Investigaciones afirman que los niños tienen predisposición natural a creer en Dios
Según la ciencia, "Los humanos nacemos asumiendo que existe un origen sobrenatural".
Christianity Today · EE.UU. · 21 DE OCTUBRE DE 2025 · 08:00
Este mes, fue publicado en el medio Christianity Today un artículo que muestra algunas investigaciones sobre la predisposición natural de los niños a creer en Dios.
El texto inicia haciendo referencia al trabajo del científico cognitivo Justin Barrett, donde se propone que los humanos nacemos asumiendo que existe algún tipo de origen sobrenatural detrás de todo.
Según Barrett, reconocido psicólogo del desarrollo y antropólogo de la Universidad de Oxford, todos somos, en mayor o menor medida, creyentes natos.
Por otra parte, aclaran que, por muy impresionables que creamos que son los niños, no aceptan todo lo que oyen. Por ejemplo, “por mucho que intentes convencerlos de que el brócoli sabe bien, por ejemplo, algunos muy probablemente mantengan su escepticismo”, destaca el texto.
También fue citado el estudio “El alcance del pensamiento teleológico en niños preescolares”, publicado por el Centro Nacional de Información Biotecnológica en Estados Unidos.
Explican que si les preguntas a niños en edad preescolar si llover es lo que "hace" una nube o si es "para qué se creó", casi unánimemente dirán que la nube se creó para llover.
Los niños "ven los fenómenos naturales como diseñados intencionalmente por un dios. No es casualidad que, por lo tanto, consideren que los objetos naturales existen con un propósito".
Se destaca que no se trata de ingenuidad, si no más bien a la predispocisión de creer que las cosas suceden por una razón, y esta suele estar relacionada con algo divino.
De hecho, esta es una de las razones por las que los niños preguntan constantemente "¿Por qué?". Interpretan espontáneamente los eventos como si fueran producto de la inteligencia superior. Se concluye que ese "¿Por qué?", ayuda a reconstruir su rompecabezas de la realidad, que se va desarrollando lentamente.
A su vez, la psicóloga del desarrollo Deborah Keleman, argumenta que los niños son “teístas intuitivos”, algo tan innato, que incluso los niños criados en hogares abiertamente ateos tienden a asumir que existe una presencia divina que guía su mundo.
“Que los niños vengan a mi”
Es destacado como Jesús elogiaba a los niños a lo largo de los Evangelios. “Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidan, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (Marcos 10:13-16).
Según William L. Lane, un erudito del Nuevo Testamento, Jesús elogia a los niños simplemente porque aceptan la realidad de Jesús sin reservas ni complejos.
Por su parte, el estudioso James R. Edwards argumenta que Jesús bendice a los niños no por sus virtudes, sino por lo que les falta, al carecer de sofisticación, timidez y ansiedad por encajar o alinearse con la opinión mayoritaria, al no haber desarrollado un sentido de autoimportancia.

El “sentido de deidad”
Teólogos como Juan Calvino hablaron del sensus divinitatis ("sentido de deidad"), enfocado en que todos los humanos poseen una persistente sensación de que existe algún tipo de dios ahí fuera, y esta percepción divina se mantiene sorprendentemente bien en todas las culturas, épocas y geografías.
Es por eso que es citado, el biólogo evolutivo Dominic Johnson, quien resalta como el ateísmo no es solo una batalla contra la cultura, sino contra la naturaleza humana.
El mismo autor del artículo, Grifo Gooch, habló de su propia experiencia. “Crecí asumiendo que Dios era real y que Jesús era un buen candidato para ese Dios. Pero descarté esas creencias al cumplir 13 años, principalmente porque los músicos seculares me convencieron de que el cristianismo no era cool. Luego, cuando finalmente acepté a Cristo a los 18, sentí como si volviera a la maravilla de la infancia, cayendo en una serena "segunda ingenuidad", como decía Paul Ricoeur”.
Aclara que las investigaciones citadas no sugieren que los niños nazcan con una comprensión salvífica del YHWH judeocristiano, el Padre de Jesús, de quien procede el Espíritu (Juan 15:26). “Simplemente demuestra que no nacemos ateos, al menos no ateos funcionales. En cambio, el ateísmo es algo hacia lo que las personas se van formando gradualmente, gracias a la expansión de una cultura donde la mentalidad de Tomás el incrédulo se considera el estándar intelectual”.
Circunstancias cruciales
A pesar que muchos solemos desaprender, anular y suprimir lentamente nuestra "configuración predeterminada", el psicólogo Jesse Bering descubrió que incluso ese escepticismo, que se muestra en incluso los adultos ateos, al enfrentarse a acontecimientos de enorme fortuna o desgracia, admiten implícitamente que "todo sucede por algo".
“Cuando nos enfrentamos a algo desastroso o sorprendentemente fortuito, se reducen nuestras creencias instintivas sobre un universo frío y aleatorio, aunque sea momentáneo. La maravilla, en cualquier forma, positiva o negativa, puede desbaratar nuestras opiniones obstinadas, permitiéndonos un breve retorno a la infancia” escribió Gooch.
Un estudio reciente de la Revista Internacional de Psicología de la Religión reveló que quienes no se identifican con ninguna religión no tienen menos anhelos espirituales que quienes asisten a la iglesia. Simplemente tienden a canalizar esos anhelos por otros medios, prefiriendo medios de descubrimiento personalizados a los que ofrecen las religiones tradicionales.
El autor concluye que, en otras palabras, la conciencia de Dios está muy vigente hoy en día. Las generaciones más jóvenes podrían necesitar ayuda para orientarla en la dirección correcta.
Afrimó que incluso, para aquellos que han asistido fielmente a la iglesia durante años, siempre existe la necesidad de volver a caer en el asombro de una segunda ingenuidad: volverse y ver el mundo como niños una vez más, recordando la belleza de la vida con Dios de una manera nueva.
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