Ale Gómez, pastoreando en tiempos de pandemia

“No tenemos una terapia, es Dios el que sana el corazón. Las chicas abusadas no necesitan una religión, sino a Jesús en su corazón”.

10 DE JULIO DE 2020 · 13:00

La promoción en Instagram de la entrevista,Ale Gómez, Dominique Dudoc
La promoción en Instagram de la entrevista

Transcribimos la primera parte de una entrevista exclusiva a Ale Gómez, conocido líder de jóvenes que reside en Argentina. Al final pueden ver el video de la entrevista completa en Instagram.

 

Pregunta.- Hace un par de meses, hicieron el Jesus Fest , un evento multitudinario que se transmitió de forma online. ¿Cómo fue la repercusión? ¿Tuviste gente que te haya contado que no era cristiana pero que al sumarse al Jesus Fest decidió convertirse o que el encuentro le haya cambiado la vida?

Respuesta.- Íbamos a hacer un evento en Venezuela para esa fecha, que iba a ser nuestro segundo evento más grande de la historia, pero justo ahí vino la pandemia.

Ahí dije:  -“¿Por qué no hacemos un Jesus Fest, donde no tenemos que contratar ni escenarios, ni policías, ni baños, ni nada?”.

Así podíamos tener a Latino América junta en un evento que abarcara todos los lugares de habla hispana. Y ese fue el sueño.

Tuvimos 1 millón y medio de personas que se sumaron individualmente.

Es decir que hubieron al menos 3 millones de personas que lo vieron.

Ese día 5.500 jóvenes tocaron un botón, dieron su WhatsApp y recibieron al Señor. Esto fue sólo a través de la plataforma de CVC La Voz.

Entre todas las plataformas por las que se transmitió, Canal 27 y Enlace, aproximadamente unos 10 mil jóvenes recibieron a Jesús en su corazón.

Muchos también se inspiraron para hacer otros eventos online, como uno en Guatemala o el de Luis Palau.

 

P.- El hogar que ustedes tienen con Lali, tu esposa, donde reciben a niñas y mujeres abusadas o violadas, está funcionando increíblemente. ¿Cuándo fue que soñaste con Lali tener este hogar?

R.- El sueño comienza en la vida de Lali. Yo era el líder de jóvenes, de pronto, llega una chica nueva y tenía un montón de problemas. Ahí la conozco a Lali, una chica que había sido violada y abusada.

Empiezo a ver cómo ella cambia su vida, y a enamorarme de una chica que no era de la iglesia, que ya había tenido relaciones con varios chicos.

No tenía que ver con mi “modelo” pero me empiezo a enamorar del milagro que Dios podía hacer en la vida de una chica.

Así que nos casamos, no mucho después y ya empezamos a tener chicas víctimas de abuso, de violencia, hasta que mi casa se convirtió en una especie de “hogar”. Ya eran muchas y las llevábamos a la iglesia, que en teoría no se puede, porque habían sufrido un montón, pero después nos dimos cuenta que estábamos metidos en un lío gigante. Ahí supimos que teníamos que hacer un cambio, y así fue que nació la fundación.

Lo que les pasa a esas chicas es que van al hospital y no les creen. En la comisaría, generalmente, ni siquiera les van a tomar la denuncia.

Por eso la iglesia necesita ser un lugar donde contenga a la gente y no ir desde la bronca, el odio, la justicia, sino ir desde el perdón.

Hoy tenemos 40 chicas y ya 150 han pasado por nuestros hogares, todas necesitan conocer el perdón, necesitan conocer a Jesús, perdonar a sus victimarios y soltar eso. Porque posiblemente en la Justicia, sólo el 5 % va a tener justicia, el otro 95% no.

Por eso, con más razón, hay que enseñarles a amar y a perdonar desde el corazón. Yo creo que la gran solución es esa. Acá cuando vienen les decimos que se trata del proceso de amor de Dios, a lo que nosotros llamamos pedagógicamente “teoterapia”. La idea es que las chicas tengan una terapia del amor de Dios, que lean Su Palabra, que canten Sus canciones. Con Lali, que es la gran impulsora de esta locura, vemos cómo respetan la teoterapia.

Vienen chicas a veces ya tomando pastillas, medicadas por algún psiquiatra, porque vienen con algún problema grave. Cuando conocen el amor de Dios, dejan las pastillas al instante.

Los médicos psiquiatras las vuelven a ver y se preguntan, ¿pero qué, ya no les damos nada? ¿Ya no tienen ninguna secuela psiquiátrica? No lo pueden creer.

De ahí van al psicólogo, y los psicólogos quedan con la boca abierta. ¿Cómo hacen ustedes, qué terapia tienen ustedes para que esta chica no sienta más dolor de aquella herida que le ocasionó el abuso? Y le digo, ninguna.

No tenemos una terapia, es Dios el que sana el corazón.

Estas chicas no necesitan una religión, necesitan a Jesús en su corazón. Dos horas de Domingo no bastan. A veces una persona que fue violada y abusada necesita familia, abrazos, tiempo, contención. Pero esa contención siendo sólo de dos horas a la semana, es poquísimo. Necesitan familia y eso somos.

Mis hijas son hijas del corazón y dos de ellas viven con nosotros, han salido de estos hogares y ahora las dos trabajan con nosotros, nos ayudan en los hogares.

Estoy feliz porque Dios trae luz y les regala lo mejor a las chicas.

Para los que me están leyendo, engánchense a cambiar el mundo de a una persona. No cambien el mundo de a miles, o algunos me ven a mí y creen que van a llenar estadios, y yo les diría que no se preocupen por llenar estadios, eso lo hace Dios, son milagros de Dios. Pero cambiar la vida de una persona, todos podemos encargarnos de una. Todos podemos encargarnos de una, y podemos cambiar este bendito mundo que necesita de ángeles como vos y yo para bendecir una generación.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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P.- Las chicas que están en el Hogar, ¿todas se terminan convirtiendo, o hay algunas que vos las ayudás, las acompañás, y después te agradecen por la ayuda que les diste pero prefieren no seguir en la fe? ¿ No es muy difícil eso para ustedes?

R.- No, porque desde el minuto uno, lo que les damos con Lali a esas chicas es amor, no les hacemos un intercambio. No les decimos que las amamos, si creen en Jesús, o si vienen a nuestra iglesia. El amor es incondicional.

Nosotros amamos porque Jesús amaba. Y amamos en serio: la vida, la casa, la comida, la ropa, todo.

Lo que nosotros queremos es que conozcan a Jesús, conozcan Su Amor, y el amor de Jesús es incondicional.

Y cuando nos dicen que no quieren a Jesús les decimos que para triunfar y para que les vaya bien, todo lo que tenemos es a Dios, no tenemos otra receta.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - - Ale Gómez, pastoreando en tiempos de pandemia