¿Somos los cristianos unos ‘intolerantes’?

¡Bienaventurados los intolerantes del pecado y la maldad, porque de ellos es el reino de los cielos...!

    21 DE FEBRERO DE 2021 · 08:00

    Jasmine Waheed, Unsplash,corazón
    Jasmine Waheed, Unsplash

    Una y otra vez se nos acusa a los cristianos de ser ‘intolerantes’, radicales y conservadores debido a nuestra postura en contra de todo lo que la Palabra de Dios tipifica como maldad o pecado, pues, lamentablemente, en la actualidad muchos llaman «bueno» a lo malo, tal y como Dios habla de ello en los ‘ayes’ de Isaías 5:

    «¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Consideran las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas. Consideran lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo» (vs. 20).

    En el mundo de hoy la tendencia a llamar bueno a lo que es malo va en aumento conforme avanza el tiempo y nos acercamos más a la venida de Cristo y al desenlace de esta era de pecado. Entonces, todo aquel que se atreva a llamar malo a lo malo, es calificado como intolerante por ciertos grupos que se creen dueños de la verdad; sin embargo, son ellos quienes con su actitud demuestran ser los intolerantes hacia lo bueno.

    Primero fue creado el bien durante la era de la inocencia en la que vivieron nuestros primeros padres en el Edén, hasta que tomaron la infausta decisión de llamar bueno a lo malo y cometer pecado de desobediencia al Señor que les creó y regaló un paradisíaco mundo. Es así como la desobediencia pasó a ser la madre de todos los pecados. Pecados que hoy muchos desean practicar en abierto desafío a Dios y sin que nadie, ni tan siquiera el Señor, se los pueda reclamar.

    Resulta que lo malo y pecaminoso siempre será malo y mortal, lo acepten o no los hombres; bien claro señala la Biblia que «la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos 6:23). Pero estos intolerantes del bien miran también a Jesucristo -su único Salvador- como un intolerante, y otros más atrevidos lo califican como tolerante de algunos pecados, como por ejemplo la perversión sexual que defienden los colectivos LGBTIQ+, pues hasta «pastores» e «iglesias» hay que lo defienden y celebran: son unos intolerantes de lo bueno y santo.

    Vivimos en el tiempo del mundo al revés, pero eso no significa que el mundo esté al revés, sino que muchos lo quieren ver así y obligar a los demás a verlo de esa manera, caso contrario, los tildan de ‘intolerantes’. La pregunta sería ¿quién en realidad es intolerante, quienes toleran la maldad y la perversión o quienes no la toleran? Hay intolerantes de lo bueno, pero la mayoría somos intolerantes de lo malo.

    Resulta que la maldad y la perversión sexual no es tolerada por la inmensa mayoría de la sociedad mundial, entonces llaman ‘intolerantes’ a quienes no toleran ningún género de pecado, tal y como no lo tolera Dios, y hasta lo condena en su Santa Palabra. No es posible que un 1 % de la población mundial que desea llamar buena a la perversión sexual califique al resto del 90 % que no la tolera como ‘intolerantes’. Eso, además de ser absurdo, resulta estúpido. En todo caso, ese ínfimo 1 % es en realidad el intolerante de la moral y buenas costumbres.

    El escritor alemán Thomas Mann señaló que «la tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad». En pocas palabras, debemos ser intolerantes con el pecado y todo género de maldad, en especial aquellos que presionan por su legalización mundial, partiendo desde la hipócrita ONU y pasando por los gobiernos de varios países. Es así como pretenden pasar por bueno las uniones entre dos o más homosexuales (con adopción de hijos incluida); el cambio de sexo -que nunca de género-; la pedo, zoo y necrofilia; la eutanasia y el más perverso de los pecados: el asesinato de los no natos.

    Si por no aceptar pecados de inmoralidad, asesinatos ‘legalizados’ y una larga lista de males, a los cristianos nos van a llamar ‘intolerantes’, pues a mucha honra, porque significa que somos hijos de un Dios que jamás tolerará el pecado y que desde antes de la creación no se lo toleró a Luzbel, por lo cual le echó del cielo junto con una gran cantidad de ángeles que le secundaron en el pecado de rebelión contra el Altísimo.

    La verdad sea dicha: los verdaderos intolerantes son quienes no aceptan la naturaleza y los mandamientos morales dados por Dios y se rebelan para dar rienda suelta a sus más bajos instintos carnales, llevados por sus más bajas pasiones, tentados siempre por Satanás, el más grande intolerante desde siempre de los principios divinos.

    La intolerancia a lo bueno tiene una sola cura, el arrepentimiento genuino (reconocer sus pecados, buscar el perdón de Cristo y dejarlos atrás), así como una vuelta a Dios, pero ¿querrán hacerlo los tolerantes del pecado y la maldad? Pues de eso dependerá el destino eterno de cada uno de ellos.

    ¡Bienaventurados los intolerantes del pecado y la maldad, porque de ellos es el reino de los cielos...!

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - ¿Somos los cristianos unos ‘intolerantes’?

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