La tragedia de los ‘balseros’ venezolanos
Han seguido apareciendo cadáveres flotando de 70 personas que las autoridades de T&T devolvieron de manera inhumana, sin combustible suficiente y sobrecargando la capacidad de la embarcación
20 DE DICIEMBRE DE 2020 · 08:00

Venezuela está conmocionada, y no es para menos. La noche del pasado sábado 12 de diciembre, los venezolanos reeditamos el horror del desdichado destino de quienes emigran -escapan- del país debido a la cada día más grave crisis, cuando nos enteramos de la llegada de 11 cadáveres a la costa de la ciudad de Güiria, estado Sucre, limítrofe con Trinidad y Tobago; conforme pasaban las horas la cuenta subió a 19 y luego a 28 náufragos fallecidos.
Días atrás, los familiares de quienes iban en el peñero «Mi Refugio», los habían reportado como desaparecidos, embarcación que lamentablemente naufragó y todos sus tripulantes perecieron ahogados. En primera instancia ninguno de los gobiernos de ambas naciones ofreció ni apoyo ni información veraz, por el contrario, atribuyeron a un posible «ataque de delincuentes en alta mar». Pero como siempre, Dios saca a la luz la verdad y nada queda oculto.
Días después de la tragedia, familiares y testigos de la población de Güiria y de Trinidad y Tobago (T&T) sacaron todo a la luz, para vergüenza de ambos gobiernos. Familiares lejanos de mi esposa perecieron como consecuencia de este lamentable naufragio que se pudo evitar si el gobierno de T&T no fuera tan miserable y violador de los más elementales derechos humanos (de hecho, sus leyes migratorias son violatorias de los derechos humanos ante la mirada cómplice de la ONU y sus oficinas responsables del tema migratorio y de los derechos humanos, del que irónicamente Venezuela es parte).
Estos son los hechos narrados por familiares y testigos que vieron cuando las autoridades de T&T devolvían a Venezuela a sus familiares inmigrantes (difundido el 15 de diciembre): «cuando vimos cómo regresaban a la tripulación, el gobierno tenía a varios venezolanos para deportar y aprovechó y metió a todos esos venezolanos en ese bote («Mi Refugio») y no les permitió recargar combustible para su retorno, en total el bote regresaba con los 29 iniciales más 41 nuevos miembros en total eran 70 compatriotas... se espera lo peor, de ese bote nadie se salvó y los cuerpos que se han encontrado ya incluso han sido mutilados por los peces, por su avanzado estado de descomposición. ¡Una tragedia total!».
Pero el relato del horror continúa: «Una lancha de la guardia costera los escoltó unas cuantas millas náuticas cuando ya habían dejado aguas territoriales de Trinidad y Tobago y en alta mar se quedó sin combustible el bote y quedaron a la deriva, eso ocurrió ya hace una semana, eso no ocurrió este fin de semana (12-13 de diciembre). De esto se tiene que enterar la ONU y el mundo entero para que el gobierno de Trinidad y Tobago asuma las consecuencias.
Todo esto lo sé de primera mano porque el esposo de mi prima iba en ese viaje que ya pasado 8 días aproximadamente y ahora es que están apareciendo los muertos... Los familiares que estaban en Trinidad y Tobago esperando a sus seres queridos pueden confirmar mi relato.
El peso era tal que los pasajeros empezaron a lanzar al mar todos los equipajes y se empezaron incluso a quitar la ropa para aligerar la carga, pero todo esto fue en vano porque el bote se partió por la mitad, ocurriendo la tragedia. Nadie les va a contar la verdadera situación. Esas autoridades de Trinidad y Tobago no tuvieron misericordia».
Fuentes no oficiales señalan que han seguido apareciendo cadáveres flotando de las 70 personas que las autoridades de T&T devolvieron de manera inhumana, sin combustible suficiente y sobrecargando la capacidad de la embarcación, que como es obvio, se partió produciendo la muerte de todos sus tripulantes. Pero como son venezolanos y no ocurrió en Europa pocos son los que reclaman ante el silencio de la ONU y compañía.
¿Hasta cuándo seguirán con esta hipocresía haciéndose de la vista gorda ante la calamidad del pobre pueblo venezolano por causa de la opresión que se vive en nuestro país? Es la pregunta que nos hacemos todos.
Pero esta tragedia en el «corredor de la muerte» entre las costas de Sucre y T&T no es la única. La periodista Yohana Marra, que cubre la fuente para ‘Crónica Uno’ indicó que «entre abril y mayo de 2019 desaparecieron más de 60 personas que viajaban en tres embarcaciones hacia Trinidad y Tobago. Dos botes salieron de Güiria y uno de Falcón. Un año y siete meses después los familiares desconocen dónde están sus seres queridos». En junio de 2019 fueron vistos por última vez 32 falconianos que salieron en bote hacia Curazao. Un año y medio después sus familias no saben nada, ni siquiera un cuerpo, según Lisbeth Barboza Ruiz.
Eso, sin contar las decenas de venezolanos que han muerto víctimas de arrollamientos, a manos de la delincuencia, guerrilleros, o por hipotermia ante el inclemente frío de Los Andes suramericanos, debido a que emigran a pie desde Venezuela a varias naciones de Sudamérica, familias enteras con sus pequeños incluidos. ¿Quién responde por estas muertes? ¿Quién socorre a sus familiares?, pues muchos de ellos eran sostén de hogar. El silencio -y hasta desprecio- por parte del Estado venezolano para con nuestros connacionales es lamentable y vergonzoso, y hasta maldito -porque hay maldiciones que no se dicen, se hacen.
Hasta ahora las denuncias y reclamos de millones de venezolanos han sido desoídas o están siendo procesadas a paso de morrocoy (tortuga de tierra), mientras la crisis migratoria aumenta en proporción a la tragedia nacional.
Solo nos queda Dios, quien sabemos está trabajando y pronto manifestará públicamente lo que viene haciendo en el mundo espiritual; el Señor traerá justicia para el afligido pueblo venezolano y juicio al gobierno venezolano y las naciones inhumanas y desalmadas como Trinidad y Tobago.
¡Venezuela, venezolanos... pronto cantaremos el Salmo 9 de David, ante el actuar justo de nuestro Señor:
«Señor, te alabaré de todo corazón y hablaré de todos tus portentos. Por ti me alegraré, oh Dios altísimo, y cantaré alabanzas a tu nombre. Ante ti, mis enemigos huyen; ruedan por el suelo y perecen.
Tú eres un juez justo, y desde tu trono defiendes mi causa y me haces justicia. Sometes a las naciones, destruyes a los malvados, y borras para siempre su memoria. Mis adversarios se han desvanecido; han quedado destruidos para siempre. Con ellos se borró el recuerdo de las ciudades que tú destruiste.
Pero tú, Señor, permaneces para siempre, y tienes preparado tu tribunal de justicia. Con justicia juzgarás al mundo; con rectitud juzgarás a las naciones. Tú, Señor, eres el refugio de los pobres; eres su amparo en momentos de angustia. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, proteges a los que te buscan...» (vss. 1-10).
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La tragedia de los ‘balseros’ venezolanos