El Líbano y su futura restauración

Desde el Pentateuco hasta Zacarías, es nombrada a lo largo del Antiguo Testamento; de hecho, pertenece a Canaán, «la tierra que fluye leche y miel» entregada por el Señor a Abraham y su descendencia.

    09 DE AGOSTO DE 2020 · 08:00

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    El puerto de Beirut, tras la reciente explosión

    Nada se puede descartar en el Líbano. Esa nación ha vivido una interminable hostilidad por cientos de años; el siglo pasado atravesó una guerra civil entre 1975 y 1990. A pesar de ser un país democrático y el más cristiano de todo el Oriente Medio, es cuna de uno de los grupos fundamentalistas islámicos más tenebrosos y ramificados del mundo, Hezbolá (que en árabe significa ‘el partido de dios’, y dios con ‘d’ minúscula, porque el único Dios verdadero y eterno no tiene partido alguno).

    Por estar en una región caracterizada por muchos conflictos y rodeada de naciones con grandes problemas bélicos como Turquía; los kurdos diseminados por Turquía, Siria e Irak; y países con quienes mantiene hostilidades desde hace muchos años, como Siria e Israel; a nadie le extrañaría que una explosión como la del martes 04 de agosto en Beirut sea asociada rápidamente con un ataque intencionado.

    Aunque el gobierno libanés y el regional de Beirut han calificado la explosión como «accidente en un depósito de nitrato de amonio ubicado en el puerto de la capital», no se descarta, por los momentos, que haya sido provocado. De hecho, en varios videos grabados por testigos desde diferentes lugares de la ciudad, se observa un objeto que impacta a mucha velocidad contra el citado depósito.

    Hay muchas preguntas que esperamos que en el transcurso de los días sean contestadas, como por ejemplo:

    • ¿Por qué había 2.750 toneladas de nitrato de amonio «almacenado sin las condiciones adecuadas en el puerto», como afirmó el presidente de Líbano, Michel Aoun?

    • Aunque el nitrato de amonio es un químico no inflamable, a menos que se mezcle con combustible para hacerlo explosivo una vez entre en contacto con el fuego, ¿qué originó el incendio y por qué hubo una segunda explosión de grandes dimensiones?; que según el profesor Andy Tyas, que lideró el trabajo: «cualquiera que sea la carga precisa, lo que es incuestionable es que es la explosión no-nuclear más grande de la historia».

    • Si existe un protocolo mundial para el almacenamiento del nitrato de amonio en lugares de extrema seguridad contra incendio, ¿por qué estaba allí almacenado desde 2013 cuando fue confiscado de un carguero con bandera moldava, a pesar de que el jefe de Aduanas, Badri Daher, dijo que su oficina pidió que fuera retirado, pero «eso nunca ocurrió»?

    • ¿Fue un accidente; algún grupo interesado en un caos nacional lo ocasionó; tiene Hezbolá algo que ver con la explosión; realmente un misil impactó el almacén? Esperemos en Dios se esclarezca este triste episodio que ha enlutado no solo a la gran familia libanesa radicada en esa nación y en muchas naciones del mundo, de manera especial en Latinoamérica, sino a todas las naciones del mundo que oran y buscan la paz de ese país.

    El Líbano tiene un lugar especial en las Sagradas Escrituras, desde el Pentateuco hasta el libro del profeta Zacarías, esta nación es nombrada a lo largo del Antiguo Testamento; de hecho, pertenece a Canaán, «la tierra que fluye leche y miel» entregada por el Señor a Abraham y su descendencia.

    Esta hermosa y fructífera tierra llena de montes y bosques con árboles frondosos, como el cedro, el ciprés y el sándalo, usados en la construcción del primer Templo de Jerusalén, tiene promesa de restauración por parte del Altísimo.

    Tiro y Sidón, importantes ciudades de Líbano, pecaron gravemente contra Dios y trajeron sobre sí el juicio del Señor hasta el día de hoy por su permanente hostilidad para con el pueblo de Dios, Israel. Cualquier estudioso de las Escrituras saben bien que lo que ha sucedido y sucede en el Líbano hasta el día de hoy, es producto de ese juicio espiritual que pesa sobre esa hermosa nación pluricultural y plurireligiosa.

    De hecho, el mismo Señor anunció el juicio sobre ambas ciudades libanesas: «Jesús comenzó entonces a reprender a las ciudades donde había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido. Les decía: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ustedes, hace tiempo que en cilicio y cubiertas de ceniza ellas habrían mostrado su arrepentimiento. Por tanto les digo que, en el día del juicio, el castigo para Tiro y para Sidón será más tolerable que para ustedes”» (Mateo 11:20-22).

    Sin embargo, la misericordia de Dios le alcanzará algún día y será restaurada en su hermosura, cuando el Príncipe de Paz, el Mesías de Israel, Jesucristo, la restaure al inicio de su reinado milenario como parte de Canaán; entonces se cumplirá lo escrito por los profetas: «Yo sanaré su rebelión. Los amaré de pura gracia, porque mi ira se ha apartado de ellos. Yo seré para Israel como el rocío, y él florecerá como lirio y extenderá sus raíces como el Líbano. Sus ramos se extenderán, y su esplendor será como el del olivo, y su perfume será como el del Líbano. Volverán, y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como el trigo, florecerán como la vid, y su aroma será como el del vino del Líbano» (Oseas 14:4-7).

    Si el Altísimo finalmente bendecirá grandemente a Israel comparándolo con la belleza y riqueza del Líbano, significa que restaurará y sanará también al Líbano como nación. En el Salmo 92, Dios hará lo propio con su pueblo santo que conformará también el libanés: «El justo florecerá como la palmera; crecerá alto como el cedro en el Líbano. Plantados estarán en la casa del SEÑOR; florecerán en los atrios de nuestro Dios. Aun en la vejez fructificarán. Estarán llenos de savia y frondosos para anunciar que el SEÑOR, mi roca, es recto y que en él no hay injusticia» (vss. 12-15).

    Dios ama al Líbano y al pueblo libanés, tienen un lugar predilecto en su futuro reinado mesiánico, de lo contrario no se referiría tanto y de manera tan hermosa como lo hace hacia esta tierra frondosa; Su tierra. Sigamos orando por el Líbano, para que encuentre la paz en su Rey y Señor Jesucristo. ¡Dios guarde y bendiga al Líbano y la libre de sus enemigos!

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - El Líbano y su futura restauración

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