Tres personas renuncian a la eutanasia tras neurocirugía para su dolor
Habían iniciado trámites para la muerte asistida, pero se arrepintieron tras una avanzada intervención que alivió su grave dolor crónico.
La Vanguardia · ESPAÑA · 17 DE JULIO DE 2024 · 08:00

Tres personas que habían iniciado los trámites para someterse a una eutanasia, se arrepintieron después de someterse a un tratamiento experimental para aliviar el dolor en el hospital del Mar de Barcelona en España.
Según reseña La Vanguardia, dos de estos pacientes ya se habían sometido a una primera neurocirugía para inhibir el componente sensitivo del dolor, pero no les había funcionado, es por eso que, como último recurso, los médicos propusieron una segunda neurocirugía de estimulación cerebral profunda.
La esperanza era que, con esta técnica, se conseguiría mitigar el dolor sin efectos secundarios importantes. La primera intervención se realizó en octubre de 2022 en un hombre de 64 años de edad que sufría dolor neuropático en el sacro como secuela de una lesión medular sufrida en un accidente de moto.
Antes de iniciar los trámites para la eutanasia, esta persona había hecho tres intentos de suicidio. Su calidad de vida mejoró tras la cirugía y paralizó la solicitud de muerte asistida, pero murió seis meses más tarde a causa de una neumonía, así lo informó Gloria Villalba, coordinadora del servicio de neurocirugía del hospital del Mar.
Las otras dos personas que se han sometido a la neurocirugía de estimulación cerebral profunda se encuentran mucho mejor y han descartado continuar los trámites para solicitar la eutanasia.
Los casos
Uno de los pacientes descrito con dolor neuropático como secuela de una intervención anterior para tratar un juanete, fue paciente a los 54 años de edad al momento de la neurocirugía en 2023.
La otra persona, cuyo dolor está asociado a una situación de estrés postraumático y le afecta a toda la cabeza, tenía 50 años cuando recibió el tratamiento de neurocirugía en noviembre del pasado año
“El dolor no desaparece tras la cirugía” -aclaran los galenos - “Pero al tratar el componente afectivo del dolor, deja de percibirse como insoportable”.
Se supo de una cuarta paciente de 58 años de edad, a quien se ofreció la neurocirugía porque sufría dolor neuropático facial como secuela de una intervención de cirugía estética, sin embrago, desestimó la propuesta y recibió la eutanasia.
La intervención
El medio internacional publicó que, durante la operación, se implantan electrodos en el cerebro que se conectan por un fino cable a una pequeña batería que se suele colocar bajo la piel de la clavícula. Esos electrodos, de 1,5 milímetros de diámetro, son para toda la vida.
La batería, que les envía los estímulos eléctricos para modular la actividad del cíngulo anterior, deberá cambiarse cada tres o cuatro años.
Durante el periodo postoperatorio, los pacientes toman un fármaco antiepiléptico por un mes para prevenir posibles crisis tras las intervenciones de neurocirugía.
El tratamiento neuroquirúrgico se complementa con terapia cognitiva conductual en el servicio de psiquiatría del hospital del Mar para abordar el componente cognitivo del dolor.
“Estas intervenciones neuroquirúrgicas están infrautilizadas e infrainvestigadas, y pueden ser prácticamente desconocidas en muchos hospitales. En consecuencia, no son opciones de tratamiento altamente recomendadas”, advierten, citando el artículo publicado en Neuromodulation según palabras de Gloria Villalba y el psiquiatra Juan Ramón Castaño, también del hospital del Mar.
Estos expertos reconocen que las evidencias que avalan la estimulación cerebral profunda para el tratamiento del dolor neuropático son limitadas. Pero en España la ley que regula la eutanasia requiere que los pacientes hayan agotado las opciones de tratamiento y no tengan perspectivas de mejora.
Tomando en cuenta este panorama, consideran que “los comités éticos deberían considerar detenidamente el papel de tratamientos con baja evidencia que han mostrado resultados positivos en algunas poblaciones de pacientes”, como es el caso de la estimulación cerebral profunda en personas con dolor neuropático refractario a otros tratamientos.
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