldicen a Israel parece que no ven que ellos simplemente se defienden, da la impresión de que las ciudades afectadas y los muertos hebreos no valieran. Si los palestinos no agredieran a sus vecinos no habrían muertos de ningún bando.

Quienes maldicen a Israel lo hacen sin argumentos valederos, porque ninguno podrá probar nunca que los hebreos han atacado primero a los palestinos, ya que esto jamás ha sucedido, Israel es siempre la que se defiende nunca la que ataca primero, a pesar de que tiene derecho de neutralizar a este grupo terrorista palestino; inclusive, antes de bombardear un objetivo en Palestina, se lo avisan para que despejen el área de personas de manera que nadie muera, porque el objetivo judío es acabar con las armas e instalaciones bélicas, no asesinar personas; no como Hamas que dispara contra la población civil israelí.

Quienes salen a las calles a manifestar en favor de Palestina, lo que hacen es maldecir a Israel e indirectamente defender al grupo terrorista Hamás que es en realidad el agresor; es como defender al violador y arremeter contra la víctima, lo cual es absurdo e ilógico; pero la ignorancia es muy atrevida. Quienes manifiestan públicamente en las calles o por los medios y redes sociales actúan como títeres del diablo, puesto que arremeten y maldicen sin conocimiento de causa o porque sencillamente odian a Israel aunque en el fondo saben que es inocente de lo que le señalan, pero más puede su odio visceral que la verdad.

Lamentablemente estos maledicentes de oficio y algunos tarifados desconocen la gravedad de maldecir a quienes Dios bendice; y lo peor, acarrean maldiciones sobre ellos mismos, porque el Señor revertirá sobre ellos las maldiciones que profieren contra Israel. Así como el video que se hizo viral por las redes sociales donde se muestra a un hombre que sostenía la bandera de Israel y al prenderla en fuego, la candela se le vino encima quemándole.

Es triste maldecir a quienes han sido puestos por Dios para «bendición de todas las familias de la tierra»; pero para millones en el mundo más puede el odio sin fundamento y gratuito que la verdad, gente que ataca y maldice sin siquiera saber qué dice el Señor al respecto, lo cual es muy grave y contraproducente para los mismos maledicentes. ¡Dios tenga misericordia de la humanidad confundida, manipulada y perdida...!